Carlos Dívar, el presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo, no sólo medió ante el Ministerio del Interior para conseguir que su escolta de confianza, el policía Jerónimo E.Ll., consiguiera en 2010 una medalla 'al valor' pensionada, sino que unos meses después de aquella condecoración aprovechó su ascendente sobre los máximos responsables policiales por su condición de cuarta autoridad del Estado para pedir para el mismo agente un destino bien remunerado en una embajada española en el extranjero. Así lo han confirmado a Vozpópuli fuentes policiales conocedoras de aquella gestión, que añaden que la Dirección General de la Policía accedió desde el primer momento a la petición de Dívar, pero que éste cambió de opinión por sorpresa y comunicó días más tarde que tanto él como su "jefe de seguridad" habían cambiado de planes y preferían que éste se mantuviera en el Consejo.
Siempre según las fuentes consultadas, la idea de pedir una plaza en el equipo de seguridad de una representación diplomática surgió supuestamente del propio policía hace aproximadamente un año, quien alegó entonces ante su mentor las ventajas económicas que dicho cambio de destino le podía suponer. De hecho, los puestos en las embajadas son los más deseados entre los miembros del Cuerpo Nacional de Policía, que pueden ver sus sueldos multiplicados por tres, cuatro y hasta ocho veces el salario medio que cobraría el mismo agente en nuestro país. La lejanía y el nivel de vida del país al que va destinado el agente guarda relación directa con la retribución final que reciben. Así, por ejemplo, la delegación en Roma eleva el salario de un agente tres veces, mientras que otros destinos, como la representación en Moscú, lo hace en siete veces. "Se le buscaba una como estas últimas", apuntan estas fuentes que, sin embargo, no saben concretar cuál se le iba a asignar finalmente.
En los último meses circula una carta redactara por policías que, bajo el título 'No lo consintamos', denuncia los privilegios del agente
Dívar, que tiene desde hace 15 años a Jerónimo E. como integrante de su escolta, accedió a la petición y telefoneó delante de varios testigos a un alto responsable del Ministerio, entonces ocupado por Alfredo Pérez Rubalcaba, para trasladar la petición de su escolta de confianza. Poco después, el propio presidente del CGPJ recibió una llamada de Interior para comunicarle que su solicitud había sido aceptada y que en la próxima convocatoria de plazas para los equipos de seguridad de las embajadas, que entonces se hacían todas por "libre designación" (a dedo), se reservaría una para el agente. Fuentes policiales destacan que, por sorpresa, Dívar volvió a llamar poco después a los responsables del ministerio para indicarles que dieran marcha atrás con el traslado del agente. El presidente del CGPJ se limitó a indicar que el agente había cambiado de opinión.
Extraño papel para un policía
Jerónimo E.Ll., policía desde hace 30 años, pertenece a la escala básica del Cuerpo, pero su estrecha relación con Dívar le ha permitido desempeñar en el equipo de seguridad del órgano de gobierno de los jueces funciones muy por encima de su cualificación profesional. Incluso ha estado presente, durante varios viajes institucionales, en reuniones oficiales como si fueran un miembro más de la delegación jurídica que acompañaba al presidente del CGPJ. Todo ello ha provocado, de hecho, numerosos roces en el seno del Consejo y, sobre todo, con los otros policías destinados en él, principalmente con sus, en teoría, superiores jerárquicos, a los que en numerosas ocasiones ha pretendido darles órdenes.
Ese malestar se tradujo meses antes de estallar el actual escándalo por los viajes de su mentor en una carta anónima denunciando su arbitraria situación con el significativo título de "No lo consintamos". Dicha misiva llegó a algún sindicato policial, según ha confirmado a este diario fuentes de una de estas organizaciones, que sin embargo no pudieron trasladarla hasta el Consejo de la Policía (órgano donde se sientan representantes sindicales de los agentes y miembros de la Dirección General), ya que "contenía muchas generalidades y pocas denuncias concretas", destaca una fuente policial que ha tenido acceso a ella. No obstante, esta misma fuente destaca que su contenido delataba que su autor o autores eran agentes destinados dentro del Consejo.
En este texto se recogía, por ejemplo, el malestar causado por la concesión a Jerónimo E.Ll. de numerosas medallas en los últimos años sin causa justificada.La última vez, como adelantó en exclusiva Vozpópuli la semana pasada, en octubre de 2010 cuando recibió una cruz al mérito policial con distintito rojo, una distinción que cuenta con una gratificación económica vitalicia del 10% de su sueldo base más trienios. Según denunciaron a este diario fuentes policiales, aquella condecoración no estaba justificada, ya que la orden de 1964 que rige su concesión exige cumplir algunas condiciones que, insisten, él no cumplía. Por su parte, el agente ha comentado en privado que se la dieron por su actuación en el atentado que sufrió el propio Dívar siete años antes de recibir la medalla, en 2003, y del que éste salió ileso.
El último escándalo sobre su peculiar situación como jefe de seguridad de Dívar lo desveló ayer el diario El País, que mostró la tarjeta de visita profesional del policía donde, junto al escudo del CGPJ, se podía leer su doble condición de "jefe de seguridad y ayudante personal" de Dívar. El diario también revelaba que era, precisamente, Jerónimo E. el comensal con el que el presidente del Consejo mantuvo las cerca de 40 cenas de sus polémicos viajes de fin de semana a Marbella que luego pasó como gastos de protocolo.
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