Un cementerio de perros en un parque de Madrid. Ese fue el terrible hallazgo que hicieron dos agentes de la Policía Municipal de Madrid cuando acudieron a un aviso vecinal en el barrio de Entrevías en Puente de Vallecas. La historia que se esconde detrás de esta intervención traspasa las barreras del delito animal, según han informado fuentes policiales a Vozpópuli.
Sus dos protagonistas son el oficial José Miguel Jiménez Garcia y el policia Eduardo Real Bravo-Burguillo. Ambos llevan años en la Unidad Integral de Puente de Vallecas. Juntos se han enfrentado a una de las intervenciones más increíbles de las que han vivido.
Dos fosas con 13 perros muertos
Todo comenzó por un aviso vecinal. Unos vecinos que paseaban a su perro vieron como una mujer trataba de enterrar a su mascota muerta en una zona del Parque Forestal de Entrevías. Alarmados llamaron a la Policía Municipal de Madrid.
Esta mujer estaba cavando una fosa con la ayuda de una piqueta y una pala cuando llegaron los agentes. Tenía problemas para comunicarse y tuvo que entenderse con estos dos polícias mediante notas. De esta forma reconoció que llevaba años haciendo enterramientos.
Con esta información, los agentes identificaron en un terreno anexo dos fosas con una docena de perros muertos. El terreno donde se encontraban los animales estaba mojado y la mujer había puesto encima de ellos piedras a modo de pequeñas fosas.
Diez perros en su casa
Estos policías acompañaron a la mujer a su casa, que estaba cerca, y allí conocieron a su hermana con la que convivía. También tenía problemas de comunicación. La vivienda tenía un mal olor y había restos de los excrementos de animales en la zona donde dormían. El resto de la casa no tenía problemas sanitarios.
Ambas mujeres tenían una decena de perros en el inmueble, la mayoría de ellos en mal estado pero tenían cariño a estos animales y se negaron en un principio a entregarlos a los servicios veterinarios. El trabajo psicológico y didáctico de los agentes terminó por convencer a las hermanas de que tenían que colaborar con los especialistas.
A esta vivienda se desplazaron los servicios veterinarios de la Junta Municipal, el Servicio Veterinario Municipal Urgente (SEVEMUR) y el Centro de Protección Animal (CPA). En un primer día se trasladaron cinco perros. Uno de ellos murió de camino al centro.
Sanciones de hasta 60.000 euros
La jornada siguiente los servicios municipales requisaron otros seis perros. La mayoría de estas mascotas estaban moribundos y con graves infecciones por el parvovirus. Además, los agentes comprobaron que los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid tenía abierto un expediente por la situación en la que se encontraban estas dos hermanas que tenían dificultades sensoriales. Su situación se había agravado desde el fallecimiento de sus padres.
El enterramiento de animales está regulado por normativa desde hace tiempo y su incumplimiento conllevar sanciones importantes en todo el territorio nacional. La Dirección General de Agricultura y Ganadería permite este tipo de acciones en el campo con autorizacion previa. Sin embargo, según la ley de Sanidad Animal, apunta que los propietarios de las mascotas solo pueden incinerarlos o enterrarlos en crematorios o cementerios autorizados para esta práctica.
Lo que sí determina la normativa es que no se pueden esconder los cuerpos de los animales en el jardín propio. Esta práctica puede suponer unas sanciones que van desde los 3.000 hasta los 60.000 euros. Una de las novedades más recientes son las aseguradoras de mascotas que tienen contempladas entre sus cláusulas el fallecimiento de los perros y los gatos.
Los primeros pasos que se deben de dar cuando fallece una mascota es ponerse en contacto con su veterinario. El especialista le informará de todos los procedimientos legales para dar el último adios a estos miembros de la familia.
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