Carles Puigdemont ha celebrado en el sur de Francia el 4º aniversario de su formación, Junts. Desde allí, ha anunciado que regresará a Cataluña "cueste lo que le cueste" y ha puesto una posible fecha para su vuelta: el día que se celebre un debate de investidura. "Solo un golpe de Estado me lo podría impedir", ha instado el líder catalán.
El expresidente de la Generalitat ha aprovechado para cargar contra la justicia y la tramitación de la ley de amnistía prometida por Pedro Sánchez para conseguir el voto de los independentistas de cara a su investidura el pasado noviembre. "Los jueces se niegan a aplicar la amnistía y le dan a la política española unos aires de golpe de Estado", ha afeado Puigdemont. "No es un proyecto español, es catalán", ha añadido.
"Cuando no la aplican, están cometiendo un delito, y espero que el Fiscal General del Estado persiga este delito, y espero que las autoridades eviten lo que sería una detención ilegal, arbitraria", ha denunciado el político independentista ante las 2.200 personas que han acudido al acto, según la organización.
Al igual que Xavier Trias, el fugado ha cargado contra el PSC de Salvador Illa, al cual ha calificado como la "versión más españolista" de la formación socialista. Según, el líder de Junts per Catalunya, Illa se acerca más "a lo que representa Borrell", que a lo que "representó Pasqual Maragall".
"Vienen unos días decisivos, incluso críticos", ha afirmado. El expresidente de la Generalitat ha animado a reforzar la postura de Junts per Catalunya y a "seguir luchando" a sus votantes.
La vuelta de Puigdemont a España
Dijo que volvería y mantiene su amenaza. En plena cuenta atrás para que ERC y el PSC culminen un preacuerdo para la investidura de Salvador Illa, desde Junts aseguran que la vuelta del líder del partido es inminente en cuanto se sepa que hay pleno de investidura. A pesar de que se mantiene la orden de detención una vez pise suelo español, Carles Puigdemont vuelve a reactivar el rumor de su llegada este sábado desde Vallespir para volver a acaparar la atención política en un momento decisivo para el nuevo ciclo político en Cataluña.
El expresidente de la Generalitat ha hablado en un acto en Vallespir para explicar sus pasos a seguir después de un largo silencio en medio del acercamiento paulatino del PSC con ERC, que tuvo su máxima escenificación con la visita de Pedro Sánchez a Palau para acabar de cerrar carpetas pendientes con Pere Aragonés. La idea es cumplir con su palabra y acudir al pleno aunque siga existiendo peligro de detención, que es el escenario en el que está trabajando el partido y su defensa, Gonzalo Boye.
Puigdemont busca recuperar crédito político después de que fracasase su intento de retejer la unidad independentista con ERC y la CUP tras las elecciones catalanas. En las últimas semanas las expectativas de un acuerdo entre ERC y el PSC no han hecho más que aumentar, si bien desde Junts se mantienen prudentes por la dificultad de que las bases republicanas avalen un acuerdo para investir a Illa.
Por su parte, las consecuencias de su retorno y posterior encarcelamiento de Puigdemont son también imprevisibles. Al menos, está claro que, en un contexto de desmovilización general del independentismo en la calle, el líder de Junts busca sacudir el tablero político catalán antes de la fecha límite de investidura, que tendrá lugar el 26 de agosto, y también poner en un aprieto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Cuenta con que una detención no solo dificultaría enormemente la continuación del apoyo de la formación al ejecutivo español, cosa que Junts ya está dificultando desde el Congreso, sino que además desacreditaría la agenda de la pacificación de la política catalana de la que tanto ha hecho gala Sánchez.