Cataluña

La guerra total en ERC abre una crisis de confianza en la militancia que votará en noviembre

Las acusaciones cruzadas sobre la autoría de la B alimentan el recelo de los militantes, a la espera de una investigación

Durante la etapa álgida del 'procés', se repitió que el secesionismo descansaba en gran medida en un acto de fe. Aunque sus seguidores no dispusiesen de datos que avalasen que en una Cataluña separada de España vivirían mejor -más bien, todo lo contrario-, decidieron comprar a ciegas las ficciones de sus líderes, chocando luego abruptamente con la realidad. Ahora, la militancia de Esquerra Republicana convocada a votar en el congreso de noviembre, deberá acopiar grandes dosis de fe antes de votar por uno de los candidatos. Y es que las plataformas mayoritarias, la 'junquerista' Militancia Decidim y la 'rovirista' Nova Esquerra Nacional se han lanzado a una guerra total a cuenta de la estructura B, acusándose mutuamente de su autoría. Por lo que los militantes deberán depositar su papeleta sin saber a quien creer.

 

Las hostilidades entre ambas candidaturas -las únicas con posibilidades reales de ganar- se recrudecieron el martes pasado. El informe de la investigación interna llevada a cabo por el responsable de Cumplimiento, Xavier Mombiela, sostenía que Oriol Junqueras fue informado de la existencia de un equipo en la sombra dedicado a la guerra sucia. Un hecho que desmentía al exvicepresidente catalán, que siempre ha negado estar al corriente de la B y que mantiene que se enteró de todo a través de la prensa. Además, el documento apuntaba como principal responsable de la trama -que no ideólogo- al exdirector de comunicación Tolo Moya. Este, a su vez, cargó contra unas pesquisas diseñadas para "taparse todos" y apuntó al exvicesecretario de comunicación Sergi Sabrià como verdadero cerebro del asunto.

 

Pero el cruce de acusaciones no terminó ahí. Horas después, el exlíder en Barcelona Ernest Maragall, se mostró escéptico con el hecho de que Junqueras desconociese la autoría de, entre otras acciones, los carteles 'fake' contra él -que le acusaban de padecer Alzhéimer como su hermano Pascual-. Y, en nueva vuelta de tuerca, sorprendió a todos señalando a Junqueras como responsable de otra campaña de la B: la del monigote con el rostro del 'exvicepresident' colgado de un puente cercano a su casa. "El origen del muñeco no es Calabria [sede de ERC] sino Sant Vicenç dels Horts [pueblo de Junqueras]". Una madeja que terminó de enredar la alcaldesa de esa localidad, Mayte Aymerich, rechazando que Junqueras fuese el artífice del monigote: "Yo creo saber quién y de dónde proviene y cuando tenga pruebas las aportaré".

 

A todo esto, Marta Rovira, en su descarnado discurso de despedida ante la militancia del pasado lunes, pidió disculpas en nombre de Esquerra por los 'carteles fake'. Y ello pese a que Rovira, como Junqueras, había afirmado no tener constancia de una estructura paralela, si bien la filtración posterior de un chat privado de WhatsApp demostró lo contrario.

El diluvio de imputaciones ha disparado tanto la tensión que Esquerra se vio obligada ayer a emitir un comunicado demandando calma a las distintas facciones. En el texto, la formación exigía a las candidaturas que trabajasen con "respeto y responsabilidad" y de acuerdo con la "normativa ética" del partido. Por otra parte, la investigación sobre la B, de la que solo se ha filtrado una parte, sigue abierta, dado que han ido apareciendo pruebas adicionales y se han abierto nuevas líneas de investigación. Siendo así, es probable que sus conclusiones no se den a conocer antes del cónclave republicano, que tendrá lugar dentro de un mes y medio. Lo que significa que la militancia no contará con pruebas fehacientes que le indiquen qué aspirantes dicen la verdad y quienes mienten. "¿A quién debe creer la militancia de Esquerra?", se ha preguntado el diario 'Ara', afín a ERC.

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