Cataluña

La sombra de Puigdemont, las dudas sobre las juventudes de ERC y la desafección del independentismo radical complican el camino de Illa a la investidura

A la espera de que las juventudes de ERC voten si apoyan o no el acuerdo alcanzado con el PSC, las protestas contra el pacto convocadas por ANC y CDR, han tenido que ser canceladas por falta de asistentes, signos claros de que el fervor independentista ha disminuido

El líder de Junts y expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont
El líder de Junts y expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont Europa Press

La investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat de Cataluña ha estado marcado desde el inicio por un clima de tensión, partiendo de la posibilidad del retorno de Carles Puigdemont. El expresidente catalán ha anunciado su intención de regresar a Cataluña para asistir al debate de investidura, lo que ha generado preocupación en el seno del PSOE. La principal inquietud radica en que su vuelta podría provocar su inmediata detención, alterando significativamente los planes de investidura.

En este sentido, el PSOE ha intentado, sin éxito, disuadir a Puigdemont de sus planes. Según fuentes cercanas al partido, los socialistas han mantenido encuentros con representantes de Junts en Suiza para persuadirlo. La Ley de Amnistía, aprobada recientemente, no garantiza la no detención de Puigdemont, especialmente debido a que el Tribunal Supremo considera que el delito de malversación no está cubierto por dicha ley. Este vacío legal pone en riesgo la estabilidad del proceso de investidura y aumenta la tensión política en Cataluña.

A pesar de este clima de conflicto, la presidenta del grupo de los Comuns en el Parlament, Jéssica Albiach, ha admitido esta semana que desconoce cómo puede impactar en la investidura de Salvador Illa una eventual detención del expresidente catalán Carles Puigdemont, pero ha recordado que su regreso "no altera el resultado del 12M". Albiach sostiene que las últimas elecciones catalanas abren una "nueva oportunidad" para que Cataluña pueda tener un gobierno que funcione "después de tantos años" centrada "exclusivamente en el eje nacional".

Por su parte, Pedro Sánchez, ha realizado múltiples gestos para suavizar el regreso de Puigdemont, incluidos encuentros diplomáticos y la liberación de fondos para Cataluña. Sin embargo, Puigdemont ha reiterado su compromiso de volver, a pesar de las advertencias y posibles consecuencias legales. Esta decisión ha sido interpretada por algunos sectores como un acto de egoísmo y un error de cálculo que podría complicar aún más la situación política en Cataluña.

Hay que tener en cuenta que, el presidente del Parlament, Josep Rull, ha retrasado al próximo martes, 6 de agosto, la ronda de consultas con los grupos de la cámara catalana, paso previo a convocar el pleno para la investidura del socialista Salvador Illa, que podría celebrarse el jueves. La ronda de consultas, prevista inicialmente para este lunes, después de que Illa le comunicara hace unos días a Rull que tenía los apoyos necesarios para optar a la investidura, se ha retrasado al martes debido a "cuestiones de agenda" del grupo parlamentario de ERC, según ha informado el Parlament en un comunicado.

Desmovilización del independentismo en la calle

Mientras tanto, el movimiento independentista parece haber perdido fuelle en las calles. La Asamblea Nacional Catalana (ANC) y los Comités de Defensa de la República (CDR), que anteriormente habían liderado masivas movilizaciones, han mostrado signos de desmovilización. De hecho, este fin de semana, una protesta convocada por los CDR contra el acuerdo entre ERC y PSC tuvo que ser cancelada por falta de asistentes. Incluso la ANC, encabezada por Lluís Llach, decidió no secundar la convocatoria, argumentando que decidió "no participar ante los mensajes confusos y contradictorios que han tenido lugar en las últimas horas".

La falta de participación en las protestas es un indicativo de que el fervor independentista ha disminuido. Por una parte, porque muchos catalanes han preferido disfrutar de las playas en lugar de participar en manifestaciones políticas. La desmovilización en la calle refleja un cansancio generalizado y una falta de cohesión dentro del movimiento independentista, que ya no cuenta con el mismo apoyo masivo que tuvo durante el auge del procés.

Òmnium Cultural, otra entidad clave en las movilizaciones independentistas, ha expresado su pesar por la "pérdida segura" de un gobierno independentista con la investidura de Illa. En un comunicado, la entidad lamentó el enfrentamiento "fratricida" entre los partidos del procés y prometió estar al lado de Puigdemont en su regreso. Sin embargo, esta promesa no se ha traducido en un llamado a la movilización.

Juventudes de ERC y la investidura de Illa

El futuro político de Salvador Illa depende en gran medida de la decisión de las juventudes de ERC. Este grupo, compuesto por jóvenes militantes, tiene la responsabilidad de votar si apoyan o no el acuerdo alcanzado entre ERC y el PSC. La cúpula de ERC está preocupada por el posible voto negativo de las juventudes, lideradas por Mar Besses, quien también es diputada en el Parlament. Un voto en contra podría romper la disciplina de partido y poner en peligro la investidura de Illa.

El liderazgo de ERC ha estado trabajando para asegurar el apoyo de las juventudes. Sin embargo, la división interna y la presión de las bases más radicales del independentismo hacen que el resultado no esté asegurado. La decisión de las juventudes de ERC no solo afectará la investidura de Illa, sino que también podría tener repercusiones a largo plazo en la cohesión del partido y su relación con el PSC.

Adiós a las movilizaciones y dudas en la investidura

La investidura de Salvador Illa representa un momento crucial para Cataluña. El regreso de Puigdemont y la desmovilización del independentismo en las calles son factores que complican aún más la situación.

La ANC y Òmnium Cultural, aunque lamentan la pérdida de un gobierno independentista, no han llamado a movilizaciones masivas, lo que refleja un cambio en la estrategia del movimiento. La desmovilización en las calles indica que el apoyo popular al independentismo ha disminuido, al menos temporalmente. Este cambio podría ofrecer una ventana de oportunidad para que Illa y su equipo se concentren en los problemas sociales y económicos que afectan a Cataluña.

Por otro lado, la decisión de las juventudes de ERC será determinante. Un voto en contra de la investidura podría provocar una crisis política de grandes proporciones, afectando no solo a ERC y el PSC, sino también al conjunto del panorama político catalán. La cúpula de ERC deberá manejar esta situación con tacto para evitar una ruptura interna.

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