Cataluña

El PP catalán teme que un "cordón sanitario" del PSC y separatistas los deje fuera de la Mesa del Parlament

Sólo Vox y Aliança Catalana estarán excluidos de la ronda de contactos de Illa. Para Alejandro Fernández es primordial volver a la Mesa nueve años después... e incluso optar a un senador

Alejandro Fernández y Salvador Illa, líderes del PPC y PSC, respectivamente, el pasado 11 de mayo, durante la tradicional fotografía organizada por el 'El País' en jornada de reflexión. Alberto Paredes | EP

"Aclaración importante para despejar dudas: al PP le corresponde una plaza en la Mesa del Parlament por los votos obtenidos, no porque Salvador Illa el Generoso nos lo conceda". Así se expresó este miércoles el líder del PP catalán, Alejandro Fernández, a través de su cuenta en X. Lo de por los votos obtenidos lo escribió en mayúscula, tal es su reivindicación. Y añadió: "Lo que sí podría hacer Illa es un cordón sanitario con los separatistas y contra el PP, para quitarnos lo que nos hemos ganado en las urnas. Veremos qué hace...".

Porque todo está en el aire. La formidable victoria este 12-M de Salvador Illa y el PSC con 42 diputados no vale nada por sí sola. El exministro necesita sumar 68 escaños en el Parlament para ser president sea como sea, pero todos los partidos a su alrededor son un castillo de arena. ERC ha entrado en combustión, los caminos de Carles Puigdemont siguen siendo inescrutables y sólo los seis diputados de Comuns-Sumar son seguros, y eso que aún no saben si se decantan por un apoyo extraparlamentario al nuevo Govern o formar parte de una coalición. PP y PSC se han cerrado la puerta mutuamente. Y con Vox y Aliança Catalana ni se sentará el exministro de Sanidad durante su ronda de contactos. Hasta ahí llega ahora mismo el cordón sanitario.

Pero el PP de Cataluña quintuplicó su representación en el Parlament el pasado domingo –pasando de los tres diputados que obtuvo en febrero de 2021 a los 15 escaños de este 12-M– y la obsesión de Alejandro Fernández es hacer valer un resultado que, tanto en Madrid como en Barcelona, ha sabido a caramelo. ¿Pelearán con uñas y dientes para obtener un puesto en la Mesa? "Tampoco", zanjan fuentes de la dirección de los populares catalanes. "Es muy sencillo: si se respetan los resultados, nos toca una plaza; pero si Illa pacta con los separatistas un cordón sanitario...", insisten en lo expuesto por su líder este miércoles.

Y es que los populares desaparecieron del órgano de dirección del Parlament de Cataluña hace ya nueve años, en 2015, coincidiendo con el recrudecimiento del procés y el inicio de la tendencia bajista que sólo este domingo ha sido capaz de frenar. El último representante popular en la Mesa fue Pere Calbó, elegido secretario segundo en 2012, tras las elecciones en las que Alicia Sánchez Camacho cosechó 19 diputados en lo que significa el techo histórico del PP en Cataluña. No obstante, incluso con 12 escaños los populares han tenido representación en dicho órgano. La llegada de Carme Forcadell a la Presidencia de la Cámara inauguró un periodo de sectarismo independentista que aún no se ha sido superado.

"La Mesa debería expresar pluralidad"

Ahora, sin embargo, el PSC parece abierto a contar de nuevo con el PP. "La Mesa del Parlament debería expresar la pluralidad política", contestó la portavoz de los socialistas catalanes, Núria Parlón, una vez preguntada por ello este miércoles, en una entrevista en Onda Cero, dejando una rendija abierta. Fuentes de ambos partidos aseguran que todavía no han comenzado las negociaciones en este sentido. Sí ha habido contactos informales, mensajes de WhatsApp, alguna llamada, nada serio. Las piezas sólo han empezado a distribuirse en el tablero.

El plazo para constituir el nuevo Parlament de Cataluña finaliza el 10 de junio. Poco o nada se moverá públicamente hasta después de las elecciones europeas, que se celebran justo un día antes. Después, el nuevo presidente de la Cámara –es una obsesión para Illa que sea socialista tras 20 años de nacionalismo al frente– tendrá 10 días hábiles para proponer el candidato a la investidura. No será el PP quien saque a Illa del atolladero en caso de necesitarlo. "Si te engañan una vez, la culpa es de quien te engañe. Pero si te engañan dos veces, tienes un problema. Se llama hacer el panoli. Y yo no voy a hacer el panoli", avisó Alejandro Fernández el miércoles, con la lección aprendida tras aupar a Jaume Collboni hasta la Alcaldía de Barcelona para, después, reducir el acuerdo con el PP a papel mojado.

Rotos todos los puentes entre Génova y Ferraz, la dirección nacional del PP ha dado las riendas de la negociación a Alejandro Fernández. "Es cosa de ellos", zanjan. Y ellos también otean la posibilidad de uno de los ocho diputados por designación autonómica. Un pastel que la pasada legislatura se repartieron entre PSC (tres), ERC (otros tres) y Junts (dos), dejando fuera del reparto a Vox, cuarta fuerza con 11 diputados, a través de un cordón sanitario. Para el PP, habida cuenta de que ya tiene mayoría absoluta en la Cámara Alta, conseguirlo tendría un papel más simbólico que necesario, pero avanzaría en su normalización como partido de amplio espectro en Cataluña.

"Hemos dado un doble paso: hemos sido capaces de revertir la decadencia en Cataluña y hemos situado al PP en una posición de enorme influencia", celebró Fernández este miércoles ante la plana mayor de la demarcación que dirige. Lo hizo en el Hotel Grand Marina de Barcelona, su cuartel general en la noche electoral. "La sorpresa ha sido el PP", reivindicó en detrimento de la formidable victoria de Salvador Illa y el PSC, con quienes, no obstante, necesitará buscar una grieta de entendimiento. Fue el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, quien subrayó el "talante" de Illa durante la campaña en lo que, quizás, era un camelo a futuro.

Exit mobile version