Después de una habilidosa huida el pasado jueves en Barcelona al más puro estilo David Copperfield, el expresidente y dos veces prófugo de la justicia Carles Puigdemont ha reaparecido este fin de semana desde su domicilio en Waterloo para cargar contra todo y contra todos y presentarse a los ojos del mundo como una víctima, un mártir del sistema.
El líder de Junts ha cargado contra todas las instituciones que ha podido durante estos días: desde los jueces españoles a los Mossos d'Esquadra, pasando por el nuevo tripartito que gobierna en Cataluña desde el sábado y la Consejería de Interior catalana.
Para Puigdemont, el Poder Judicial "no tiene interés por hacer justicia" sino por "hacer política", el nuevo tripartito pretende "estigmatizarlo" porque es "molesto" para el nuevo modelo y los Mossos han "desatado una ola represiva" contra él.
Este domingo, Carles Puigdemont, ha dado un giro de turca más a través de las redes sociales. En X —antigua Twitter— ha lamentado que exista "otra operación Jaula en marcha" contra él. Se trata, según el prófugo, de una segunda fase que tenía "igualmente prevista" en el caso de que no consiguiesen capturarlo en Cataluña esta semana. Además, hay una "narrativa" que en los últimos días pretende "encarcelar al independentismo" y "dejar libre el camino para el aplanamiento total de toda reivindicación nacional", según él.
Se trata de una reclamación que ha hecho a través de esta red social, en la que ha asegurado que hay un "cerco al independentismo", al que se pretende "estigmatizar" desde los medios de comunicación "para presentarlo como prescindible y molesto en la estrategia del gran cambio de hoja que pretende el acuerdo tripartito": "La narrativa que estamos empezando a ver sería exactamente igual, quizás menos rabiosa y más paternalista, pero con idénticas intenciones estratégicas", se ha quejado Carles Puigdemont en X.
Ante los rumores de que no había salido de España, el exdirigente ha decidido enseñar su casa de Waterloo (Bélgica) en TV3 en la tarde del sábado. Así ha demostrado que ya había abandonado Cataluña después de su mitin en el Parque de la Ciutadella y ha asegurado que eso demuestra que tiene "la capacidad para entrar y para salir" en España a su antojo y "desafiar" así al Estado, al cual ha tachado de "opresor".
"Yo no he ido a Barcelona a entregarme", ha explicado el expresident. "Activamos un plan que nos parecía imposible, que no daba muchas posibilidades de éxito, y yo estaba convencido de que podía acabar fácilmente detenido", ha dicho Carles Puigdemont. Pero ha destacado que, "si salía bien", ese plan le permitía demostrar la fuerza de sus objetivos.