España

Los papeles de la CIA sobre el atentado de Carrero Blanco: del escape de gas a vincularlo a un juicio contra CCOO

Los informes secretos que elaboró la agencia de inteligencia norteamericana (CIA) el día del asesinato de Carrero Blanco hace 50 años desmienten cualquier implicación o colaboración con ETA, a pesar de las teorías de la conspiración

La supuesta participación de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana, la CIA, en el asesinato del almirante Luis Carrero Blanco es una de las teorías de la conspiración más extendidas cada vez que se acerca el aniversario del atentado.

Pero la realidad es que la información que hizo circular la CIA aquellos días evidencia que no sabía por dónde les venía el aire. Nunca mencionaron la cercanía de la embajada de Estados Unidos en Madrid al lugar de la voladura y achacaron el magnicidio a un escape de gas en el informe de seguridad que enviaba al presidente cada mañana, según consta en el los papeles de la CIA desclasificados hace varios años y que son accesibles a través de una base de datos abierta en internet.

El 20 de diciembre se cumplen 50 años del asesinato de Carrero Blanco. La banda terrorista ETA se responsabilizó de este atentado contra la vida del hombre había asumido las riendas del Gobierno por designio de Franco. El lugar en el que los terroristas accionaron la bomba al paso del coche del presidente estaba a la altura del número 104 de la calle Claudio Coello de Madrid, a apenas 200 metros de la legación estadounidense.

La confusión de la CIA con el asesinato de Carrero Blanco: del escape de gas a vincularlo a un juicio contra CCOO
El boletín que envió la CIA al presidente de EEUU el día del asesinato de Carrero Blanco.CIA

¿Jugó algún papel la CIA?

Esta cercanía, los trabajos de preparación que los terroristas llevaron a cabo durante días para colocar la carga explosiva en el subsuelo y la creencia de que ETA no tenía la capacidad operativa para cometer un asesinato de esta magnitud han alimentado todo tipo de especulaciones sobre un supuesto apoyo externo. Hubo colaboración, sí, pero de algunos miembros de izquierda.

¿Y la CIA? En su primer análisis, la agencia recogió la muerte de Carrero Blanco en un boletín de última hora de apenas diez líneas. Pero señaló que todo apuntaba a un desgraciado accidente por la explosión de una tubería de gas. El comentario indicaba también la alta probabilidad de que Torcuato Fernández Miranda, segundo del almirante, asumiera la presidencia del Consejo de Ministros de forma interina.

La CIA tardó varios días, según consta en estos documentos, en relacionar a ETA con el asesinato. El 21 de diciembre emitió un informe más extenso en el que apuntaba a la tesis del atentado. Y atribuía la autoría a “extremistas”, porque el asesinato –dice la CIA- ocurrió a “media milla” del tribunal en el que se celebraba el juicio del llamado Proceso 1001 contra diez dirigentes de Comisiones Obreras. La vista, según recoge, fue suspendida temporalmente por el suceso.

El sucesor de Carrero

La Agencia hacía además un análisis sobre el impacto que podía tener la desaparición de una figura como la de Carrero Blanco en el postfranquismo. La CIA daba por hecho que no alteraría el nombramiento de Juan Carlos como rey y jefe del Estado a la muerte de Franco. Pero dejaba entrever que Fernández Miranda tendría muy complicado seguir en el cargo por su perfil más aperturista.

Lo lógico, según la CIA, era que Franco optase para el Gobierno por un perfil más escorado a la derecha ante la debilidad que había mostrado el régimen interna y externamente por el atentado. Los candidatos favoritos a la presidencia que citaba la CIA eran el presidente de las Cortes, Alejandro Rodríguez Valcárcel, y el general Manuel Díez-Alegría, jefe del Alto Estado Mayor en aquel momento. Franco, como es sabido, no eligió a ninguno de ellos y se decantó por Carlos Arias Navarro.

Una de las advertencias que hacía la CIA es que las autoridades españolas habían incrementado la seguridad Madrid. Y que es esperaban detenciones masivas de “extremistas habituales” fichados por el Gobierno.

La CIA confirmó la autoría de ETA días después. En el informe trataba de explicar qué clase de grupo era, su reivindicación de independencia para el País Vasco y que, hasta el momento, sus acciones se habían limitado exclusivamente al norte de España.

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