Cataluña

ERC teme que la militancia eche por tierra el acuerdo con el PSC y lleve al partido al colapso

Marta Rovira mantiene firme el mástil de su partido pero presiona para lograr hitos económicos y colgarse un galón que permita rebajar los ánimos entre la militancia más radical de sus filas

Geometría muy delicada para Marta Rovira. La secretaria general de ERC busca atar un acuerdo con el PSC antes de que finalice el mes, es decir la semana que viene, para poner coto a Carles Puigdemont y lograr avances significativos que validen la gestión política de su partido en medio de una intensa crisis interna. Ya ha tenido varios encuentros presenciales con la mano derecha de Salvador Illa, Lluïsa Moret, con quien se reta en un pulso para acordar un pacto fiscal inminente para Cataluña. La líder republicana mantiene firme el mástil de su partido pero presiona para lograr hitos económicos y colgarse un galón que permita rebajar los ánimos entre la militancia más radical de sus filas.

Para la dirección de ERC el principal interés es lograr una "financiación justa y singular", así como la "soberanía fiscal" para poder recaudar todos los impuestos que reviertan en políticas sociales, tal y como ha podido saber Vozpópuli. Es lo que la líder reclama a Illa antes de levantarse de la mesa de negociación, aunque el ultimátum es contundente. Sin embargo, quedan muchos escollos que salvar entre ambos bandos a pesar que, a nivel oficial, el PSOE se muestra esperanzado en que Illa sea investido con el apoyo de ERC y proseguir la legislatura. Los socialistas siempre han mantenido el desarrollo fiscal dentro del Estatut y siguen cerrándose en banda a la existencia de un cupo catalán que saque a la autonomía del régimen común.

Ahora, la principal preocupación es que los avances no salten por los aires por falta de un consenso interno, ya que el partido se encuentra profundamente dividido y la confianza de la militancia brilla por su ausencia. Con Oriol Junqueras al margen de la línea directiva y recaudando apoyos para revalidar su mandato a la presidencia del partido, el regreso de Marta Rovira a Cataluña busca consolidar también los frentes republicanos y retejer las bases para someter los acuerdos a su valoración.

Frentes dentro de la militancia

Si bien es una tarea profundamente complicada: por un lado el colectivo primer d'octubre, el ala de vía unilateral, defiende y critica frontalmente que Salvador Illa sea investido con los apoyos de ERC por ser representante del 155. Gran parte de la militancia de Lleida, además, también está en contra del pacto con los socialistas. Por otro lado, las juventudes republicanas consideran que un acuerdo fiscal no sería suficiente y que también habría que avanzar hacia el referéndum de autodeterminación como prioridad en la agenda de las conversaciones.

Rovira sabe que basta un paso en falso para que la caja de pandora vuelva a abrirse y se libere la guerra civil en ERC, más aún tras el escándalo de los carteles contra los hermanos Maragall por el alzheimer de Pasqual. Por eso su guiño a la militancia ha sido una prioridad en su regreso: la líder convocó asambleas territoriales del 17 de junio hasta el 15 de julio para dar a conocer el estado de las negociaciones. En la última, coincidiendo con intensas conversaciones con los socialistas, Rovira apareció de forma presenciar en el espacio de las Cotxeres de Sants acompañada por la consellera de Territori, Ester Capella, con el vicesecretario de coordinación, Oriol López y el vicesecretario de comunicación, Oriol Duran, para explicar los avances y resultar convincente. Es en este punto cuando ERC acordó este jueves el traspaso de la infraestructura de la R1 el próximo enero y de la R2 y R3 antes de diciembre de 2015.

Precedente de Barcelona

Sin embargo, a pesar de las pruebas de avances, la militancia cuenta con el precedente del pacto del ERC y el PSC en Barcelona, que no pudo validar por, según la versión oficial, el exceso de afluencia el día de la votación. Sin embargo ERC pospuso el sufragio el pasado 13 de junio por la tensión interna que despertó la decisión. Un precedente que añade más tensión ante el escenario hipotético en el que se convoque una votación sobre la investidura de Salvador Illa, que genera mucha desconfianza dentro de las bases y que es el principal reto de la 'argamasa' Rovira.

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