¿Están los españoles satisfechos con la calidad de su democracia? Depende en qué comunidad autónoma se pregunte y a qué clase social pertenezca el interpelado. Según un reciente estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), titulado Los españoles y la calidad de la democracia, los ciudadanos suspenden al sistema: otorgan al actual régimen una nota media de 0,46 sobre 1. Hasta aquí, todo normal. Si como resulta obvio, la calidad de la democracia se asocia a un conjunto de factores económicos, políticos o jurídicos, los convulsos años de crisis y desprestigio de las instituciones albergan el caldo de cultivo ideal para esta mala nota.
Lo que sorprende del informe, dirigido por la socióloga Irene Palacios Brihuega, es el "escaso efecto" que ha tenido la crisis económica que estalló en 2008 sobre las "percepciones de la calidad democrática de los ciudadanos". Y, sobre todo, un dato contundente, que los autores del informe consideran un interrogante para seguir analizando en el futuro: los ciudadanos de aquellas comunidades autónomas con "peores gobiernos" –más corruptos, más clientelares, menos transparentes– "tienden a evaluar mejor la democracia".
Andalucía y Valencia –las dos CCAA donde más casos de corrupción han sido destapados en los últimos años– "ofrecen valores por encima de la media nacional" cuando se trata de poner nota al poder político
De esta forma, Andalucía y Valencia –las dos CCAA donde más casos de corrupción han sido destapados en los últimos años– "ofrecen valores por encima de la media nacional" cuando se trata de poner nota al poder político, tanto a su independencia de los círculos económicos como a la ausencia de redes clientelares que influyan en la toma de decisiones.
Aunque el periodo que toma en cuenta este estudio del CIS es anterior en varios años a las elecciones del 26J, algunas de las preguntas que estos días surgen a colación de los resultados de los comicios, son las mismas que plantean los investigadores: ¿qué sentido tiene hablar de regeneracionismo en la política española, de cambio de ciclo, si una mayoría de ciudadanos no perciben la corrupción como una amenaza intrínseca a la calidad de la democracia? ¿Por qué premiar a los buenos o castigar a los malos la opinión sobre la democracia seguirá en esencia inalterada?
Los vascos, los más exigentes con la democracia
Por otra parte, los ciudadanos del País Vasco son los que más críticos se muestran con la calidad de la democracia. Un dato que, además, se une a otro que también resulta curioso, a tenor de la investigación: "La calidad de la democracia se evalúa peor en las comunidades autónomas históricas [Galicia, País Vasco y Cataluña] que en las no históricas".
La percepción de la calidad democrática también varía en función de la renta per cápita de los ciudadanos… pero en un sentido contraintutivo. Según el informe del CIS, son los españoles con menos recursos económicos los que "curiosamente" son menos exigentes con la calidad de la democracia.
Por el contrario, aquellos que disfrutan de una situación financiera más desahogada, que viven en regiones prósperas, tienden a ser más críticos con el sistema. Es lo que los autores de la investigación han llamado "democracia de dos velocidades". Una percepción que, convenientemente analizada, puede poner luz sobre los años más convulsos de la sociedad española desde la Transición.
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