La bajada de producción de Ford Almussafes ha supuesto que el sector de la automoción haya pasado de un peso en el PIB regional del 11,5% a un 7%, según los propios datos de los productores y que también maneja el Gobierno valenciano.
Ya lo dijo el presidente autonómico valenciano, Carlos Mazón, "el sector del automóvil está en un momento de cambios con altos y bajos pero con una capacidad para abordar los retos que antes no tenía".
Coyuntura delicada
Esa definición parece certera y también el hecho de que ahora mismo el sector de la automoción está en un momento de clara depresión. La locomotora que tiraba de las empresas auxiliares de este segmento industrial de media y alta tecnología era Ford y está en un momento de máxima preocupación.
Su bajada de producción en 2023 ha alcanzado los dobles dígitos (10,57%) con 26.000 vehículos menos frente al aumento de la producción en el sector a nivel nacional que se elevó hasta el 10,95% situando a España como octavo productor mundial de vehículos.
Ese tractor en los buenos momentos para generar empleo en las empresas auxiliares tiene el reverso de la moneda en la destrucción de empresas y puestos de trabajo cuando la incertidumbre se apodera de la factoría del ovalo.
Lastra las exportaciones
La decisión de la dirección de la marca estadounidense de retrasar la fabricación de vehículos eléctricos en Almussafes ha implicado que la posibilidad de que aumenten los 1.000 despidos pactados en el ERE en los próximos meses sea una posibilidad.
Para la economía valenciana el sector de la automoción ha sido en las últimas décadas muy importante y Ford ha llegado a suponer el 25% de las exportaciones autonómicas a través, fundamentalmente, del Puerto de Valencia.
A día de hoy, como sucede con el peso en el PIB regional, ese porcentaje ha ido menguando y actualmente las fuentes consultadas por Vozpópuli sitúan ese peso cercano al 10%.
Es una evidencia que hay un declive mientras que no se active la fabricación de los vehículos eléctricos, aunque esto suponga que se registre una menor necesidad de recursos humanos en la cadena de montaje.
Todas las esperanzas en Almussafes se centran en ese futuro a medio plazo (aún sin concretar) porque el presente es claramente de recesión. En 2023 se dejaron de fabricar los modelos S-Max y Galaxy y este año dejará de ensamblarse la furgoneta Transit.
Acelerar Volkswagen
Por eso, en el Gobierno valenciano no esperan grandes cambios en este año para Ford y se centran en avanzar lo máximo posible la llegada de Volkswagen a Sagunto, cuya gigafactoría de baterías se espera que esté activa en 2026.
También hay un ojo puesto en la llegada o no de Tesla. Elon Musk debería hacer pública su decisión de dónde establecerá su fábrica en el sur de Europa y salir así de dudas sobre si la localidad valenciana de Cheste es el enclave elegido.
La cerámica en horas bajas
Otro de los sectores importantes para la economía valenciana como es el de la cerámica también está sufriendo un proceso de transformación y adaptación a la nueva situación que ha provocado la guerra entre Rusia y Ucrania que ha elevado los costes energéticos y ha obligado a la extracción de materiales que se hacían en terreno ucraniano a otros enclaves no necesariamente más asequibles económicamente.
Pese a todo, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal avala las previsiones del primer presupuesto de Carlos Mazón al frente de la Generalitat Valenciana que estiman un crecimiento del PIB regional del 1,9 % en 2024.
Eso sí, el citado organismo pone la alerta de la ralentización en el crecimiento del empleo en la Comunidad Valenciana que podría ser del 0.8%.
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