Cataluña

Puigdemont maniobra para arrebatar a Orriols el cetro de la derecha separatista en Ripoll

Junts podría unirse a ERC, PSC y CUP en el consistorio para lanzar una moción de censura contra la líder ultra y debilitar a una formación con la que comparte electorado

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El expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont Europa Press

Puigdemont acumula varios fracasos ante el congreso de noviembre. Después de no lograr persuadir a Esquerra Republicana para frustrar la investidura del socialista Salvador Illa, de su regreso fallido a Cataluña y con la amnistía varada, el líder fáctico de Junts necesita llegar fortalecido al cónclave neocovergente. Y una manera de conseguirlo pasa por asestar un golpe a uno de sus rivales en el separatismo nativista: la Aliança Catalana de Sílvia Orriols.

La ocasión se le ha presentado en Ripoll, localidad en la que Orriols es alcaldesa y que fue testigo de su ascenso con un discurso secesionista y beligerante contra la inmigración. Allí, la dimisión de la líder de la oposición en el consistorio y concejal de Junts, Manoli Vega, ha reabierto la posibilidad de que su sustituto una sus votos a los de ERC, PSC y la CUP para lanzar una moción de censura a la líder ultra —un movimiento que ya se intentó para evitar la alcaldía de Orriols pero que fracasó al no ponerse de acuerdo las distintas fuerzas en torno al candidato—. 

Riesgo

El riesgo de que la apuesta no cuaje es notable: Junts pretende de nuevo encabezar la candidatura alternativa, pero el resto de fuerzas —de izquierda y extrema izquierda— se oponen. En cualquier caso, los rumores de que Puigdemont se encuentra detrás de la operación para desalojar a Orriols han sido alimentados en parte por la propia Aliança Catalana, cuya líder los comentaba con ironía en su cuenta de X: “El procesismo y el españolismo deberían valorar muy bien el coste de tomarme la vara de alcaldesa. ¿Seguro que desean que tenga más tiempo libre?”.

Y es que, en efecto, el tiro podría salirle por la culata a Junts si Orriols quedase liberada de la alcaldía y pudiera centrar sus esfuerzos en el Parlament —que usa como caja de resonancia—. No conviene olvidar que la popularidad de Aliança Catalana —que ha seducido a parte del electorado secesionista radical que se sintió engañado con los líderes del procés— se encuentra en alza. En círculos separatistas, la conversación sobre la Diada lo capitalizó la formación de Orriols, a la que el presidente de la ANC, Lluis Llach, primero invitó y luego vetó. Sin olvidar que analistas como Xavier Torrens, que acaba de publicar un libro sobre el fenómeno titulado Salvar Cataluña (Pòrtic), augura a AC un centenar de concejales en Cataluña en las elecciones municipales de 2027.

Por lo demás, la inquietud de Puigdemont con respecto a la ultranacionalista Orriols no extraña si se aprecia que sus formaciones guardan numerosas similitudes y, por tanto, comparten target electoral. Recordemos que, aunque su consideración en el discurso hegemónico catalán sea muy distinta, ambas fuerzas propugnan una secesión alegando razones hispanófobas —ambas han empleado el término “colonos” para referirse a los catalanes procedentes del resto de España— y temen que la inmigración ponga en riesgo el futuro del catalán, pilar de la nación. Tanto es así, que una de las figuras destacadas que trabaja ahora por la expansión de AC, Josep Sort, fue candidato de Junts en 2017 y 2021. Éste, cercano a Borràs, dimitió tras llamar “puta española” a Ada Colau y prometer “hacer limpieza de españoles”.

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