España

El CNI alertó al Gobierno de que Marruecos usó la crisis de Ceuta para forzar un cambio sobre el Sáhara

Los servicios de inteligencia concluyeron que la llegada masiva de inmigrantes en mayo fue un mecanismo de “presión” para que Moncloa cediera en el reconocimiento de la antigua colonia

Nueva información del CNI. Las fuerzas de seguridad del Estado se vieron sobrepasadas el 18 de mayo de 2021 cuando más de 8.000 personas cruzaron la frontera de Ceuta de forma irregular. Las imágenes de jóvenes corriendo alrededor de la valla para sortearla y nadando con botellas de plástico para alcanzar territorio español dieron la vuelta al mundo y pusieron en entredicho las relaciones diplomáticas entre ambos países vecinos. Como avanza El Pais, después de más de un año de esa crisis migratoria, se sabe que el CNI remitió varios informes en los que profundizaba sobre las relaciones con Rabat después de la llegada a España del líder del Frente Polisario, Brahim Gali y la posición marroquí.

En el documento queda reflejado que la Inteligencia española advirtió al Presidente del Gobierno que la llegada de los miles de marroquíes estaba enmarcada en una estrategia de "presión" por parte de Marruecos y que iba en la línea con su discurso "agresivo" para que Moncloa virara en su estrategia de reconocimiento del Sáhara Occidental. Justamente ha sido en marzo de este año cuando el Gobierno ha relajado su blindaje a la excolonia y ha considerado la autonomía del Sáhara como una resolución "realista".

La crisis de Ceuta dejó tacada la estrategia exterior de la Moncloa, con la salida de la ministra Arancha González Laya y el enfriamiento de las fronteras con Ceuta y Melilla (ya de por si herméticas tras la pandemia). Justo cuando las relaciones iniciaban una fase de deshielo, con el anuncio del plan de autonomía para la excolonia, se supo que los dispositivos del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, la ministra de Defensa, Margarita Robles, y de la exministra de exteriores, Arancha González Laya habían sido infectados con el programa espía Pegasus. La polémica estalló por los aires después de las acusaciones de los independentistas al Gobierno al encontrar restos del mismo software en sus móviles, pero la ONG Amnistía Internacional ya había asentado precedentes sobre Marruecos al informar que en verano de 2021 usó el programa para vigilar 50.000 teléfonos.

El interés de Marruecos por el Sáhara es histórico y justo en el momento de la llegada de Ghali estaba inmerso en una estrategia internacional para conseguir su reconocimiento.Como detalló el CNI al Gobierno, Marruecos había trabajado para atraer al presidente de EEUU, Joe Biden, para que reconociera la soberanía de Rabat sobre la excolonia, tal y como hizo Donal Trump. El discurso de determinación sobre esta causa se había mantenido, sin embargo, relajado con España por gozar en ese momento de entendimiento mutuo. Sin embargo, la buena sintonía se rompió con la llegada de Ghali, y dio el pistoletazo de salida para abrir una etapa de presiones para, luego, acordar concesiones.

El CNI y Mohamed VI

Los informes del CNI concluyen que el monarca Mohamed VI era plenamente consciente de esta estrategia, en la que se implicó personalmente precisamente por considerar que le llegada del líder del Frente Polisario también había sido monitorizada desde las altas instituciones españolas. Quién estaba detrás de este plan era un estrecho consejero del rey, Fouad Alí el-Himma, con quién el Gobierno se sentó a comer en abril para zanjar la crisis junto con la comitiva de exteriores marroquí.

Robles se ampara en la ley

La ministra de Defensa, Margarita Robles, se ha amparado este lunes en la Ley que regula el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) para no revelar si los servicios de espionaje alertaron de movimientos de Marruecos para forzar un cambio de postura de España respecto al Sáhara Occidental. "Todo lo que realiza el CNI tiene carácter de secreto y no se puede hacer ninguna manifestación al respecto", ha sostenido en una entrevista en Telecinco, respecto a la información que publica este lunes El País sobre la crisis migratoria en la valla de Ceuta de mayo del pasado año.

En cualquier caso, la ministra de Defensa ha aludido al "rigor" de todas las actuaciones del CNI y ha ensalzado el trabajo "serio y riguroso" de sus más de 3.000 miembros, tanto dentro con fuera de España, y "siempre sometidos a la legalidad". Aunque no ha querido ahondar en este asunto, sí que ha apuntado que las relaciones entre España y Marruecos "han dado un giro importante" y ha sostenido la necesidad de que España tenga una buena relación con sus países vecinos, como Marruecos, Argelia, Francia o Portugal.

Además, ha evitado señalar al reino alauí en el caso del espionaje a móviles de miembros del Gobierno con el programa 'Pegasus' -entre ellos el suyo- y ha explicado que en estos casos es muy difícil comprobar la autoría de las intrusiones y no se deben hacer acusaciones "sin pruebas". "Yo no sé quién ha sido", ha asegurado recordando que hay una investigación abierta en la Audiencia Nacional y "la prudencia" aconseja no hacer manifestaciones "carentes de ninguna prueba".

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