Pronto hará diez años que Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, prometió que él y sus compañeros de partido solo estarían en la política española 18 meses más. "En 18 meses dejaré mi escaño para regresar a la República Catalana", afirmó, mientras el Govern de Junts pel Sí, liderado por Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, preparaba el referéndum unilateral de independencia de 2017. Nueve años después, Rufián sigue en su escaño de la Cámara baja. Cobrando 113.468,60 euros anuales. Pero ese sueldo tan elevado se le puede acabar si, en el congreso extraordinario de ERC de finales de noviembre, no gana la candidatura de Junqueras. El resto de candidatos no comparten su forma de trabajar y apuestan por cambiar de portavoz en Madrid. Ni 'Nova Esquerra Nacional', que apostaría por su número dos, Teresa Jordà, ni 'Foc nou' ni 'Recuperem ERC' quieren que siga. En los últimos comicios, los de verano del 2023, se dejó casi la mitad de los escaños y de los votos.
Desde la moción de censura y el ascenso al poder del PSOE de Pedro Sánchez, en 2018, la complicidad de Gabriel Rufián con los socialistas ha sido total. Aun subiendo el tono de voz en alguna ocasión contra el presidente o los ministros, más por una cuestión de competición política con su principal adversario, Junts, que por convicción propia, Rufián ha entrado y salido de la zona de Gobierno del Congreso, el despacho que usan los ministros y los altos cargos del PSOE y de Sumar, "como uno más de ellos". Es en este reservado, en la entrada del largo pasillo que da acceso al hemiciclo del palacio de la Carrera de San Jerónimo, dónde Gabriel Rufián ha tranquilizado a los sucesivos portavoces socialistas y a los ministros de turno, garantizando el voto favorable de ERC a sus medidas. Aunque desde Calabria, sede de ERC en Barcelona, la opinión no fuera compartida.
Las críticas hacia la actitud que ha adoptado Rufián en los últimos años, en su partido, llegan precisamente por esa cercanía que ha establecido con los dirigentes del Partido Socialista. Una complicidad que, en palabras de una diputada de ERC en las Cortes, "va más allá de la estrictamente necesaria por la cortesía parlamentaria". En alguna ocasión, entre los dirigentes de su partido, han bromeado con el hecho de si "Rufián se está buscando una salida profesional" al calor del PSOE y de Podemos. Pues con los morados, particularmente con Pablo Iglesias e Irene Montero, tanto durante su etapa en el Gobierno como posteriormente, el diputado por Barcelona ha mantenido también una relación muy amigable. No así con la actual vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, a la que no ha dudado de atacar siempre que ha tenido oportunidad para hacerlo.
Vida en Madrid
Las bromas de sus compañeros de partido, sobre la posibilidad de estarse buscando un futuro fuera de la política, no son baladí. Pues Rufián, que además de ser diputado en el Congreso es concejal en el ayuntamiento de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), hace vida prácticamente siempre en Madrid. Fue en el Congreso donde conoció a su actual pareja, siendo ella la jefa de prensa del Partido Nacionalista Vasco (PNV), y tras pasar por el altar tuvieron un hijo en común -el segundo del político-. Desde la consumación de esta relación, "sus viajes a Barcelona son menos frecuentes", explica otro compañero del parlamentario, y básicamente siempre para atender a sus obligaciones en las reuniones de la dirección de ERC o cuando hay actividad municipal en el ayuntamiento que representa. También se escapa algunos fines de semana para ver a su otra hija, que reside con su anterior pareja en Cataluña.
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