España

La coalición sale "cohesionada" pero igual de recelosa tras el 'giro' de Sánchez

Ni el PSOE ni Unidas Podemos se fía el uno del otro, pero ambos están atados por un fin superior: permanecer en La Moncloa

La salida de Pablo Iglesias del Gobierno de España cambió el funcionamiento de la coalición de PSOE y Unidas Podemos en Moncloa. Cuando el otrora vicepresidente segundo se sentaba en el Consejo de Ministros, los suyos sabían que pese a tener apenas poder real en el Ejecutivo, las argucias comunicativas de su exlíder eran el gran arma que les hacía fuertes.

En esa época, Unidas Podemos mandaba sin mandar. Pero Yolanda Díaz no es Iglesias. Y el núcleo duro del presidente, Pedro Sánchez, lo ha entendido muy bien. Por eso, la protagonista de la nueva izquierda que quiere Sumar llegó al debate del estado de la nación sin tener ni idea de qué se iba a anunciar. Fue un 'giro social' que cohesionó, Moncloa dixit, a los socios, pero que magnifica la desconfianza entre ambos.

El sector socialista del Gobierno no quería ni una sola filtración. Por eso, a los morados nos les llegó nada, según reconocen fuentes gubernamentales de Unidas Podemos, de lo que se estaba preparando en la cocina monclovita. El auge del proyecto político de Yolanda Díaz impedía al PSOE compartir con ella el 'giro social' que la 'dama roja' llevaba tanto tiempo exigiendo. Máxime cuando los medios escudriñan cada acto de Sumar. Los socialistas no podían armar a la adversaria enseñándole las armas con las que iba a atacar el 10,2% de inflación que asola España.

Moncloa: "Objetivo cumplido"

"Objetivo cumplido", piensa el entorno del presidente. Y todo porque se ha descolocado al PP tras el debate, pero también se ha achicado el espacio a Yolanda Díaz. La sastrería de Moncloa vistió a Pedro Sánchez de líder de izquierdas, convencida de que solo así podrán revalidar cuatro años en el poder.

El PSOE, ahora al mando del equipo de presidencia tras la salida de Iván Redondo, aprendió la lección de la caída de su anterior presidente José Luis Rodríguez Zapatero, tumbado por la crisis económica y por su 'traición' a la izquierda a la que abofeteó en 2010 con el mayor recorte de gasto social de la democracia. Sánchez, a las puertas de la enésima crisis agravada por la guerra en Ucrania, no va a acometer el mismo error.

Miembros del Gobierno de coalición. / EUROPA PRESSEUROPA PRESS

Sale airoso el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, partidario de atarse a Unidas Podemos hasta el punto de mimetizarse en contra del criterio del jefe de gabinete, Óscar López, que aborrece a los morados hasta punto de susurrar a Sánchez casi a diario que les dé patada y les saque de Moncloa para que pueda verse como el único líder de la izquierda.

Yolanda Díaz, cabreada

La 'dama roja', que estrenó su proyecto político en el centro cultural Matadero con el viejo mantra de la izquierda de que los "híper ricos no se puede independizar y tienen que aportar", desdeñó en cierta manera las medidas, y dejó entrever un marcado carácter electoralista en ellas no sin cierto retintín: "Antes parecía que no era posible. Hoy sí es posible". En verdad, la vicepresidenta segunda está armando los mimbres de su proceso de escucha con el mensaje de la justicia fiscal por bandera. Por eso se entiende su enfado.

En verdad, más allá del golpe encima de la coalición dado por Sánchez, la 'dama roja' enfrenta otro problema político: Podemos. Los morados se atribuyeron el giro social del presidente. En parte, el líder socialista les ha reforzado no solo ante el electorado progresista, sino también ante la propia Yolanda Díaz, con quien los morados mantienen una guerra fría por la línea política de Sumar y por su posición en el futuro frente amplio. Y todo porque ahora Podemos volverá a blandir el arma de la imprescindibilidad de sus siglas en la transformación de la izquierda.

Podemos quiso atar a Yolanda Díaz en corto un día después del estreno de Sumar. La secretaria general morada, Ione Belarra, marcó línea social al Gobierno y, de paso, metió a la vicepresidenta segunda en el círculo morado para incidir en la línea de autorreivindicación del partido. Mientras, el entorno de la vicepresidenta segunda, según recoge El Periódico de España, lamenta que la campaña de acoso y derribo contra ella procedente de Podemos continúe. Precisamente, el lío mediático organizado por Iglesias a cuenta de los audios con conversaciones entre el periodista Antonio García Ferreras y el excomisiario José Manuel Villarejo, sería una argucia más para no dejar volar a la esperanza de la izquierda.

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