Hace apenas medio año, Barcelona fue elegida por la consultora Mercer como una de las 50 ciudades con mejor calidad de vida del mundo. En concreto, este índice situaba a la Ciudad Condal en el número 48, y lo hacía en base a aspectos prácticos de la vida diaria de sus habitantes. Sin embargo, a día de hoy, la crisis de la vivienda desatada en la capital catalana hace difícil concebir una vida plácida para el barcelonés medio, sobre todo si es joven. Y es que distintos barómetros conocidos en los últimos días muestran que el coste de la vivienda ha aumentado sin frenos, complicando enormemente su acceso para la mayoría de su población.
Así, el pasado lunes conocíamos gracias a un informe de la Cambra de Propietat que la oferta de alquiler permanente en Barcelona ha caído drásticamente en un 66% desde 2019. Ello se debe tanto a que se ha reducido este número de inmuebles como al aumento del alquiler de naturaleza temporal. De esta manera, la Cambra ha detectado que éstos últimos se han incrementado en un 46%, mientras que los permanentes han descendido un 66,43%. Y respecto al total de viviendas, el portal Habitaclia demuestra que han caído en el primer trimestre del año en 3.902 respecto a 2019, lo que representa un desplome del 51,71%.
Pero la compra de un piso no resulta menos ardua. Según las cifras dadas a conocer por Tinsa este martes, el precio de la vivienda en la capital catalana se ha disparado en un 5,1% en el tercer trimestre de 2024, alcanzando el metro cuadrado el valor medio de 3.849 euros —ello sitúa a Barcelona cada vez más cerca de Madrid, donde el coste supera los 4.000—.
Semejantes precios, de acorde al portal inmobiliario Pisos.com, hacen que el esfuerzo por adquirir en propiedad una vivienda en Barcelona sea un 75% mayor que en Cataluña y el doble que en el resto de España. No en balde, en esta ciudad comprar un piso requiere de un ahorro de 140.000 euros —lo que equivale al 30% del coste de una vivienda de unos 90 metros cuadrados—. Este esfuerzo —que los expertos catalogan como "irrazonable"— se ha incrementado en un 16% respecto al año anterior, lo que supone unos 20.000 euros adicionales.
Entre los mayores damnificados del drama habitacional figuran los jóvenes: sus condiciones laborales, más precarias, apenan les permiten pagar alquileres tan onerosos. Lo que, a su vez, merma su capacidad de ahorro y aleja aún más la posibilidad de comprar una propiedad. Con ellos en mente, el Ayuntamiento de Barcelona ha aprobado un plan de choque que rescata el 'Plan 500', en aras de que puedan alquilar por menos de 500 euros, y reformula el bono joven de Sánchez.
No obstante, las voces críticas advierten de que estas políticas son las que nos han conducido al panorama actual. Pese a que la Generalitat presumía recientemente de que el tope al alquiler había reducido un 5% en las áreas tensionadas de la ciudad, la Cámara de Propiedad Urbana de Barcelona advertía que éste ha hundido la oferta en ellas en un 15%. Y el portavoz del PP en Barcelona, Juan Milián, ha recordado que durante el mandato de Ada Colau —que se despidió la semana pasada del consistorio— los precios se encarecieron un 30%, convirtiéndose con Collboni en los más caros de la historia. Para Milián, la solución consiste en no "criminalizar" al propietario sino en ofrecerle más "seguridad jurídica", así como por facilitar la construcción, tanto privada como social.
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