Cataluña

El acoso a ERC y las peleas entre ultras marcan una Diada bajo mínimos: 70.000 personas

Las distintas facciones del separatismo se atacan entre sí mientras ignoran al PSC, que en esta edición se ha librado de los pitidos de anteriores ediciones

Todo indicaba que la Diada no iba a cumplir las expectativas de un movimiento más dividido que nunca. Y así lo han refrendado las cifras aportadas por la Guardia Urbana, según la cual las cinco marchas que han recorrido Cataluña -Barcelona, Tarragona, Lérida, Gerona y Tortosa- solo han logrado reunir en total a 70.000 personas (60.000 de ellas en la capital catalana, la marcha más emblemática). Muy lejos, pues, de las masivas Diadas de finales de la década pasada, que congregaban a un millón de asistentes.

La presencia de Esquerra en la manifestación de la Diada -después de que se ausentase en la marcha de 2022 por desavenencias con la ANC- se preveía conflictiva tras sus pactos con PSOE y PSC. Y el vaticinio se ha confirmado, pues los gritos y abucheos contra la formación por parte de agitadores secesionistas han vuelto a repetirse.

Uno de los episodios más violentos lo ha sufrido cuando en un acto en que intervenía la concejal y presidenta de la federación barcelonesa de ERC, Eva Baró, unos 20 radicales la han interrumpido lanzando botes de humo negro y al grito de “Libertad Abel”. Se trata de un manifestante secesionista condenado a tres años y nueve meses por lanzar por las escaleras del metro a una persona que portaba una bandera española. Baró se ha visto obligada a abandonar el escenario después de que uno de los botes, lanzado desde detrás de las vallas, impactase a su lado y originase pequeñas llamas.

Durante la tradicional ofrenda floral al monumento de Rafael Casanova, los republicanos han sido recibidos esta mañana por los asistentes al grito “botiflers” (traidores a la patria) y “vendidos”. En cambio, en la ofrenda protagonizada por Ios socialistas -la primera desde que es president- no se han escuchado pitidos ni insultos, como ocurría invariablemente durante los años duros del procés-.

Los republicanos ya recibieron su primera reprimenda pública anoche, durante otra ofrenda floral en el Fossar de les Moreres -lugar emblemático para la facción radical del separatismo-. Allí, entorno a la medianoche, unos 200 activistas lanzaron gritos y silbidos a la llegada de los representantes de ERC y sus juventudes, Jovent Republicà, que portaban antorchas y una corona de flores. Por su parte, los miembros de Junts que acudieron al homenaje una hora antes fueron recibidos sin reprobación alguna.

Mucho más conflictiva, no obstante, fue la visita de la formación de ultraderecha separatista, Aliança Catalana. Durante la misma, se desencadenó una trifulca entre las juventudes de la CUP, Arran, y los ultras del partido de Sílvia Orriols. El rifirrafe comenzó cuando un grupo de unos treinta radicales de AC depositaron un ramo de flores en el Fossar, que fueron interrumpidos por los ultras de Arran al grito de “Fuera fascistas de nuestros barrios”. Tras los gritos y forcejeos, los Mossos d’Esquadra y agentes de paisano separaron a los radicales de ambos grupos.

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