Comunidad Valenciana

La fractura entre PSOE y Compromís se agranda a las puertas del 23-J

La negativa del PSOE a ceder una plaza en la Mesa de las Cortes y el fracaso del 28-M han acelerado la destrucción de la entente que durante 8 años ha sustentado al Gobierno valenciano

El PSOE valenciano y Compromís han cogido caminos muy diferentes en el inicio de la XI legislatura en las Cortes autonómicas que ayer levantó su telón entre grandes tensiones de los que han sido socios de Gobierno hasta hace apenas un mes.

La fractura entre socialistas y nacionalistas se ha ido gestando en los últimos meses y sólo la cercanía de las elecciones generales del 23 de julio atempera un poco las formas que se están perdiendo entre los representantes de ambas formaciones a poco que se adentre un poco en lo que se dice entre sus cuadros de mando.

El coste de una negativa

La negativa ayer del PSOE a ceder una plaza en favor de Compromís para que tuviera representación en la Mesa de las Cortes Valencianas ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los nacionalistas con quienes parecen sus socios indispensables si quieren, en algún momento, volver a gobernar en las instituciones.

Las negociaciones entre PSOE y Compromís para lograr ese puesto en favor de los nacionalistas naufragaron desde el primer día. El entorno de Ximo Puig dejó claro que el acuerdo del Botànic "era un pacto de Gobierno, no de oposición". Dicho y hecho. Los socialistas cumplieron su plan y colocaron ayer a Gabriela Bravo en la vicepresidencia primera de las Cortes.

El runrún con Gabriela Bravo

Este movimiento también causó malestar en las propias filas del PSOE. Las fuentes socialistas consultadas por Vozpópuli entienden que en una época de penurias para el PSOE como la actual "no es lógico" que Bravo tuviera el premio de 88.000 euros anuales para los cuatro años de legislatura.

La implicación en las tareas orgánicas del PSOE de la que ha sido consellera de Justicia con el Gobierno de Ximo Puig (su pareja sentimental) ha sido "más bien escasa", explican las mismas fuentes, e incluso comentó que no quería ir en las listas para las elecciones autonómicas del pasado 28 de mayo.

Ximo Puig junto a Gabriela Bravo Europa PressEuropa Press

Aceptó y figuró finalmente como número 4 en la circunscripción de Valencia, aunque siempre comentó a su entorno que volvería a su plaza en la Fiscalía si llegado el momento, como sucedió, se perdía el Gobierno valenciano. Ahora, será la mejor remunerada del grupo parlamentario socialista y esa cuestión ha abierto recelos entre los diputados que tenían expectativas de alcanzar ese puesto.

El 'bochorno' de Josefina Bueno

Esos recelos son aún mayores entre PSOE y Compromís, ya que los nacionalistas han tenido que aceptar los votos del PP para colocar a Maria Josep Amigó en la Mesa de las Cortes en el puesto de secretaria primera.

Los socialistas hicieron todo lo posible para que fuera la consellera de Innovación, Josefina Bueno, quien ocupara esa plaza pero no pudieron evitar la aritmética parlamentaria de los votos y perdieron, contra pronóstico, uno de los dos puestos que pretendían hacer valer.

Josefina Bueno tenía ayer un indisimulado enfado con su propio partido por haberle hecho pasar por el 'bochorno' de estar casi nombrada y promulgar entre los medios de comunicación su candidatura para finalmente caer frente a la candidata de Compromís.

El punto de inflexión de Oltra

Los nacionalistas, mientras, han sufrido una clara transformación en su relación con el PSOE desde que estalló el caso de Mónica Oltra. Ximo Puig trató aquel problema de manera muy fría y, pese a la dificultad de defender a quien fuera la líder nacionalista con más carisma, ni siquiera lo intentó.

Ximo Puig y Mónica Oltra Europa Press

Puig se quitó una 'competidora' con la salida de Oltra del Gobierno valenciano y ello provocó una bajada posterior en el respaldo de Compromís en las urnas porque nunca es fácil sustituir un liderazgo tan marcado. La actitud del todavía presidente valenciano con Compromís sólo ha hecho que ser más distante en los últimos meses.

Gobernar en solitario

El líder del PSOE valenciano confesó a sus colaboradores que el principal objetivo –ante una subida en apoyos de su partido que luego se moderó más de lo que preveía– era sumar más que Compromís y Podemos juntos para plantear poder gobernar en solitario.

Esta intentona que llegó a oídos de Compromís envenenó más el acuerdo que mantenían ambos partidos y que, cada vez más, se justificaba únicamente por la gestión conjunta en el Ejecutivo autonómico.

La debacle de Podemos en las urnas, la bajada de Compromís y la imposibilidad de llegar a acuerdos preelectorales acabaron hace un mes con la posibilidad de seguir gobernando en la Generalitat, en los principales ayuntamientos y en las diputaciones provinciales (con la única excepción de la de Valencia).

Advertencias claras

Ahora, a las puertas de las votaciones para las elecciones generales del 23 de julio, Compromís ya no disimula su enfado con los socialistas y varios dirigentes nacionalistas han advertido a este medio –en relación a qué piensan de las maniobras del PSOE de las últimas horas– que "ellos sabrán lo que hacen".

El PSOE valenciano abandonó hace ocho años la posibilidad de ser el partido de la izquierda con suficiente peso como para poder gobernar con mayoría absoluta y las muletas de Compromís y Podemos (ahora ya casi desaparecido) no quiere seguir utilizándolas.

El 23-J unirá el discurso de PSOE y Compromís frente a la 'extrema derecha' pero en pocos más puntos habrá un acuerdo. La legislatura ha estado llena de altibajos y desencuentros. Compromís todavía echa en cara a Puig la bajada de impuestos "a los ricos", como explicaban sus portavoces en los últimos meses, y también la falta de iniciativa de los socialistas para reformar el modelo de financiación que tanto perjudica a los valencianos.

Siempre hubo desconfianza

Incluso en el adelanto electoral que Puig ordenó en 2019, Compromís estuvo al margen de aquella maniobra. La desconfianza que ha marcado la relación de los tres socios (Podemos todavía ha sido mucho más esquivo con sus compañeros en el Consell), se ha acentuado en las últimas horas y puede tener consecuencias de cara al electorado.

Las últimas encuestas pronostican una recuperación de Compromís, de la mano de Sumar, y el PSOE no conseguiría subir apenas, a diferencia de lo que sucedió el pasado 28 de mayo. En dos semanas, el argumentario de ambas formaciones ya estará a pleno rendimiento y, probablemente, los desencuentros pueden ir subiendo de tono sin el pegamento del poder que los pueda unir.

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