Mariano Rajoy había despejado su agenda este fin de semana para preparar el debate televisivo con Pedro Sánchez programado para este lunes. Moncloa se lo ha tomado muy en serio. Pero los episodios de Kabul no le han permitido concentrarse estas últimas horas en la preparación del debate televisivo, uno de los hitos principales de la campaña. Es el último cartucho del PSOE. El objetivo del PP es atrapar al menos a un millón de indecisos para así alcanzar los 140 diputados. Por debajo de ese nivel, todo estará muy abierto. La audiencia estimada supera los diez millones de espectadores, por encima del debate a cuatro del pasado lunes. Un fogonazo para el monótono discurrir de la campaña, una oportunidad para los candidatos de las dos principales fuerzas en disputa. Al no poderse difundir sondeo alguno a partir del lunes, no se tendrá certeza de quién resulte vencedor en el refriega dialéctica. Eso sí, los cuarteles generales de ambos partidos tienen encargadas sus encuestas sobre el particular para modular el sprint final. El PP reconoce que podrá modificar algunos aspectos de su campaña según funcione el debate.
Un equipo de apoyo
No hay lugar a la improvisación. El líder del PP empezó hace días a revisar algunos temas que pueden aparecer en el debate. Aprovecha los tiempos muertos durante la campaña, los largos desplazamientos, los momentos vacíos, para revisar diferentes cuestiones. Recibe información de ministros clave, en especial del área económica y social. Báñez, Montoro y Alonso, fundamentalmente. Con la cúpula del partido está en permanente contacto, en especial con Maíllo y Moragas, que coordina estos trabajos, dirigidos personalmente por Sáenz de Santamaría. "Consejos necesita pocos, porque ha debatido mucho y en muchos ámbitos", comentaba la vicepresidenta en la rueda de prensa del Consejo de ministros. El presidente ha estado el fin de semana atento a las noticias que llegaban de Kabul, donde fueron asesinados dos policías españoles en un atentado talibán. Informó a todos los líderes políticos y se mantiene a la espera de noticias. Encerrado en Moncloa, prepara junto a Pedro Arriola y su vicepresidenta el debate. Sólo tenía previsto este domingo acudir a un mitin en una localidad del norte de Madrid.
El PP considera que Sánchez se aferra al debate para relanzar su campaña
El PP considera que Sánchez, en horas bajas según todas las encuestas, se aferra a este frente a frente del bipartidismo para relanzar su campaña. Puede ser su última oportunidad. Los analistas de Génova descreen, sin embargo, de ciertos estudios demoscópicos que sitúan al PSOE en la cola de los cuatro grandes en la carrera hacia la Moncloa. No contemplan un demoledor 'efecto PASOK' que arrase al PSOE. Creen que el suelo socialista resiste y que las encuestas distorsionan el resultado de los emergentes.
El objetivo de Génova, tras superar el ecuador de la campaña, consiste en mantener su línea de crecimiento. Es firme y sin contratiempos. Ha frenado ya la sangría de fugados hacia Ciudadanos, según estas fuentes. Ahora Rivera cosecha más apoyos desde las filas socialistas. De ahí que resulte primordial enganchar a una gran porción de indecisos. En las autonómicas y municipales los sondeos también arrojaban un alto porcentaje de indefinidos. Al final, esos electores dubitativos no se inclinaron hacia el PP, en contra de lo que es la tradición. Una gran sorpresa que confían en que ahora no vuelva a repetirse.
Rajoy ha centrado su campaña en la población de más edad y en zonas rurales y localidades de poca población. Ahí está el vivero más potente de su partido, y ahí no llegan los emergentes, centrados en el voto urbano y en los menores de 45 años y muy vinculados a las redes sociales. Casi diez millones de pensionistas tendrán el peso definitivo en la inclinación de la victoria por uno y otro partido. Es un nicho que respalda siempre al PP o al PSOE. Las medidas de rebajas fiscales anunciadas esta semana van, en parte, en esa dirección. Se anuncian alguna sorpresa en el recta final de la campaña.
La corrupción, en segundo plano
La campaña de Rajoy va 'in crescendo', según uno de sus asesores. Nadie lanza las campas al vuelo. Alguno incluso piensa que el PP no logrará formar gobierno porque Ciudadanos nunca le dará el 'sí' en la segunda vuelta de la investidura. Para la primera necesitaría mayoría absoluta, algo ahora impensable. Los sondeos son imprecisos y se muestarn en continua mutación. Rajoy necesita que el PSOE no se hunda, que mantenga a raya a Ciudadanos. Eso no es todo. También debería templar gaitas con Rivera, 'porque lo vamos a necesitar', de acuerdo con estas fuentes. La campaña del 'tripartito' lanzada desde Génova, con PSOE-Podemos-Ciudadanos unidos en un estrambótico ménage à trois, no ha cuajado. El propio Rivera anunciaba este viernes que no pactaría nunca con Podemos porque Iglesias defiende un referéndum en Cataluña, algo que Ciudadanos rechaza frontalmente. En la formación naranja hay una sensación generalizada de rechazo hacia el PP, que podría dificultar cualquier tipo de pacto o acuerdo después de las elecciones.
La corrupción no será, en principio, tema principal en el cara a cara
La corrupción aparece muy tangencialmente en la campaña, y se supone que Sánchez no incurrirá demasiado en este punto durante el cara a cara ya que el PSOE tiene un talón de Aquiles en la Andalucía de los ERE. Episodios como las actividades empresariales del embajador Arístegui, desvelado esta semana, "pringan pero no alteran", según la expresiva descripción de esa fuente. La vicepresidenta del Gobierno incluso utilizó el viernes este escándalo para resaltar las inicitivas legalistativas adoptadas por el Gobierno contra la corrupción.
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