La cadena Husa lo nombró, en 1991, 'Fairmont Rey Juan Carlos I'. Ahora, después de una profunda reforma, este emblemático cinco estrellas de Barcelona pasará a llamarse 'Meliá Torre Melina', en lo que, según la nueva firma propietaria, pretende ser un homenaje a las raíces del establecimiento, sobre cuyos terrenos se emplazaba una antigua masía del siglo XII que ahora dará nombre al hotel.
El antiguo cartel, parte del paisaje del acceso a Barcelona por el sur de la avenida Diagonal, ha sido ya retirado.
El hotel cerró como consecuencia de la irrupción de la pandemia y en su reforma integral se han empleado casi tres años.
Una inflexión para la ciudad
El hotel fue alzado en medio de la euforia propiciada por la organización de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, que, en términos de modernidad, supuso una inflexión para la ciudad y el conjunto de España. La última empresa en gestionar la planta antes de que Meliá se hiciera con el inmueble fue Fairmont, lo que explica la presencia del nombre de esa empresa canadiense junto al 'Juan Carlos I'.
El alojamiento se sitúa junto al Palacio de Congresos, también gestionado por Meliá, y se pone en marcha un mes antes de la celebración del Mobile, evento estratégico para la imagen internacional de Barcelona.
Junto al futuro hotel Torre Melina, se encuentra ya el Palau de Congresos de Cataluña, que la compañía puso en marcha hace apenas unas semanas.
El hotel, por su parte, dispone de un auditorio con capacidad para más de dos mil personas.
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