Malos tiempos para el Consell per a la Republica, el 'Gobierno paralelo' del líder de Junts, Carles Puigdemont. El órgano aglutinaba un espacio de presión para culminar el 'procés' apenas aguanta voces críticas internas con la mano de hierro del expresident, que fue reelegido a la cabeza del Consell hace un mes con el 92% de los votos pero con una participación del 10% del total del censo. Actualmente hay alrededor de 90.000 personas inscritas al censo y ha pasado sus peores momentos durante las negociaciones para investir a Pedro Sánchez cuando Puigdemont decidió disolver la Asamblea de Representantes. Eso generó claras desavenencias del sector más radical del órgano, que se oponía a investir al líder del PSOE e incluso lanzó un comunicado interno a finales de agosto donde criticó al ahora candidato de Junts a la Generalitat de Cataluña por haber actuado de una manera "prepotente y española".
Tras la investidura de Pedro Sánchez y las consecuentes concesiones del PSOE a ERC y Junts, entre los que destaca la amnistía, se siguen sabiendo nuevas pistas sobre la opacidad de este órgano. La Guardia Civil reveló, como publicó este medio, que el 'Gobierno paralelo' de Puigdemont nació vinculado a una fundación que se habría empleado como instrumento de esta entidad del expresidente catalán a la par que habría servido también para financiar sus actividades. Así lo concluye la Guardia Civil tras analizar las escuchas y teléfonos de dos empresarios a los que se les investigó al inicio de las pesquisas contra la plataforma de Tsunami Democràtic.
En esta coyuntura, la fragancia personalista de Puigdemont no solo está permeando la candidatura de Junts, donde el expresidente de la Generalitat acapara todo el espacio, sino también se deja oler en la nueva hoja de ruta del Consell. Este viernes, el órgano ha lanzado un comunicado en el que justificaba, aún, su existencia. "Mientras la negociación en el Estado no culmine con el reconocimiento del derecho de Cataluña a la autodeterminación, la confrontación democrática, en paralelo a esta negociación, seguirá siendo legítima y necesaria".
El órgano ha defendido que su lucha en el exilio fue lo que permitió la creación de esta plataforma, en la fase de "deriva de la autoridad del Estado" y de la "implacable persecución política y penal del movimiento independentista". El exilio, defienden, les ha legitimado como voz legítima para el "mandato del 1-O" y además han contado con las "bases materiales" para estar fuera de Cataluña y desplegarse. Han podido, así, "internacionalizar" el conflicto.
Defienden también que desde 2018, han luchado para la confrontación democrática y que lo han hecho por dos vías: la confrontación pacífica, "basada en el ejercicio de los derechos civiles y la política por parte de la sociedad civil y en la obediencia de las instituciones catalanas a las mayorías democráticas del Principado". Y hace un alto en el camino. De forma sutil y casi incluso elegante, mete la cuña de la materia que da pie al titular del comunicado: "cambio de hábitat". En efecto, el Consell, ese órgano que aglutinaba todas las voces de la calle secesionista desde Ómnium a ANC afirma lo siguiente: ahora, "con un referéndum acordado, que partiera de una amnistía como premisa y que tuviera una mediación neutral" el escenario es distinto.
De un lado, afirman, se hace posible el regreso de los exiliados próximamente y se le "resta protagonismo al relato de la confrontación. Son hechos que no podemos ignorar". En este sentido, el órgano afirma que existe un cambio radical de contexto sin exilio y sin confrontación. Apunta, entonces donde abren una nueva etapa, tras reunirse en la Asamblea Territorial con Puigdemont en Elna este viernes.
Ahora tienen dos objetivos. Primero "condicionar la negociación con el Estado para que el independentismo tenga un referéndum acordado y, con ello, una movilización civil, una confrontación democrática y pacífica para acompañar una negociación que, sin una sociedad civil y unas actividades, tiene menos opciones de prosperar. Y, por otro lado, preparar el "futuro de la negociación si esta fracasa". Expresan que ya "dibujan la confrontación futura" y legitimada. Este nuevo capítulo pasa por fortalecerse en los consejos locales, crecer en número de registros, trabajar para la unidad estratégica del independentismo, "poner el embrión" de las futuras estructuras de Estado y continuar internacionalizando el conflicto.
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