Las elecciones catalanas son para Vox, cuando menos, un set point en su largo partido contra el PP. La formación de Santiago Abascal puede perder este domingo su único liderazgo autonómico frente a los de Alberto Núñez Feijóo, lo que supondría concatenar un tercer fiasco electoral en apenas cuatro meses. Vox se fue de vacío en Galicia, mantuvo pírricamente su escaño en el País Vasco y afronta "sin objetivos" electorales nítidos su comparecencia en Cataluña.
¿"Sin objetivos"? Eso es lo que tratan de trasladar en Bambú, donde Abascal ha impuesto la ley del silencio en torno a las quinielas durante toda la campaña para no incurrir en sinsabores posteriores. "En esta campaña sólo se ha hablado de encuestas y no de los problemas reales de Cataluña", se revuelven fuentes de la dirección nacional de Vox al ser preguntadas por sus aspiraciones. Otras, eluden directamente la pregunta. No obstante, la posibilidad de evitar el sorpasso de Alejandro Fernández a Ignacio Garriga, un escenario que parecía improbable hace meses, mantendrá la llama viva de la ilusión, como mínimo, hasta que comience el recuento.
El tracking diario que GESOP ha publicado durante la última semana en el The Adelaida Review, una revista australiana propiedad de Javier Moll, dueño de Prensa Ibérica, de referencia estos días, llegó a vaticinar un empate a 10-12 escaños en la liguilla de la derecha. Incluso una ligera ventaja para Vox. Sin embargo, el sondeo ya otorgaba este viernes al PP una horquilla de 11-13 escaños mientras el candidato de Vox, el también secretario general de la formación Ignacio Garriga, congelaba sus aspiraciones. Otros sondeos a los que ha tenido acceso Vozpópuli confirman la ventaja de Fernández frente a Garriga, prácticamente unánime en las casas demoscópicas.
Cabe recordar que en febrero de 2021, cuando se celebraron las últimas elecciones autonómicas, Vox le endosó un contundente 11-3 a un PP deprimido electoralmente. Imposible de mantener ese tanteo en el marcador, mantener la victoria frente a los populares, o por lo menos un empate, daría viento de cola a la formación de cara a las elecciones europeas del 9 de junio. Los comicios que tanto Génova como Bambú mantienen entre ceja y ceja dada la importancia de la que dotan a su papel en Bruselas.
"Votar al PP es votar al PSC"
Sí se congratulan en Bambú del cierto cambio de paradigma percibido durante las dos últimas semanas en las calles de Cataluña. "En estas elecciones ha habido muchísima diferencia respecto a la campaña anterior, donde nos llovían piedras en casi todos los mítines... En esta sí hemos podido hacer muchos mítines con normalidad", se felicitan, si bien Abascal protagonizó este jueves, durante un mitin en Reus (Tarragona), una escaramuza con unos manifestantes independentistas que trataban de boicotear su intervención.
El líder de Vox invitó a sus acólitos a plantarles cara en una contraofensiva que él mismo lideró, abandonando el atril y yéndose contra ellos como Eric Cantona, aquella leyenda gala del Manchester United que se tiró a la grada para defenderse de los insultos. Abascal no lanzó patadas, pero sí llamó "capulla" y "gilipollas" a una manifestante que lo increpaba.
Abascal, eso sí, consiguió su objetivo el pasado lunes tras enviar una carta pública a Feijóo que, cargada de pellizcos, ofrecía una oposición conjunta frente al Gobierno. Y si consiguió su objetivo fue porque el PP entró al trapo contra ellos, acusándolo Borja Sémper, portavoz popular, de hacerles oposición a ellos y no a Pedro Sánchez. La misiva llegó justo un día antes de que Feijóo lanzara su ofensiva contra los votantes de Vox, enarbolando la bandera más antiokupa y contundente contra de la inmigración ilegal desde que dirige el partido.
El líder del PP llegó a vincular ambos fenómenos en mitin en Cornellá (Barcelona) y pidió el voto "a los que no admiten que la inmigración ilegal ocupe nuestros domicilios". El discurso supuso un punto de inflexión en la campaña popular, que abrazó lo que llaman modelo Badalona, el que articula Xavier García Albiol desde la alcaldía de esta localidad de 220.000 habitantes frontera con Barcelona y basado en un mensaje "implacable con la delincuencia".
"A mí me parece una estafa a los ciudadanos votar a favor de la regularización de 500.000 ilegales en el Congreso de los Diputados –junto con Bildu, el PSOE, ERC y Junts, que es lo que ha hecho el PP– y después manifestar preocupación con la inmigración", contestó el líder de Vox en Manresa (Barcelona), el miércoles, al viraje de su gran adversario electoral. "Votar al PP es votar en diferido al PSC y, en diferido es apoyar al separatismo", lanzó sus cábalas Abascal en una pauta común en esta campaña en todos los partidos: atacar a los candidatos por sus vasos comunicantes. "¿Qué le pasa al PP? Pues que en la recta final de campaña se enteran un poco de lo que pasa en la calle, ven que la gente respalda el mensaje de Vox y ellos intentan decir algo parecido".
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