El atentado de Cornellà ha puesto sobre la mesa las deficiencias en las instalaciones policiales y en la autoprotección de los agentes, que exigen chalecos antibalas para todos, pistolas de corriente eléctrica (taser) y barreras y otros elementos de seguridad en comisarías y cuarteles.
Se trata de una demanda casi unánime de sindicatos de Policía Nacional, Mossos d'Esquadra y Ertzaintza y de asociaciones de guardias civiles consultados por Efe después del atentado en la comisaría de la policía autonómica en la localidad barcelonesa de Cornellà, donde una agente abatió a un hombre que se abalanzó sobre ella armado con un cuchillo.
Tras este ataque, la Secretaría de Estado de Seguridad emitió una instrucción para que todos los cuerpos policiales extremaran las medidas de autoprotección.
"No ha sido una prioridad de ningún gobierno invertir en seguridad", lamenta, en declaraciones a Efe, el portavoz del Sindicato Unificado de Policía (SUP), Ramón Cosío. "Ni siquiera en las instalaciones policiales, que no cuentan con las medidas de seguridad mínimas para evitar ataques como el de Cornellà", añade.
Y en medios para los agentes, Cosío recuerda que todavía hay 30.000 policías nacionales que carecen de chalecos y asegura que ya ha expirado la fecha de caducidad de algunos.
Una carencia que se agrava, según dicen a Efe otras fuentes, en el caso de unidades que, como la de Intervención Policial (UIP) o antidisturbios, están en la primera línea de la lucha antiterrorista. Sus agentes no cuentan con chaleco individual y tienen que compartirlos cuando salen a la calle a trabajar.
Desde el instituto armado, el portavoz de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), Juan Fernández, denuncia la "precaria" situación de los cuarteles, en un "deficiente estado de habitabilidad" y "vulnerables a cualquier intento de atentado", y pide cámaras de seguridad y garajes propios, además de más agentes y la dotación de pistolas eléctricas.
Petición unánime
En Cataluña, todos los sindicatos de los Mossos d'Esquadra han pedido que se incrementen los medios en las comisarías, con arcos de seguridad en los accesos, manteniendo las mamparas de protección, dotando a los agentes de pistolas eléctricas y de armas largas y reforzando la vigilancia en el perímetro.
Paralelamente, la Asociación de Guardias, Agentes y Vigilantes Municipales de Cataluña, que efectúan labores de seguridad en municipios de menos de 10.000 habitantes que no disponen de policía local, ha pedido que se regule por ley que puedan llevar armas de defensa y elementos de protección.
En el País Vasco, Roberto Seijo, secretario general del sindicato de la Ertzaintza ErNE, recuerda a Efe que, tras el cese de la violencia de ETA, el Departamento vasco de Interior decidió quitar de las comisarías las mamparas de seguridad dentro de su política de "cercanía y proximidad".
Seijo explica que su sindicato lo ha denunciado y reprocha al Departamento su "desprecio" hacia los agentes, ya que parece que "le importa más la política de imagen que la seguridad".
Más y mejor formación demanda el secretario general de la Confederación Española de Policía (CEP), Antonio Labrado, pero también chalecos (sobre todo para las UIP), escudos balísticos, cascos tácticos, arcos detectores de metales en todas las dependencias y escáneres, además de bolardos o maceteros en las entradas.
"Chalecos, taser (pistola eléctrica) y comisarías dignas y no pocilgas", resume así sus reivindicaciones el portavoz de la Unión Federal de Policía (UFP), José María Benito, quien recuerda a la Secretaría de Estado que no hace falta que recuerde a los policías que extremen su autoprotección. "Lo sabemos, porque, cada vez que salimos a trabajar, nos jugamos la vida", apostilla.
Muy parecidas son las demandas de la Unión de Guardias Civiles (UniónGC), a las que su portavoz, José Manuel Manrique, añade la participación del Ejército en la vigilancia de las infraestructuras críticas, porque la Guardia Civil está "diezmada" y la reducción en un 40 por ciento del número actual de cuarteles.
También desde el instituto armado, el portavoz de la Unión de Oficiales (UO), Javier Montes, apuesta por la formación y, en este sentido, resalta los programas que desarrolla la Guardia Civil para complementar la formación en medidas de autoprotección y neutralización de elementos terroristas.
El presidente de la Asociación de Escala de Suboficiales de la Guardia Civil (ASES-GC), José Silva, no quiere que se olvide que en las instalaciones del instituto armado viven familias y existen escasas medidas de protección física, además de carencia de personal.
La Asociación Pro Guardia Civil (APROGC) subraya, a través de su presidente, Fernando Ramírez Trejo, la necesidad de aumentar las horas de formación continua en autoprotección y, como el resto, aboga por chalecos individuales para todos, defensas extensibles y pistolas eléctricas.