Algunos dirigentes del PP se sorprendieron cuando al llegar Rajoy al Gobierno hace 15 meses, no sustituyó al frente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) al general Félix Sanz. Otros, los mejor informados, intuyeron enseguida que Sanz tenía asegurado, como mínimo, el agotamiento de su mandato, los cinco años establecidos en el Estatuto del propio Centro, con vencimiento en julio del año que viene. Dos han sido las razones de su continuidad en cargo tan sensible, según fuentes de toda solvencia. En primer lugar, la buena relación que el general forjó con Rajoy en su etapa como líder de la oposición, pues le mantenía periódicamente informado de lo que dentro del CNI se consideraban los grandes asuntos de Estado, con el foco principal sobre el terrorismo etarra. La segunda razón, no menos importante, la petición expresa del rey Juan Carlos a Rajoy, instalado ya en La Moncloa, de que mantuviera a Sanz al frente de los servicios de inteligencia con el argumento de que era un hombre de la máxima confianza y lealtad, del que no convenía prescindir.
El Rey le transmitió al presidente del Gobierno que el general Félix Sanz era un hombre de la máxima confianza y lealtad, del que no convenía prescindir
Dicho y hecho. Rajoy confirmó al general en su puesto y delegó en la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría la interlocución cotidiana con el CNI. Desde entonces, Sanz despacha con ella todas las semanas los asuntos importantes y, periódicamente, reporta también al ministro de Defensa, Pedro Morenés, y al titular de Interior, Jorge Fernández Díaz. El segundo enlace del que dispone el Gobierno en el Centro, y este sí que ha sido un nombramiento del equipo de Rajoy, es Beatriz Méndez de Vigo, con 30 años de experiencia en el Centro a sus espaldas, hermana del secretario de Estado para la UE, buen amigo del presidente y también persona de la máxima confianza del ministro José Manuel García Margallo. Desde hace ocho meses, ocupa la secretaría general de los servicios secretos, segundo puesto de categoría dentro del macro edificio situado en la carretera de La Coruña.
Pero con quien el general sigue manteniendo una relación de especial confianza, siempre bajo el manto de la discreción, es con el rey Juan Carlos, siempre inclinado a informarse de asuntos calientes a través de un canal tan inseguro como el teléfono móvil. Para prevenir los riesgos adosados a las ondas hertzianas, el Monarca se ve a menudo con el director del CNI en La Zarzuela y, aunque sus conversaciones no trascienden al resto de la Casa Real, es lógico pensar que en ellas ocupan un lugar principal los escándalos que últimamente vienen salpicando a la Corona, en la vertiente judicial centrados en el ‘caso Urdangarin’ y en el plano más personal, en la “entrañable amistad” que don Juan Carlos mantiene desde hace años con la preciosa y polémica princesa Corinna.
Don Juan Carlos despacha periódicamente con el director del CNI en La Zarzuela y éste atiende siempre las llamadas personales que le hace el monarca por el teléfono móvil
El general ya ha anticipado al Gobierno que el próximo martes va a facilitar escasos datos, por no decir ninguno, sobre los “servicios de Estado” que la princesa ha reconocido haber prestado a España y que durante su comparecencia en el Congreso va a negar cualquier vínculo con la agencia Método 3, en el epicentro del escándalo del espionaje destapado en Cataluña. También abordará la actividad que realizó para los servicios secretos a partir de 2008 el hacker argentino Matías Bevilacqua, contratado por la defensa de Iñaki Urdangarin para “ordenar” sus correos electrónicos y poder salir airoso de su imputación en el ‘caso Nóos’.
Félix Sanz tiene motivos para desconfiar de la comisión de fondos reservados del Congreso porque casi todo lo que se dice en ella se termina filtrando. De ahí que haya optado por el atajo y mantenga una relación muy fluida con los portavoces de los principales grupos parlamentarios, con los que comunica también cuando ellos le llaman o cuando él considera conveniente transmitirles alguna información de interés. A Alfredo Pérez Rubalcaba le sigue llamando “ministro” y ambos conservan una sólida amistad, pues despachaban casi todas las semanas cuando ocupaba la Vicepresidencia del Gobierno y la cartera de Interior. El general mantiene también una relación personal muy diligente con el portavoz de CiU en Madrid, Josep Antoni Durán i Lleida.
Rubalcaba y Durán i Lleida son los principales contactos que tiene el responsable de los espías en la oposición parlamentaria
Aunque el mandato del director del CNI vence en julio del año que viene, y en el Gobierno no se ha planteado todavía si se le prolongará por otro lustro, todas las fuentes consultadas, incluidas las parlamentarias, prevén su prórroga. A pesar de que los máximos puestos de responsabilidad los tuvo en la etapa socialista, como jefe del Estado Mayor de la Defensa con José Bono de ministro, y como director del CNI con Carmen Chacón en los mismos menesteres, su ausencia de sectarismo, su eficacia y su relación directa con La Zarzuela ponen en sus manos todas las papeletas para continuar al frente de los espías y seguir permitiendo que el Rey duerma tranquilo.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación