El aeropuerto de Castellón ha conseguido eludir el fracaso de las instalaciones aeroportuarias españolas de la época del derroche con el de Ciudad Real como máximo exponente.
La instalación castellano-manchega ha quedado abocada al cierre, mientras que la castellonense ha logrado ya superar en número de pasajeros al de Vitoria.
La polémica ha surgido con el aeropuerto de Ciudad Real que pueda acabar albergando un centro de acogida de inmigrantes si el Gobierno de España y la entidad que lo gestiona (CRIA) llegan a un acuerdo.
Refleja el exceso en la creación de esta instalación en una época en la que las Administraciones no calibraban escrupulosamente la inversión pública. El aeropuerto es de carácter privado pero la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha le otorgó la consideración de proyecto de especial interés público.
220 millones de euros
Más aún, la quebrada Caja Castilla-La Mancha, le brindó un crédito millonario pese a su situación agónica y las malas expectativas de la instalación aeroportuaria que tuvo un coste inicial de 220 millones de euros.
Ahora, al margen del rodaje de anuncios publicitarios y películas; simulaciones de operaciones de los GEO; y otros eventos que nada tienen que ver con el tráfico aeroportuario, estas instalaciones de Ciudad Real pueden en el futuro acoger a inmigrantes.
Apunta igualmente a protagonizar el enésimo choque entre Pedro Sánchez y Emiliano García-Page, ya que el presidente del Gobierno contactó con la empresa gestora a espaldas del presidente autonómico.
La empresa propietaria debe ya 4,49 millones de euros a Hacienda y las cuentas del aeropuerto refleja más de 17 millones de pérdidas.
El aeropuerto de Fabra
Un camino paralelo, en lo que respecta al derroche, coronó el nacimiento del aeropuerto de Castellón, impulsado por el polémico expresidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra.
La cercanía de los aeropuertos de Valencia y de Reus no auguraban un gran potencial, aunque sí el crecimiento turístico de la provincia y la posibilidad de ser una alternativa al saturado aeropuerto de la capital del Turia.
Fue inaugurado oficialmente en 2011, su tramitación nació en 2002 con una orden ministerial que creaba la empresa pública Aerocas, adscrita a la Generalitat Valenciana, y el coste de construcción superó los 175 millones de euros.
Los permisos para operar no llegaron hasta diciembre de 2014 y en 2015 el equipo de fútbol del Villarreal protagonizó el vuelo inaugural. Las dificultades iniciales llevaron a Aerocas a adjudicar la gestión del aeropuerto a la empresa canadiense SNC-Lavalin por 25 millones de euros para intentar reflotarlo.
A principios de 2017 SNC-Lavalin anunció su abandono de la gestión aeroportuaria en Europa y cedió el testigo a la compañía francesa Deis Management que también desistió de la gestión en 2019 al no cumplir sus expectativas de negocio.
Vuelta a la gestión pública
La vuelta a la gestión por parte de Aerocas marcó el principio del despegue del aeropuerto de Castellón que en los últimos años ha comenzado a tener unos números que lo sitúan en la zona media de los aeropuertos españoles de la red pública de Aena.
En el último ejercicio, las cuentas ya muestran una cifra de negocio de 2,1 millones de euros, que dobla la registrada en 2022. La inversión pública en la captación de nuevos destinos está dando resultados y en los primeros 8 meses de este año han pasado por el aeropuerto de Castellón casi 200.000 pasajeros y un total de 8.761 operaciones.
Castellón está así ya por delante de un total de 17 aeropuertos españoles, según confirman a Vozpópuli fuentes de la compañía gestora. Ha superado en número de usuarios al de Vitoria y está ya a escasos 10.000 de alcanzar la operativa registrada enn el aeropuerto de la isla canaria de El Hierro.
Medio millón de pasajeros
La conexión con Madrid permite facturar las maletas en Castellón y recogerlas en Nueva York o Hong Kong, entre múltiples destinos. Y lo más atractivo para los usuarios es que ya hay rutas establecidas con Londres, Berlín, Milán, Bruselas u Oporto, al margen de destinos nacionales como Bilbao o Asturias.
El objetivo fijado por el Gobierno valenciano es superar los 350.000 pasajeros en 2025 y el medio millón a lo largo de 2026, por lo que la viabilidad del aeropuerto que compartió origen polémico en la época dorada española con el de Ciudad Real u otros como el de Burgos parece ya garantizado.
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