La incertidumbre que se ha abierto a la izquierda del PSOE con la conformación de la plataforma Sumar de Yolanda Díaz puede tener efectos el 28-M en la Comunidad Valenciana pese a que no forme parte de la contienda electoral autonómica y municipal. A grandes rasgos, este experimento político podría ser una tabla de salvación para Joan Ribó en Valencia y una pesada losa que puede hundir las opciones de Ximo Puig.
Las fuentes consultadas por Vozpópuli en Compromís estiman que habrá un máximo de 50.000 votos que puedan llegar a la coalición nacionalista por el efecto de Yolanda Díaz y que irían en detrimento de Podemos. El escaño en las Cortes Valencianas suele 'costar' alrededor de 25.000 votos, por lo que Compromís podría engrosar entre 1 y 2 sus previsiones y quedarse en una horquilla de 16-17 diputados.
El problema para el bloque de izquierdas es que esos vasos comunicantes entre formaciones dejarían a Podemos –que ya está superando apenas el 5,7% en las encuestas– en serio riesgo de no alcanzar el listón electoral y enviar los 5-6 escaños potenciales al cesto de los votos sin representación en las Cortes.
Cambio de guión para Puig
Esta circunstancia afecta al planteamiento de la campaña de Ximo Puig, que está optando por estirar todo lo que puede la gestión autonómica como argumento para concurrir el 28-M ante los valencianos. El apoyo que Pedro Sánchez está brindando al efecto de Sumar porque le puede resultar convienente a nivel nacional, a Puig le genera mucha incertidumbre.
Las fuentes consultadas por Vozpópuli en el PSOE valenciano consideran que se puede revalidar el pacto del Botànic, incluso de manera más amplia, si entra Podemos en las Cortes.
Si finalmente las desavenencias entre la formación morada y Díaz siguen sin resolverse antes de la cita con las urnas, Puig valoraría cambiar el rumbo de no agresión actual e intentar dar un 'bocado' al electorado de Podemos para salvar los votos que pueda por ese flanco.
La suma entre PSOE y Compromís para gobernar en solitario se hace más difícil y obligaría a los socialistas a alcanzar un mínimo de 33 escaños (que ahora mismo es la previsión máxima que maneja el núcleo cercano a Puig).
No podría haber ni un resbalón en la campaña y los socialistas tendrían que forzar la máquina con anuncios de última hora y apelar a que el voto útil de la izquierda se desplazara al PSOE, cuestión que hasta la fecha no están haciendo para dar oxígeno a sus socios de gobierno.
Ribó, encantado
La traslación de esta situación preelectoral al ámbito local de Valencia ciudad es diferente. Joan Ribó esta misma semana no se ha tapado al requerir la ayuda de Yolanda Díaz en la campaña, aunque evitando conflictos con vistas a las elecciones generales.
La inyección de votos de simpatizantes de la vicepresidenta en la coalición nacionalista podría darle la ventaja, primero frente al PSOE de Sandra Gómez y, segundo, acercar la vara de mando por tercera vez al político manresano.
Las mismas fuentes consultadas por este medio en Compromís afirman que Ribó estaría ahora mismo entre los 8-9 escaños. Esos miles de votos procedentes de la órbita de Podemos que irían a la coalición encabezada por el alcalde podrían consolidar el escaño 9 si se toma como referencia los 16.000 valencianos que hace 4 años votaron a Podemos.
La formación que encabeza Pilar Lima, en coalición con Esquerra Unida, sale en las encuestas por debajo del 5% (a diferencia de lo que sucede en el ámbito autonómico) y no lograría representación.
Quizás por eso Ribó ha sido más explícito en su alianza personal con Díaz, sabedor de que los votos de Podemos sin el premio del escaño restarían opciones a su proyecto, ya que el PP de María José Catalá estaría ahora en los 13 escaños y Vox en los 3, al borde de poder gobernar.
El liderazgo de la izquierda
Sandra Gómez, por su parte, aspira a quedar por delante de Ribó y sus números hablan de crecimiento hasta los 8-9 escaños frente a los 7 actuales. Tampoco ha sido muy bien recibida la estrategia del líder del PSOE en relación al experimento de Sumar que, en el caso de la Comunidad Valenciana y la capital del Turia, puede tener una incidencia decisiva.
La campaña que diseñe Yolanda Díaz de apoyo a Podemos o a Compromís puede resultar clave en ese reparto final de afectos con la vicepresidenta. Hasta ahora medita entre lanzar 'guiños' a los candidatos de Compromís y a aquellos de Podemos con los que mantiene buena sintonía, pero sin su presencia física, y ceñir sus actos en los lugares donde haya alianzas.
La dirección nacional de Podemos ha confirmado a Vozpópuli que a día de hoy Yolanda Díaz no les ha comunicado "absolutamente nada" sobre sus planes para abordar la campaña electoral de las autonómicas y municipales del próximo 28 de mayo.
Escenario distinto a Madrid, Cataluña o Andalucía
Lo ajustado de los pronósticos confiere mayor trascendencia a la decisión final de la vicepresidenta en otras latitudes como Cataluña o Andalucía donde, o bien no se celebran autonómicas, o se ha producido una alianza entre Podemos y fuerzas catalanistas tales como los comunes.
Tampoco en Madrid tendrá esa importancia por la preeminencia del PP frente al resto de fuerzas. En la circunscripción madrileña, los movimientos se hacen en clave de las elecciones generales para dimensionar a Más Madrid y Podemos a la hora de exhibir músculo en una negociación futura de alianza en el ámbito nacional.
En el actual escenario, el candidato de Podemos a la Generalitat, Héctor Illueca, ha pedido una reacción rápida y que, a ser posible, haya acuerdo entre Podemos y Sumar antes del 28-M.
Si esta firma de la paz no fuera posible antes de las elecciones autonómicas y municipales, Illueca reclama, al menos, que Díaz (con la que compartió gestión en el Gobierno) haga campaña por la formación morada y que su indefinición o sus silencios no beneficien más a Compromís que no ha querido formar coalición autonómica con ellos.
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