Cataluña

Collboni imita la ofensiva lingüística de Illa y gastará 4 millones en una Oficina del Catalán

El alcalde pondrá en marcha un plan con 68 medidas, que incluyen instaurar un Día de la Lengua o campañas en comercios, y que podrán comportar sanciones

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni durante la concentración de entidades y asociaciones con lectura del manifiesto 'Por un envejecimiento digno' EP

La reciente encuesta de Servicios Municipales de Barcelona ha dado a conocer que el uso del catalán como lengua habitual en la ciudad ha descendido ligeramente, pasando del 37% al 36%. Este dato, que se centra en el uso y no en el conocimiento de este idioma, fue esgrimido en el último pleno por Junts (TriasxBCN) para presionar a Jaume Collboni con la cuestión lingüística: "¿Qué más tiene que pasar para que este Gobierno adopte medidas?". La exigencia se produjo, además, en la misma semana en la que los neoconvergentes cargaron contra el alcalde porque en el piromusical que clausuró la Mercè —y cuya selección corrió a cargo de la cantante Rosalía— solo una de las 15 canciones era en catalán.

La respuesta de Collboni consistió en tranquilizar al concejal nacionalista anunciando que, siendo consciente de la "situación de la lengua" en la Ciudad Condal, su Ejecutivo ya había puesto en marcha la creación de una Oficina del Catalán dotada con cuatro millones de euros. Este centro, como reconoció Collboni, formó parte de los acuerdos con Esquerra Republicana por su posible entrada en el Gobierno municipal —ahora en 'stand by'—. Sin olvidar que el anuncio de su activación coincide, además, con la voluntad del Ejecutivo municipal de granjearse el apoyo a los presupuestos de ERC y Comunes, en los que el PSC jugó la baza del catalán.

En cualquier caso, el alcalde desveló que la recién creada Conselleria de Política Lingüística de la Generalitat —que defiende desobedecer las sentencia del 25% de castellano escolar y enviar profesores 'in situ' a los comercios para enseñarles catalán— era el "camino a seguir". Y precisó que la Oficina iría acompañada de 68 acciones para priorizar el idioma de Pompeu Fabra sobre el castellano. Estas "acciones" fueron diseñadas por el Gobierno de Ada Colau pocos meses antes de los comicios municipales de mayo de 2023, pero su materialización quedó pendiente del Ejecutivo que saliera de ellos.

Llamativamente, el PSC se ausentó en aquellos días de su presentación y dijo desconocerse su contenido, mientras los comunes aseguraron que los socialistas los suscribían. Ahora, sin embargo, una vez en el Gobierno, Collboni no teme defender si tapujos un plan que podría haberle enajenado al votante tradicional socialista, mayoritariamente castellanohablante. 

Tal y como fue concebido dicho plan, su objetivo es "vincular la identidad barcelonesa con el catalán" a través de acciones como instaurar un Día de la Lengua, campañas en el metro y comercios, exigir a los monitores y entrenadores deportivos que lo hablen o asegurarse de que universitarios o médicos extranjeros lo utilicen. Y aunque el programa no contempla multas directas, sí prevé atender posibles discriminaciones lingüísticas que pueden terminar en sanciones.

El continuismo de Collboni con las políticas lingüísticas de Colau —coincidentes con las del nacionalismo catalán— se ve así redoblado, pero no es nuevo. A principios de año, por ejemplo, el consistorio aprobó que a partir de 2025 la lengua catalana sea requisito para conceder subvenciones. Sin contar con que, por las mismas fechas, fueron despedidos el cocinero del Área de Alcaldía y de un músico sevillano de la banda municipal —a pesar de que llevaban décadas en el cargo— por no poseer el C1 de catalán (correspondiente al nivel alto).

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