España

Primeros pasos en Ciudadanos para forzar a Arrimadas a celebrar un nuevo congreso

Inés Arrimadas desactivó el conato de rebelión interna tras el 14-F con la reunión de cinco horas de la Ejecutiva nacional al día siguiente de la debacle, pero sus críticos

  • Inés Arrimadas en una reunión del Comité Permanente de Ciudadanos. -

Inés Arrimadas desactivó el conato de rebelión interna tras el 14-F con la reunión de cinco horas de la Ejecutiva nacional al día siguiente de la debacle, pero sus críticos no tiran la toalla y han empezado a dar los primeros pasos para impulsar una moción de censura interna que fuerce a la presidenta de Ciudadanos a celebrar un nuevo congreso naranja.

Después de las elecciones catalanas se han formado tres grupos dentro de Cs a los que les une el deseo de que Arrimadas aparte a personas de su plena confianza como Carlos Cuadrado y José María Espejo. También coinciden en la necesidad de imponer una nueva estrategia política y de comunicación con la que esquivar la posible desaparición del partido que apuntan las últimas encuestas y, sobre todo, la "desbandada generalizada" que muchos temen que habrá hacia otras formaciones cuando se acerque el nuevo ciclo electoral.

El más numeroso de estos grupos de oposición a Arrimadas lo forman dirigentes y cuadros del 'riverismo', descontentos con el rumbo de Arrimadas y que desean volver a un discurso más duro como el que tuvo Albert Rivera con el Gobierno de coalición que lidera Pedro Sánchez. Buena parte de ellos fueron subiendo peldaños dentro del partido de la mano del anterior presidente naranja y su secretario de Organización, Fran Hervías, y controlan a un número significativo de afiliados, entre 3.500 y 4.000 militantes, según sus estimaciones.

Luego están los que defendieron la candidatura de Francisco Igea en el último congreso extraordinario de 2019. Aquella candidatura recogió casi un 25% de los votos de la militancia y, si bien han aplaudido la mano tendida de Arrimadas durante la pandemia y la negociación de los presupuestos de este año, critican que la dirección de Cs sea ahora "más cesarista" que en tiempos de Rivera y que se les haya laminado de los órganos de dirección.

Dimite el 'número dos' de Ciudadanos tras la hecatombe del 14-F
Inés Arrimadas y Carlos Cuadrado durante una reunión del Comité Permanente de Ciudadanos. Europa Press

En tercer lugar se encuentra el grupo de Renovadores Cs, que ha surgido en Cataluña después de la catástrofe electoral en la que se pasó de 36 a seis diputados en el Parlamento catalán. Liderado por exdiputados como Antonio Espinosa, Sergio Sanz, María Valle o Carmen de Rivera, ha sido el más activo en las últimas semanas al exigir dimisiones en la cúpula del partido y denunciar la desmovilización y apatía de la militancia en la renovación de las agrupaciones locales.

Precisamente, dentro de este grupo se quiere preguntar a la dirección nacional qué numero de apoyos necesitan para impulsar una moción de censura contra la Ejecutiva de Arrimadas, de cuánto tiempo dispondrían para recolectar las citadas firmas y si los afiliados tienen que estar al corriente de pago para dar su consentimiento. Eso colocaría a la dirección nacional en la tesitura de desvelar el número exacto de afiliados que hay en Cs y en qué condición se encuentran.

¿Unidad contra Arrimadas?

La posibilidad de un congreso extraordinario se ha debatido tras el 14-F entre algunos diputados y senadores nacionales, así como entre parlamentarios autonómicos. El plazo que algunos se dan para lograrlo es antes de verano. Pasado ese horizonte temporal, se entrará en un nuevo curso político en el que las formaciones se pondrán a elaborar posibles candidaturas y la "soledad" en la que ahora ven a la dirección de Arrimadas tras el 14-F se habrá esfumado.

También se habla de la posibilidad de intentar forzar un congreso ordinario este año, pues el último como tal data de 2017, hace cuatro años. Hay afiliados que consideran que se podría convocar uno a mediados de junio, cuatro meses después de la última contienda electoral -la de las catalanas-, tal y como establecen los Estatutos del partido.

Si a mitad de abril no se anuncia esta asamblea general ordinaria, algo que descarta por completo la actual dirección de Arrimadas, es posible que haya demandas de afiliados contra Cs por presunta vulneración de los citados Estatutos.

La unidad de acción contra Arrimadas no es fácil. Por ejemplo, los 'igeístas' culpan a los 'riveristas' de la victoria de la presidenta hace un año

La vía del congreso extraordinario es más tortuosa, admiten desde los tres grupos opositores. El de los 'igeístas', que está en contacto con Renovadores Cs, por el momento no ha tomado una decisión colectiva, aunque algunos de ellos estarían en la línea de sumarse a la opción de un nuevo congreso.

En todo caso, la unidad de acción contra Arrimadas no es fácil de lograr. Por ejemplo, los 'igeístas' culpan a los 'riveristas' de la victoria de la presidenta hace un año. Y estos últimos dudan si sumarse a una guerra interna de incierto desenlace.

"Fran (Hervías) está a otra cosa, aunque si no se cuenta con la fuerza que él maneja en toda España, cualquier maniobra interna de un sector u otro está condenada al fracaso”, aseguran desde su entorno. Además, en el caso de reunir las firmas necesarias para una moción, luego se necesitaría una figura de consenso con la que enfrentarse a la heredera de Rivera.

En la noche del 14-F, hubo dirigentes territoriales que llamaron al valenciano Toni Cantó para que diera ese paso, pero el líder del partido en la Comunidad Valenciana rechazó tal posibilidad. Si algo caracteriza la trayectoria política de Cantó es aguantar hasta el último momento cuando hay que lanzarse a una decisión trascendental, como fue su salida de UPyD a Ciudadanos. Y siempre con suficiente agua en la piscina.

El camino de la moción

El artículo 69.3 de los Estatutos de la formación naranja establece que el Comité Ejecutivo podrá ser destituido mediante una moción de censura. Para ello se requiere que, al menos, un tercio de la militancia promueva la convocatoria de una Asamblea General extraordinaria, cuyo único punto del día sería el debate y aprobación de dicha moción.

La afiliación de Cs ronda en estos momentos los 16.000 militantes, por lo que los promotores de dicha moción necesitarían entre 5.000 y 6.000 adhesiones. Un listón que sería posible alcanzar si los tres grupos opositores unieran fuerzas en territorios como Andalucía, Comunidad Valenciana, Cataluña, Madrid, Aragón, Castilla y León o Extremadura.

De superar esa barrera, la solicitud de celebrar un nuevo congreso se dirigiría al Consejo General, el máximo órgano entre congresos, para que procediese a formalizar la convocatoria de una Asamblea General extraordinaria, la segunda en apenas un año tras el proceso interno que hubo a principios de 2020 entre Arrimadas e Igea.

Imagen de archivo del exdiputado de Cs Toni Cantó.

Para destituir al Comité Ejecutivo se necesitaría la mayoría absoluta de los miembros de dicha Asamblea. "En el caso de prosperar la moción, se procederá conforme a lo dispuesto en este artículo y en el artículo 78 de estos Estatutos", se indica en el texto orgánico de Cs.

Este último artículo indica que una vez cesado el Comité Ejecutivo, se acude al artículo 20. Es decir, habría convocatoria de una Asamblea extraordinaria y nueva elección de la Ejecutiva nacional por parte de los afiliados.

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