En los días previos al debate de totalidad de los Presupuestos que culminó este miércoles ha habido cruce de amenazas entre los dos Gobiernos. En Madrid se jaleó la posibilidad real, aun sin descartar, de intervenir la Generalidad catalana. En Barcelona se agitó la eventualidad de un referéndum sobre el llamado ‘pacto fiscal’ y la hipótesis del adelanto electoral. Ha pasado el debate más importante de Presupuestos, CiU no consiguió los 219 millones que exigía para infraestructuras, y ha terminado manteniendo su enmienda de totalidad, sumada a las otras nueve defendidas por el resto de los partidos de oposición. Todas ellas han sido derrotadas.
Hasta aquí el primer acto de la obra representada por dos Gobiernos que ya han roto su luna de miel, pero que mantienen una relación bastante fluida a través de sus equipos económicos, por las cuenta que les tiene a ambos. Fuentes bien informadas relatan que en la última entrevista mantenida por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, con el consejero de Economía de la Generalidad, Andreu Mas-Colell, éste último puso sobre la mesa sus prioridades: “Necesito liquidez paga pagar las nóminas y salvar los muebles, lo demás puede esperar”. Esta conversación data de hace menos de una semana.
"No hay un duro", le respondió el ministro de Hacienda al consejero de Economía de la Generalidad
Lo que podía esperar es, precisamente, lo que ha estado jaleando CiU en las últimas semanas para contentar a su parroquia: los 219 millones de euros que, según los cálculos de los nacionalistas catalanes, les corresponden de una lectura objetiva de la disposición tercera del Estatuto de autonomía. Proceden en su totalidad del ejercicio de 2009 y a ellos se suman otros 759 de 2008. La respuesta de Montoro fue clara: “No hay un duro”. Es la misma que ha repetido en el debate de Presupuestos, donde no ha ocultado tampoco que en el cumplimiento de la consolidación presupuestaria le va a España y también a Europa la salvación del euro.
Montoro le ha prometido al consejero de Economía catalán que está dispuesto a facilitarle liquidez para seguir atendiendo los gastos corrientes de la Generalidad. Pero como no caben excepciones, menos aún cuando la posible intervención de la comunidad valenciana sigue sobre el tapete, Cataluña tendrá que presentar antes del 15 de mayo unas cuentas ajustadas al nuevo escenario presupuestario. El Gobierno las mirará con lupa porque considera irrenunciable que las comunidades autónomas en su conjunto no sobrepasen el 1,5% de déficit para este año, condición indispensable para que el del conjunto del Estado no supere el 5,3% comprometido con Bruselas.
Cataluña tiene este año vencimientos de deuda por importe superior a los 6.000 millones de euros
El auxilio que Cataluña le ha pedido al Gobierno para encarar sus gastos corrientes y sus vencimientos de deuda, más de 6.000 millones este año, descansa en las crecientes dificultades que encuentra la Generalidad para colocar sus ‘bonos patrióticos’. Los inversores, que no tienen nada de tontos, solo están dispuestos a asumir el riesgo de comprar deuda catalana a cambio de un tipo de interés estratosférico, no sostenible para las cuentas autonómicas, o en caso de que el Estado haga de avalista. Pero los llamados ‘hispabonos’, en los que trabaja Economía desde hace semanas, solo estarán disponibles para las comunidades obedientes con la ley de Estabilidad que ayer tarde aprobó el Senado.
Ante este panorama, en el Gobierno preocupa lo justo que CiU no haya acompañado los Presupuestos estatales. No hay como otros años posibilidad de intercambiar cromos con los grupos nacionalistas, ni siquiera a través del llamado fondo de contingencia, pensado para imprevistos, que este ejercicio suma 2.377 millones de euros. Por eso la mayoría de los grupos parlamentarios considera un despropósito que España, en circunstancias tan difíciles, no vaya a poder tener Presupuestos hasta, como mínimo, el 22 de junio, teniendo en cuenta el rodaje que les falta en el Congreso y después en el Senado. Sin posibilidad de aumentar los gastos y con la nula disposición del Gobierno a bailar las principales partidas incluidas en el proyecto de ley, carece de sentido en esta ocasión estirar el chicle, comentan en privado veteranos dirigentes políticos de los dos principales partidos.
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