Peter Lim mantiene en vilo al Ayuntamiento de Valencia, a la Federación Española de Fútbol y al propio Valencia CF al retrasar la autorización para reanudar las obras para acabar el nuevo estadio y no dar pistas sobre su decisión, según ha podido conocer Vozpópuli en fuentes de la negociación.
Acabar este recinto es preceptivo para que la ciudad de Valencia pueda presentar su candidatura como sede del Mundial 2030 y la Federación Española de Fútbol no contempla que la tercera ciudad del país se quede sin candidatura por "su experiencia previa" en la organización de grandes eventos y las "excelentes comunicaciones" que son clave para este tipo de acontecimientos, según las mismas fuentes.
La finalización del nuevo estadio es también fundamental para que el propio club de Mestalla pueda oxigenar su maltrecha economía e incluso se avance en la posible salida de Lim de la propiedad del Valencia CF al contar con más 'argumentos' para vender el 92% de sus acciones a un precio más alto que el que actualmente puede solicitar.
Cambio en el Ayuntamiento
Esta semana el Ayuntamiento de Valencia ha adoptado dos decisiones que han afectado de lleno, una, y tangencialmente, la otra, al Valencia CF.
La primera es el nuevo rumbo que el Consistorio, por orden de la alcaldesa, María José Catalá, ha marcado en sus conversaciones con el club y que obligan a reanudar las obras del nuevo estadio antes de sentarse a negociar el convenio urbanístico que supone "ventajas" para que Lim reactive el patrimonio inmobiliario del club.
La sospecha de que haya un acuerdo previo Ayuntamiento-Lim tras la reunión del concejal de Grandes Proyectos, José Marí Olano, con el abogado del singapurense en España, Germán Cabrera, no se ha esfumado.
Las mismas fuentes, sin embargo, indican que no existe tal acuerdo sino un mero interés en desbloquear la situación enquistada desde 2014.
Dobles avales y penalizaciones
Los avales solventes y las penalizaciones que exige el Ayuntamiento a Lim en caso de parar las obras (si se reanudan) son un nuevo escenario para el máximo accionista que tiene al club en la quiebra financiera y deportiva.
Lim pensaba que antes de empezar las obras en el nuevo estadio tendría el convenio atado y no va a ser así. A ello habrá que sumar los avales de las empresas constructoras que vayan a realizar esos trabajos y que tendrán que asegurarse de que no se produce un impago y, si este se produjera, tener garantías para no incurrir en pérdidas millonarias.
Esta alteración del orden de imposiciones del Ayuntamiento respecto a la legislatura pasada tiene mucho que ver con Vox. La posición de fuerza de la formación que encabeza Juanma Badenas era clara hasta hace una semana: "Lim no puede tener convenio".
La entrada en el Gobierno local de Vox el pasado viernes, para compartir gestión con María José Catalá y los otros 12 ediles del PP, ha suavizado esa posición y se ha sumado al comunicado de la alcaldesa.
Ahora bien, fuentes de esta formación han afirmado a este medio que "Vox no ha cambiado su posición ni un ápice" respecto a Peter Lim.
El escollo de Vox
Sólo en el caso de que Lim autorice la reanudación de las obras –para lo que asegura contar con los 80 millones del fondo CVC, los 30-35 de Atitlán y otros 40 aproximadamente de créditos bancarios– en Vox abrirían la mano para negociar un convenio y desbloquear una situación de parálisis del recinto que se extiende ya 15 años en el solar de la Avenida de las Cortes Valencianas.
Las fuentes consultadas en el Valencia CF aseguran tener una "relación fluida" con los gobernantes del Ayuntamiento. En realidad se refieren al PP porque consideran que Vox estuvo detrás del comunicado con las nuevas exigencias del Ayuntamiento.
Ahora bien, esa fluidez en las negociaciones se diluye cuando se traspasa el umbral de Valencia y el centro de decisión del club valencianista se concentra en Singapur. Peter Lim no ha dado luz verde a que las máquinas entren en el estadio a medio construir.
Certezas jurídicas
Y no lo ha autorizado porque quiere tener certeza sobre las garantías jurídicas y técnicas del Ayuntamiento (que pide justo lo contrario y que sea Lim el que dé el primer paso), lo que puede volver a hacer entrar en bucle la parálisis del nuevo estadio.
Llama la atención que no haya habido aún un comunicado del Valencia CF para reaccionar a las nuevas condiciones que ha impuesto el equipo de Gobierno municipal.
En el Ayuntamiento de Valencia hay expectación ante el próximo movimiento del máximo accionista del club porque de eso dependerá el futuro inmediato de la entidad valencianista, la candidatura de Valencia para el Mundial 2030 y el propio futuro de Lim como propietario del 92% de las acciones.
Sin noticias de la licencia
Los técnicos municipales no han recibido ninguna indicación para reactivar la licencia por parte de Lim. Es la misma situación establecida hace dos años cuando el Valencia CF realizó una modificación del proyecto del estadio y después "nunca tuvieron interés en lograr la licencia", señalan las fuentes municipales consultadas por este medio.
Dejar lista esa licencia de obras puede llevar aún semanas de trabajo en caso de que así lo solicite el Valencia CF porque quedan bastantes detalles técnicos por definir.
Previamente Lim tiene que dar su bendición a la presidenta del club, Layhoon Chan, algo que no se ha producido hasta la fecha.
Recuperar la confianza
En cuanto a las garantías jurídicas que Peter Lim pensaba obtener a través del convenio, el Ayuntamiento considera que –después de tantos años de incumplimiento– es al máximo accionista del club a quien le corresponde dar señales de cambio en su comportamiento y avanzar en la finalización del estadio.
De otra forma, será difícil recuperar una confianza en la relación que se deterioró hasta tal punto que Lim tiene interpuesta en los tribunales una demanda por la caducidad de la ATE contra el propio Consistorio y la Generalitat.
María José Catalá tiene claro que las obras deben reanudarse como condición previa a cualquier diálogo. Es algo que no va a variar y, además, tiene el refuerzo de Vox que tiene una posición más contraria aún a la continuidad de Lim al frente del club.
Compradores en compás de espera
Los interesados en adquirir el control accionarial del Valencia CF (al menos dos grupos han consultado esta posibilidad en los últimos meses) no van a concretar sus ofertas hasta que se despeje el horizonte inmobiliario del club y, con ello, poder acceder a una auditoría pormenorizada y realista de las cuentas.
El precio que Lim podría poner a la venta del club podría superar los 400 millones de euros pero es un precio que ningún inversor, ni siquiera los que han mostrado interés hasta la fecha, están dispuestos a alcanzar sin antes resolverse el asunto del nuevo estadio.
Las fuentes de la negociación consultadas esperan que durante los próximos 15 días Peter Lim haga algún movimiento, bien para dar luz verde, o bien para pedir al Ayuntamiento detalles de las nuevas exigencias para activar la licencia de obras.
La posibilidad de que Lim descarte la finalización del estadio en el corto plazo es la opción que causaría más sorpresa, según las fuentes consultadas. Supondría un golpe de incalculables consecuencias que obligaría al Ayuntamiento a mover ficha y, quizás, como quería Vox, buscar otro promotor.
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