La negociación de los Presupuestos de la Generalitat para 2023 encara su último arreón con Compromís y Podemos tensando la cuerda para que el incremento respecto a 2022 sea generoso en un próximo ejercicio que estará jalonado por diversos procesos electorales municipales, autonómicos y nacionales. El PSPV de Ximo Puig no está por la labor de que las cuentas sean tan expansivas como reclaman sus socios de Gobierno.
Las posturas están bastante distantes como para pensar que en el pleno del Consell previsto para mañana se puedan acordar esas cuentas, por lo que todo indica que el ejecutivo autonómico apurará los plazos legales previstos y se tendrá que reunir el próximo lunes en una sesión extraordinaria para rematar los acuerdos. Los consellers de Compromís y Podemos (que tienen en el Gobierno a Aitana Mas y Héctor Illueca como cabezas visibles) comenzaron la negociación demandando un crecimiento conjunto del Presupuesto autonómico en torno al 16%, mientras que el conseller de Hacienda, Arcadi España, (PSPV) no veía que debiera sobrepasar el 4%.
Cuatro puntos de distancia
Esa distancia sideral se ha atenuado con el paso de los días en el seno de la comisión negociadora pero, en cualquier caso, sigue siendo muy grande. Las fuentes de la negociación que aglutina a todas las sensibilidades políticas del Gobierno valenciano consultadas por Vozpópuli cifran en cuatro puntos aproximadamente la discrepancia. El titular de Hacienda estaría dispuesto a llegar al 7% de incremento en el Presupuesto, mientras que las pretensiones de los departamentos que lideran Compromís y Podemos supondrían una subida cercana al 11%.
El principal foco de tensión está en el aumento del déficit que generará este aumento presupuestario, ya que los ingresos previstos no crecerán al ritmo que se elevarán los gastos. A diferencia de la Comunidad de Madrid que ayer aprobó una subida presupuestaria del 11% sobre la base de un crecimiento de ingresos del 16%, en la Comunidad Valenciana las expectativas no son tan altas.
Incremento del déficit por ingresos irreales
Los 1.336 millones de euros ficticios que se presupuestan por la infrafinanciación autonómica no tendrán contrapartida real, y a ello hay que sumar que los 1.000 millones de euros de la partida para la salida del COVID que se consignó el año pasado y que para las cuentas de 2023 no deberían tener cabida. Compromís y Podemos abogan por volver a presupuestar esa cantidad bajo otro 'paraguas', mientras que Arcardi España cree que meter casi 2.500 millones de euros que no entrarán en las cuentas del Consell será otro fuerte empujón al desfase presupuestario y, a futuro, en el crecimiento de la elevadísima deuda autonómica.
Hay factores que van a provocar de manera automática el crecimiento de los presupuestos como la subida de los salarios a los funcionarios un 3,5% que aprobó el Gobierno de Pedro Sánchez y que incidirán en los gastos de personal del Capítulo I. Igualmente la subida desmesurada de los precios de la energía se repercutirá en los gastos del Capítulo II referente los gastos corrientes de los diferentes departamentos del Gobierno.
Frente a ello, Compromís y Podemos defienden que este año la Generalitat tendrá una recaudación de impuestos más de 2.000 millones de euros (cuando acabe el año) por los efectos de la inflación. Es cierto que gran parte de ese 'bocado' procedente del bolsillo de los ciudadanos corresponde a tributos del Estado por lo que llegarán en ejercicios venideros una vez realizada la liquidación. En menor medida, ese exceso de recaudación, sí que será absorbido directamente por la Generalitat a través de los impuestos propios o cedidos.
Inversiones y ayudas a las familias
Reclaman los socios de Puig que ese 'dinero de más' sea revertido en los ciudadanos a través de unas cuentas con gastos más elevados que ayuden a paliar las dificultades de las familias a través de inversiones que les beneficien o ayudas de la Administración autonómica.
Mientras, las Cortes Valencianas ya han dirigido a Arcadi España su previsión de crecimiento en los gastos y solicitan un incremento del Presupuesto de la Cámara de un 10,94% donde destaca una subida de los sueldos de los diputados de un 4% y crecimientos superiores al 30% en capítulos como el de asesoramiento lingüístico.
La negociación de los Presupuestos, además, ha estado interrumpida por la crisis de Gobierno provocada por la batalla interna en Iniciativa (uno de los tres partidos que conforman Compromís) y que ha acabado con el relevo de la consellera de Agricultura, Mireia Mollà, por Isaura Navarro, a propuesta de la vicepresidenta, Aitana Mas –las tres militantes de esta formación-.
La lupa sobre Aitana Mas
La dimisión del subsecretario del área que lideraba Mollà y el hueco dejado por Isaura Navarro ha provocado una cascada de cambios en el momento más delicado de la legislatura. La decisión de Aitana Mas ha obtenido críticas internas y es de esperar que su gestión de los Presupuestos se mire ahora con lupa, por lo que es difícil que Compromís se baje de la petición de crecimiento de ese 11% del Presupuesto porque de hacerlo a Mas podrían acusarla de hacer 'seguidismo' de la postura de Ximo Puig, como ya exponen abiertamente algunos miembros de Iniciativa, a apenas seis meses de las elecciones.
Las conversaciones se van a acentuar a partir de la jornada de hoy y es posible que a última hora se pudiera concretar el acuerdo o anunciar que seguirán negociando durante todo el fin de semana para acercar al máximo las posturas para un hipotético Consell extraordinario del próximo lunes que marca el tope temporal marcado por la ley. Y es que el artículo 34 de la Ley 1/2015 de Hacienda Pública, del Sector Público Instrumental y de Subvenciones reglamenta que el proyecto de ley de Presupuestos de la Generalitat "se remitirá a Les Corts antes del 1 de noviembre de cada año".
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