Las trayectorias políticas de Carlos Mazón y María Guardiola en el último año han sido opuestas pese a estar bajo el mismo paraguas: el PP. El presidente valenciano fue rápido en alcanzar un pacto con Vox para gobernar en la Comunidad Valenciana donde la mayoría absoluta se sitúa en los 50 diputados. Sumó los 40 escaños del PP a los 13 obtenidos por Vox.
El 13 de junio del año pasado Mazón cerraba un acuerdo de gobernabilidad con Vox que se refrendó un mes después con su investidura en las Cortes Valencianas. Fue el primero de los barones territoriales en pactar con los de Santiago Abascal y aquella maniobra le valió algún tirón de orejas de la dirección nacional del PP que no quería que todo se precipitase pero Mazón no tenía más salida si quería un gobierno estable.
Presencia en los Gobiernos
En Extremadura, mientras, María Guardiola se esforzaba por alejar a Vox del Gobierno regional porque no quería en su Ejecutivo a un grupo que, según explicaba, "niega la violencia machista" o "deshumaniza a los inmigrantes".
La resistencia duró hasta el 30 de junio cuando finalmente se avino a que Vox tuviera un consejero en la Junta, frente a los tres a los que daba cabida Mazón en la Generalitat. La 'ratio' fue de un consejero por cada cinco escaños y aquí Mazón y Guardiola sí coincidieron.
También aplicaron el presidente valenciano y la presidenta extremeña una política similar en la bajada de impuestos y en la lucha contra la violencia machista, pero el trazo grueso del pacto ofrecía más resistencias y menos puntos en común con Vox por parte de Guardiola.
Muchas desavenencias
El año de convivencia con los de Santiago Abascal ha tenido para la primera presidenta extremeña desavenencias públicas con Vox en las ayudas a los sindicatos, la patronal y la cooperación internacional, así como en las políticas contra la violencia machista y en la defensa de los colectivos LGTBI.
Mazón, también ha sufrido algunos desaires de los que hasta hace diez días eran sus socios de Gobierno. La violencia machista (en cuanto a la nomenclatura) y el negacionismo sobre el cambio climático han sido algunos de esos desencuentros, junto al análisis de la figura del dictador Francisco Franco y la discrepancia sobre el modelo de financiación.
Mazón legisló más
Sin embargo, la producción legislativa ha sido prolífica por parte del Gobierno valenciano con el binomio PP-Vox y se han aprobado leyes como la de Educación, Transparencia, Agencia Antifraude, Concordia y la de la radiotelevisión pública que suponen un vuelco a lo que implementaron en su día los Gobiernos de Ximo Puig con sus socios de Compromís y Podemos.
Mazón ha extraído más jugo a su relación con Vox, mientras que Guardiola ha sufrido a los populistas (hasta en los Presupuestos) más que los ha disfrutado.
La orden de Santiago Abascal para que Vox rompiera con los Gobiernos de coalición del PP no ha hecho sino acentuar esa diferencia de estilo político entre Mazón y Guardiola.
Ceses y permanencia
El presidente valenciano, que fue el primero en firmar el pacto, fue también el más rápido en cesar a los tres consejeros de Vox de su Gobierno. Nada más terminar la comparecencia de Santiago Abascal –que Mazón siguió por televisión desde el Palau de la Generalitat– ordenó publicar en el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana los ceses de Vicente Barrera, Elisa Núñez y José Luis Aguirre.
No dio opción a más y se encaminó el día siguiente a cerrar con velocidad de crucero todos los cambios en el Gobierno valenciano que el PP ya dirige en solitario.
En Extremadura seguían también con interés las palabras de Abascal pero no hubo cese del consejero de Vox en el Gobierno extremeño.
Es más, al día siguiente Guardiola comunicó que Ignacio Higuero, el único alto cargo que tenía Vox, continuaría en su puesto, algo que calificó de "un paso valiente y comprometido". Higuero se dio de baja en el partido de Abascal.
María Guardiola tiene así para lo que resta de legislatura a un exmilitante de Vox en la Junta. Mazón, por su parte, ha prescindido de los consejeros y ha conservado a algunos de los cuadros del segundo y tercer escalón de la Administración autonómica que ya estaban con Vox, aunque no tienen carné de militancia con la formación de Abascal.
Ley de Concordia
Y la gestión post-ruptura también presenta sus matices y diferencias entre ambos líderes territoriales. Guardiola ha renegado de algunas cuestiones que impulsaba con Vox como es el caso de la derogación de la Ley de Memoria Democrática asunto del que asegura que "ya no está sobre la mesa".
Mazón, por su parte, derogó la ley valenciana de Memoria Democrática impulsada por Ximo Puig y mantiene la Ley de Concordia que fue aprobada el mismo día que Abascal rompía con el PP. Esta norma está bajo la lupa del Gobierno de Pedro Sánchez que asegura que si se publica en los mismos términos en los que fue aprobada en el Parlamento valenciano será recurrida ante el Tribunal Constitucional.
Mazón no ha cedido a esa presión y asegura que la ley de Concordia que impulsaron junto a Vox "estaba también en el programa del Partido Popular".
Cuando se le pregunta por esta cuestión de sus diferencias con Guardiola sobre la Ley de la Concordia (como hizo en 2023 sobre el pacto con Vox) Mazón contesta aludiendo a la autonomía de cada territorio. "Cada comunidad autónoma, como su nombre indica, tiene su autonomía, tiene su propio parlamento y tiene su propia capacidad de desarrollo legislativo", zanjaba esta semana en respuesta a esta cuestión.
Agotar la legislatura
En lo que sí estarán unidos Mazón y Guardiola es en su dependencia de Vox para poder sacar adelante los Presupuestos autonómicos y las principales iniciativas de sus gobiernos.
La presidenta extremeña tiene 28 diputados del PP e Ignacio Higuero que actúa como independiente, pero dentro de la Junta, y le prestará apoyo. Esos 29 diputados están lejos de los 33 que conforman la mayoría absoluta por lo que los 4 diputados de Vox le serán imprescindibles en determinados momentos.
Mazón, por su parte, tiene los 40 escaños del PP pero necesita, al menos, 10 de los 13 de Vox para llegar a los 50 que marca la mayoría absoluta en la Cámara autonómica.
El adelanto electoral no está en la agenda de ninguno de los dos presidentes autonómicos y la intención de ambos es agotar la legislatura y contar con apoyos puntuales del resto de grupos parlamentarios.
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