El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol, que este 9 de junio cumple 91 años, ha vuelto de su 'retiro' en su despacho de calle Calàbria, donde sigue recibiendo visitas, para hablar de Cataluña y los casos de corrupción que le han salpicado junto al resto de sus familiares. En el libro 'Entre el dolor y la esperanza' (Proa y Grupo 62), cuyo autor Vicenç Villatoro, exdiputado de CiU, le entrevista, el fundador de Convergència asegura que "Cataluña no tiene la fuerza suficiente para lograr la independencia".
Pujol, con tono reflexivo, cree que la actual clase política debería estar también "abierta" a "fórmulas no independentistas" que garanticen que Cataluña no pierda su "identidad". Y, al mismo tiempo, advierte a España de que aunque la autonomía que presidió durante 23 años no logre la secesión, sí puede "provocar una situación peligrosa y convertirse en un factor de crisis política seria en el conjunto del Estado".
Sin concretar en nombres ni en partidos, el exmandatario catalán critica que las reclamaciones actuales de los principales líderes políticos se limitan al "referéndum y derecho a decidir" pero "sin mucha concreción". Tilda de "ruido general" estas demandas de "independencia, república y cambio social", pero las ve "radicales" y que dificultan "la negociación" con el Estado.
El 'expresident' tampoco entiende que algunos de los que mantienen una retórica independentista más encendida luego no quieran afrontar el reto de hacerse cargo del Departamento del Interior por ser una "consejería comprometida".
Como líder que fue, tira de ejemplos pasados y alecciona sobre la necesidad de responsabilizarse de asuntos "impopulares" como es la seguridad y el orden público. "A veces esto, [la negativa a ostentar Interior] procedía de gente verbalmente muy independentista, pero que tenían miedo de los hechos básicos de autogobierno: recaudación de impuestos y orden público".
Entenderse con Madrid
El escepticismo que exhibe en algunas de las grandes "ilusiones" del movimiento independentista también es revelador. El expresidente se sumó abiertamente al procés desde sus inicios. No obstante, según asegura, nunca creyó que Bruselas intervendría: "Ten en cuenta que yo no me he hecho según que ilusiones, con Europa; por ejemplo, yo no he sido nunca de los que han dicho: 'A base de unidad independentista se conseguirá la independencia de Cataluña'. No lo he dicho nunca, eso. (...) Yo siempre he pensado que, incluso en un marco europeo unitario, nosotros nos deberíamos entender con Madrid".
En este sentido, Pujol mantiene un planteamiento mucho más cercano al que abandera ahora ERC que al de su espacio de referencia (Junts per Cataluña). Y es que una de las propuestas del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, es volver a reunir la mesa de diálogo entre la Generalitat y Moncloa, mientras que sectores de JxCat creen que hay que buscar la "confrontación" con las instituciones del Estado.
"No soy un corrupto"
Además de la imposibilidad de que Cataluña sea independiente en el medio plazo, el expresidente de la Generalitat también aborda los casos de corrupción que afronta su familia y se desmarca de ellos: "Ni he sido ni soy un corrupto". Una máxima que repite en más de una ocasión en la entrevista.
Pujol asegura que él siempre prefirió tener una "segunda residencia" en sitios como Premià de Mar, en lugar de las populares Costa Brava o La Cerdaña, pero deja entender que sus hijos no han heredado su estilo de vida austero. Respecto a la evasión de dinero que él mismo reconoció el 25 de julio de 2014, sostiene: "He cometido un error y no me puedo liberar de un sentimiento personal de culpa, que no rehúyo. Solo pido que lo que haya de mal en todo esto recaiga en mí y no en el país".
En relación a sus hijos, explica cómo algunos de sus amigos le pedían no responsabilizarse de las decisiones tomadas por sus hijos, pero él señala su ausencia como "cabeza de familia" debido a sus responsabilidades políticas y considera que "en todo lo que nos pasa alguna responsabilidad moral debo tener”.
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