Mimesis. Esta palabra resume lo que está ocurriendo estos días en Cataluña. Y es el preámbulo a lo que quieren o esperan que ocurra, porque como ha declarado Toni Comín “el tramo que nos queda hasta llegar al final, no tenemos que engañarnos más, será dramático”. Dramático para los catalanes residentes aquí, no para los huidos a Waterloo. Como ocurre siempre aquellos que exhaltan las masas, viven cobardemente alejados del foco revolucionario.
Los CDR están tomando las calles. Han tomado la AP-7 durante 15 horas. Tomaron las calles de Gerona y Terrassa. Y no acaba aquí. Están preparados para el 21-D. Ese día el gobierno de Pedro Sánchez se reúne en Barcelona para celebrar el consejo de ministros. Puigdemont y Torra están dispuestos a internacionalizar el procés. Se vio con la presentación del “Consell de la República”. Un órgano que no sirve para nada, pero distrae a Puigdemont y a los fugados. Sirve de tan poco que las CUP no le hacen caso.
Mimesis con los chalecos amarillos
Pues bien, se han dado cuenta que los chalecos amarillos han internacionalizado una huelga con la agresividad de las protestas. Cortar carreteras también ayuda. El efecto mimesis es y será copiado en Cataluña el próximo 21-D. Su intención es tomar el Parlament. Son muchos los grupos en las redes sociales que explican cómo actuar ese día. El seguimiento, por parte de las fuerzas del estado, es continuo desde hace muchos días. La realidad es que hay mucha preocupación.
Solo faltaba una circulas distribuida por un ente llamado GAAR. Esto es, Grupos Autónomos de Acciones Rápida. Su objetivo es paralizar Cataluña el 21-D. Estos grupos no están estructurados. Cualquiera puede ser GAAR. Su objetivo principal es la paralización de los grandes ejes de comunicación de Cataluña con “los países vecinos (Francia y España)”, como el boicot y el sabotaje. Les piden a los GAAR que se centren en el turismo y carreteras, las vías de trenes, metro, zonas industriales, fuerzas del orden, comunicaciones por cable, etc.
Consell de la república
Mientras los cuerpos y fuerzas de seguridad están trabajando para que el 21-D no se convierta en una batalla campal, los políticos del procés viven en un mundo paralelo. Durante la presentación del Consell de la República Quim Torra entonó una canción de Lluís Llach añadiéndole una letra nueva
“Venimos de Eslovenia, de donde traigo muy buenas noticias”. La realidad es que el presidente Borut Pahor fue muy claro, pero no hay más sordo que quien no desea oír.
Los mossos merecen mucho más de lo recibido hasta el momento presente
Torra apostilló: “Los catalanes hemos perdido el miedo…, no nos dan miedo, y este es un grito muy poderoso. No nos dan miedo y tengo que deciros que no hay marcha atrás en el camino de la libertad”. Esto da alas, de nuevo, a los CDR. Y ridiculiza a los Mossos d’Esquadra, que están muy cansados de la política llevada a cabo por los políticos independentistas. Los mossos merecen mucho más de lo recibido hasta el momento presente.
Torra, Comín, Puigdemont… están dispuestos a repetir lo ocurrido en Eslovenia en 1991. Cuando este país decidió separarse de Yugoslavia tuvo lugar una guerra. La conocida como “Guerra de los Diez Días” fue de muy baja intensidad, porque Eslovenia no era importante para serbios y croatas. Su independencia era un mal menor, teniendo en cuenta lo que ocurriría posteriormente. Aún así hubo 62 muertos y 328 heridos. Pues bien, estos personajes están dispuestos a repetir esto en Cataluña “para vivir libres”.
Debemos unirnos los constitucionalistas contra aquellos que quieren destruir la democracia en Cataluña
El procés está herido de muerte, desde hace mucho tiempo. Sus defensores saben que no conseguirán nada. El llamado Consell está avalado por PDeCat. Las CUP y ERC se han apartado porque descartan la vía de la fuerza. Han perdido el procés y están a punto de perder la calle. Ese es el peligro. Cuando un político excita a las masas está condenado a crear un monstruo que acabará devorándolo. A Torra lo harán sucumbir los CDR. Pero, mientras tanto, unidad ante aquellos que quieren destruir la democracia en Cataluña.