La batalla electoral por el relato del campo en Cataluña llega a Bruselas. En pleno trámite de investigación a Carles Puigdemont en la capital de la Unión por sus lazos con Rusia y mientras se abre el proceso para ahondar en la avalancha de denuncias contra la Ley de Amnistía, al líder de Junts se le ha abierto otro frente con la revuelta de los payeses catalanes. A un año para las elecciones catalanas y en plena tensión del sector primario, cuyos tractores han llenado las calles de Barcelona, la eurodiputada de ERC, Diana Riba, ha expuesto las políticas del voto de Junts en la Eurocámara, denunciando que no protegen a los agricultores votando a favor del libre comercio con terceros países y que "generan competencia desleal".
Tema parlamentario de la semana
Una acusación que también hizo el conseller de Acció Climática, David Mascort, a Junts en plena sesión de control en el Parlament este miércoles y hablando de los márgenes de beneficio de los agricultores. "Uno de los problemas es la competencia desleal. Tenemos que votar lo que decimos. Ayer mismo se votó una enmienda en la Eurocámara para cancelar acuerdos perjudiciales con diversas regiones del mundo y no la apoyaron", explicó Mascort. La falta de protección de la UE a los agricultores europeos frente a productos importados por cuyos precios no pueden competir ha sido una de las quejas más extendidas estos días por los agricultores.
La enmienda en sí, como destacó Riba, que ha entrado en 'modo campaña' realizando videos en X y explicando la problemática, es la 164 propuesta por el Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea en el Parlamento Europeo y que obligó a los grupos a posicionarse. Era una enmienda que defendía la necesidad de "limitar los márgenes de los grandes minoristas y llevar a cabo una reforma profunda de la Política Agrícola Común (PAC) para apoyar a quienes deseen avanzar hacia un modelo productivo alternativo libre de intereses agrícolas industriales y productos que son peligrosos para los agricultores y consumidores". En su segunda parte, defiende que hay que poner fin "inmediato" a los acuerdos de libre comercio que empujan a agricultores "a los estándares sociales y ambientales más bajos para mantenerse al día con las injustas normas internacionales". En la votación del pasado 7 de febrero, Junts se abstuvo y el PSOE votó en contra.
Riba también ha deslizado que los de Puigdemont han votado a favor de un acuerdo en este sentido con Chile, un acuerdo que ERC votó en contra al no ser, a su juicio, positivo para el sector primario, ni para el clima ni para la justicia social. "Sí para las grandes corporaciones". Junts también está a favor, según las enmiendas que ha respaldado, de cerrar lo más pronto posible el acuerdo de Mercosur, que incluye Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.
Posicionamiento de Puigdemont
La polémica ha obligado a Puigdemont a posicionarse ante la presión de los republicanos. "Construir buenas relaciones comerciales con otras democracias es clave para que nuestro sector agroalimentario pueda comerciar sin sobresaltos" y ha remitido la explicación de su grupo parlamentario en la Eurocámara donde explican que se necesitan acuerdos con Chile o Mercosur para que Europa tenga acceso a materias primas y para reducir la dependencia de China. "Sin ellas será muy difícil alcanzar los objetivos climáticos, y esto aumentará el riesgo de sequías, perjudicando gravemente al campesinado catalán". En este sentido, su estrategia es que Cataluña necesita a los países de América Latina porque son gobiernos con los que tienen intereses comunes, también con los que trabajar conjuntamente en un futuro.
"Mantener una alianza es fundamental para Cataluña desde un punto de vista geopolítico".
Mientras sigue el descontento en el campo y los grupos parlamentarios se han comprometido a revisar las restricciones del agua e impulsar la racionalización de la burocracia, la batalla por el relato del campo también se libra entre los grupos independentistas y genera otra brecha más entre ERC y Junts. Y no solo a un año de las catalanas, sino a cuatro meses de las elecciones europeas. También es un pulso a contrarreloj por ganarse el voto agrícola, como también lo hace la ultraderecha.
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