En la cúpula del PNV se tiene una impresión lamentable del camino emprendido por Cataluña y muy crítica con el papel que está desempeñando Artur Mas a lomos de Esquerra Republicana. A los dirigentes nacionalistas vascos les da alergia el proceso soberanista tal y como está siendo conducido por CiU y no quieren verse comprometidos en ninguno de sus pasos. Este es el criterio que les ha llevado a replantearse este año su presencia en la Diada del 11 de septiembre. “No queremos malas interpretaciones, de ahí que no vayamos a implicarnos”, admite un miembro de la dirección nacionalista.
El PNV ha decidido no implicarse en el proceso catalán para cuidar su imagen internacional
En la celebración del año pasado acudió a esta cita el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, junto a dos miembros de su ejecutiva. En esta ocasión, sus planes son otros. En lugar de acompañar a la cúpula de CiU en los actos oficiales de la Diada, emprenderá viaje a Edimburgo para asistir a los preparativos del referéndum escocés del día 18. Allí viajará acompañado, entre otros, del responsable de relaciones internacionales del partido, Iñaki Goikoetxeta.
La dirección del PNV no quiere que este desplante al nacionalismo catalán tenga repercusión ni política ni mediática porque no le interesa hacer sangre con CiU. Pero tampoco desea que se le asocie ni dentro ni fuera de España al proyecto independentista que lideran Artur Mas y Oriol Junqueras, de la mano de la Asamblea Nacional de Cataluña.
Mas y Urkullu, distintas prioridades
En estos momentos, aseguran fuentes del nacionalismo vasco, las prioridades del lendakari se alejan de los objetivos que hace nueve años pilotó Juan José Ibarretxe, a pesar de que el pasado abril, cuando el Congreso debatió la transferencia a la Generalitat de las competencias para convocar el referéndum del 9 de noviembre, el PNV escoltó a CiU y votó a favor junto a Amaiur y parte del Grupo Mixto. El ‘plan Ibarretxe’ naufragó en Madrid en 2005 después del rechazo que obtuvo en el Parlamento, pero Artur Mas, que no viajó hace cinco meses hasta la madrileña Carrera de San Jerónimo para defender el suyo, prosiguió su huida hacia delante hasta conducir a Cataluña, esta es la opinión de la cúpula del PNV, “al borde del acantilado”.
Desde la renovación del Concierto, la comunicación del Gobierno vasco con el Gobierno es cada vez más fluida
En este desenganche del nacionalismo vasco del proceso catalán están influyendo también no solo los errores cometidos por el presidente de la Generalitat, muy graves a ojos del PNV, sino también la buena relación que el Gobierno vasco mantiene con el Ejecutivo de Mariano Rajoy, en especial con su equipo económico. El pasado enero, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y el Ejecutivo de Ajuria Enea firmaron la reforma de la ley del Concierto Económico que ha permitido a las Haciendas forales recaudar siete nuevas figuras impositivas. Fue una decisión que marcó un antes y un después. Desde entonces, la comunicación entre Madrid y Vitoria es cada vez más fluida.
La frialdad entre Íñigo Urkullu y Artur Mas guarda también relación con este último episodio. El lendakari siempre ha visto con reservas que CiU activara hace dos años la reivindicación de un Concierto similar al vasco cuando el nacionalismo catalán mostró el máximo desinterés por ello en 1978, a pesar de la gran oportunidad que le brindó para ello la Constitución.