Miles de conductores se han quedado atrapados durante los dos últimos días en los gigantescos atascos que registra la ciudad de Vigo, tanto el centro como todas las vías de entrada, desde que los 11,5 millones de luces instaladas con motivo del inicio de las fiestas navideñas empezaron a brillar con tal resplandor que se pueden ver hasta en Nueva York, según aseguró con sorna el alcalde, Abel Caballero, en el vistoso acto de encendido celebrado hace una semana.
Ya entonces el regidor, que declaró encendida la Navidad “en todo el planeta”, vaticinó que Vigo recibiría a varios millones de visitantes entre diciembre y mediados de enero, y todo indica que las previsiones se van a cumplir con creces, pero lo malo es que la ciudad no tiene dónde meter tal avalancha de coches. El panorama se ha complicado más de la cuenta durante este fin de semana debido a que el viernes fue festivo en Portugal, lo cual ha provocado un desembarco inusual de vehículos llegados del país vecino.
¿Resultado? Un caos monumental en toda la ciudad, donde a veces hasta las ambulancias tienen problemas para avanzar; varios kilómetros de colas en los principales accesos, que provocan la desesperación de muchos miles de conductores tras pasar horas sin apenas poder moverse; vehículos aparcados en los lugares más inverosímiles ante la imposibilidad de encontrar el más mínimo hueco y la sensación generalizada de que el plan de tráfico puesto en marcha por el Ayuntamiento está haciendo aguas por todas partes.
Especialmente agobiantes han sido los colapsos registrados en el túnel de Beiramar, una arteria vital de conexión con la autopista, en el que se han visto atrapados innumerables automovilistas, durante horas, sin posibilidad de avanzar ni de dar la vuelta, situación que se ha repetido en la Avenida de Madrid, otra de las vías principales de acceso, donde las hileras de vehículos han alcanzado varios kilómetros de longitud. Ante este panorama, numerosos autocares cargados de turistas han optado por abrir sus puertas para que los pasajeros llegasen a pie hasta el centro. Para poner la guinda al caos, los trabajadores de la empresa concesionaria de los autobuses de transporte urbano, Vitrasa, llevan varios días de huelga, con las consiguientes consecuencias en el tráfico.
La proximidad del puente festivo, durante el cual muchas miles de familias foráneas aprovecharán para desplazarse a Vigo y disfrutar de su animado ambiente, pondrán de nuevo al límite la capacidad de ‘absorción’ de la ciudad y la paciencia de un número creciente de vecinos a los que no les hace ninguna gracia ver cómo las tranquilas calles en las que residen se abarrotan durante todo el día de visitantes llegados de toda Galicia, Portugal y otras comunidades cercanas.
El enorme tirón de las fiestas navideñas de Vigo se ha traducido, en los últimos años, en cifras que marean. En la anterior campaña hubo fechas en las que la ciudad vivió el desembarco de 170.000 visitantes en una sola jornada, es decir, más de la mitad de su población, y de 55.000 coches foráneos. Según cálculos del Ayuntamiento, entre mediados de noviembre de 2022 y el 15 de enero de 2023 la ciudad recibió a más de cinco millones de personas residentes fuera del municipio. Es lo que tiene, como dice Caballero, jugar en la superliga navideña de las grandes urbes del mundo. Con sus cosas buenas y, también, con las malas.
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