ERC quiere frenar el terremoto político que ha causado la detención de Carles Puigdemont por parte de la justicia italiana. A la espera de cómo se desarrollen los acontecimientos -si finalmente el ex mandatario catalán es o no entregado a España-, la dirección 'republicana' no está dispuesta a poner fin a la legislatura ni a romper los puentes con Pedro Sánchez, apuntan las fuentes consultadas por Vozpópuli.
Si el entorno de Junts per Catalunya ha aprovechado la nueva coyuntura para cuestionar que el "diálogo" con el Estado sea factible en una nueva demostración de "represión" por parte del Tribunal Supremo, en ERC piden cautela. "Ni en Moncloa ni en el Palacio de la Generalitat interesa quemar esta etapa de negociación tan rápido", apuntan las fuentes consultadas. "Se mantendrá el diálogo, eso sí, con mucha gesticulación", remachan.
Tanto el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, como ERC, reaccionaron a la detención de Puigdemont pidiendo "amnistía y autodeterminación" a través de las redes sociales. Pero a nadie se le escapa que uno de los asuntos que ocupaba las conversaciones de Sánchez y Aragonès era el papel de verso libre del ex mandatario catalán y la presión que ejercía contra la Mesa de diálogo.
La estrategia de JxCat hace tiempo que pasa por boicotear estas cumbres bilaterales, y desde ERC asumen que será Moncloa quien más afectado se verá del desenlace judicial de Puigdemont: una posible entrega de Puigdemont a España elevaría la tensión entre los socios en el Ejecutivo catalán y sus relaciones con Madrid. Al mismo tiempo, la liberación por parte de las autoridades italianas sería una nueva oportunidad de los sectores de JxCat para desautorizar cualquier negociación con un Estado "que no respeta las sentencias judiciales".
Desconfianza entre ERC y JxCat
Desde JxCat también desconfían de que ERC esté dispuesto a romper la Mesa de diálogo: "Si Puigdemont es entregado, ERC sigue con el diálogo y JxCat no deja el Govern habrá turbulencias entre la militancia".
La corriente de JxCat más próxima a Puigdemont hace tiempo que amaga con la posibilidad de abandonar el Ejecutivo catalán si ERC no cumple con la agenda rupturista, y aunque la división entre ambos partidos es cada vez más notoria, también hay núcles en el espacio de los posconvergentes que empujan por mantenerse en el poder para no ceder terreno a otros partidos, como el PSC, que estarían dispuestos a apoyar a ERC en aras de la gobernabilidad.
Respecto a las hipótesis de que Puigdemont haya forzado su entrega para calentar el próximo 1 de octubre y obligar a ERC a volver a la vía unilateral, JxCat niega esa posibilidad: "Su retorno no aporta demasiado, en el partido se ha asumido que es el presidente en el exilio y eurodiputado".
En paralelo, desde la dirección del partido de Junqueras siguen con la tónica de que la "alternativa" a una gobierno entre PSOE y Unidas Podemos es peor para sus intereses. Esta estrategia solo puede variar si la tensión en Cataluña entre socios dinamita el Govern y la opinión pública fuerza a ERC a redirigir el rumbo. Por el momento, y a la espera de cómo evolucionen los acontecimientos, apuestan por mantener el diálogo hasta que dé algún resultado. La posibilidad de que se agoten las respectivas legislaturas -en Cataluña y en el conjunto de España- sin haber alcanzado ningún acuerdo y con el riesgo de que la "derecha" ocupe la Moncloa sigue siendo, para ERC, el escenario menos esperanzador.