A sobresalto por día, la Guardia Civil no se repone de los últimos acontecimientos que han acabado con su cúpula. Ceses, dimisiones, mandos apartados... ese es el precio del "impulso" [sic] que Fernando Grande-Marlaska quiere dar al Instituto Armado. El ministro del Interior dicta órdenes exprés para tapar los agujeros y evitar que la nave haga aguas. Pero la sacudida es fuerte y las consecuencias son imposibles de medir, según fuentes internas del cuerpo. "No habíamos sufrido una convulsión como esta en las últimas décadas".
"Remodelación" o "reestructuración" son algunos de los términos que Marlaska emplea para definir el descabezamiento que está sufriendo la Guardia Civil. Alega que son "cargos de confianza" y que necesita tener a figuras próximas para el "impulso" que ha diseñado para el Instituto Armado. Argumentos que resultan incomprensibles para la oposición... y también para buena parte de la cúpula del cuerpo: "Sufrimos una caza de brujas".
Hay un comentario general. "Se les ha ido de las manos". Mandos de la Guardia Civil contemplan con estupor los últimos episodios y detallan que la brecha es ya insalvable. Que no queda ningún atisbo de confianza y que todos se ven sometidos a un juicio basado en "criterios políticos" y no en hechos. Su trayectoria, como ha quedado demostrado en los últimos cambios -Diego Pérez de los Cobos, Laurentino Ceña, Fernando Santafé- no es ningún escudo frente a estas decisiones repentinas.
Cese de Pérez de los Cobos
Difícilmente se podían imaginar hace unas semanas que las investigaciones en torno al 8-M en Madrid serían el punto de partida para descabezar a la cúpula de la Guardia Civil. Mandos consultados por Vozpópuli destacan los años más duros de lucha contra ETA o episodios tensos como los operativos en Cataluña frente al desafío independentista. El detonante para descabezar al Instituto Armado ha llegado desde un flanco inesperado.
Domingo por la noche. El coronel Diego Pérez de los Cobos (Yecla, 1964), al frente de la Comandancia de Madrid, recibe dos llamadas en las que se le requiere información sobre estas pesquisas, según fuentes próximas a los hechos. Conversaciones tensas. Él se niega a facilitar el informe -siempre siguiendo el mismo relato-. La directora de la Guardia Civil, María Gámez, le llama para comunicarle la propuesta de cese.
Varias décadas de lucha contra ETA, testimonio clave en el juicio del procés, el ministerio del Interior pone fin a su carrera. Una decisión que no es más que el preludio del terremoto.
Dimisión de Laurentino Ceña
Laurentino Ceña (Colunga, 1955) no está de acuerdo con las decisiones que se han adoptado. Es el Director Adjunto Operativo (DAO), número dos de la Guardia Civil tras la directora, María Gámez. Le quedan unos días para retirarse -ya debía haberlo hecho, pero la crisis del coronavirus le ha obligado a posponer su marcha-, pero toma una decisión irrevocable: la dimisión de su cargo.
Marlaska adopta una solución de urgencia y nombra nuevo DAO al general de división Pablo Salas Moreno, jefe de los servicios de información de la Guardia Civil. En la rueda de prensa en la que anuncia la equiparación salarial, el ministro del Interior anuncia el ascenso de Salas a teniente general. Decisión exprés para ocupar el cargo. Algunos de los mandos del cuerpo se soliviantan por no respetar el orden no escrito que apuntaba al teniente general Fernando Santafé, jefe del Mando de Operaciones, para ocupar el puesto.
Santafé, apartado
Y es precisamente el general Fernando Santafé (Bétera, 1956) el protagonista del tercer acto. Este miércoles, el Ministerio del Interior anunciaba que le apartaba del cargo, cortando así la línea sucesoria y eliminando cualquier posible roce entre el nuevo DAO y el que estaba llamado a ocupar el puesto. Para definir el nuevo destino de Santafé, Interior habla de "una plaza acorde a categoría". Esa plaza será un puesto administrativo en el Ministerio, primero, y dirigir el Centro Universitario de la Guardia Civil, después.
"Retiro forzoso", lo definen fuentes de la Guardia Civil. "No hay palabras para describir el malestar de los mandos", añaden unos. "Esto es un antes y un después", consideran otros. La realidad es que en tres días, el Instituto Armado se ha quedado sin su jefe de comandancia -Pérez de los Cobos-, sin su DAO -Ceña- y sin su jefe del Mando de Operaciones -Santafé-.
Para cubrir el puesto de éste último, Interior ha optado por otra decisión de urgencia. Propone al general de división Félix Blázquez González [cuatro décadas de experiencia en puestos clave] para que sea ascendido a teniente general y ocupe el puesto vacío.
Tres mandos cesados, la cúpula 'derrotada' por Marlaska para su "impulso", "remodelación" y "reestructuración" a la Guardia Civil.
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