La labor de integración de Carlos Mazón continua hacia quienes mantuvieron un pulso con él para conseguir la presidencia regional del PP valenciano. Los últimos nombramientos del segundo escalón de la Administración autonómica así lo confirman.
La más llamativa, y que se venía rumoreando con fuerza en el partido, es la de José Vicente Anaya, alcalde de Ayora con incontestables mayorías absolutas. Su incorporación como director general de Gestión del Sistema Sociosanitario y del Instituto Valenciano de Formación supone, de hecho, cerrar el círculo del nuevo orden en el PP de la Comunidad Valenciana.
Anaya llevó hasta el extremo final su intención de presentar candidatura al congreso regional celebrado el 4 de junio de 2021 y se enfrentó a Carlos Mazón por alcanzar la Presidencia del partido en un momento de dificultad por los últimos resultados electorales que había cosechado esta formación y por las gestoras sucesivas en la provincia de Valencia y cambios en la dirección con la salida de Isabel Bonig.
Victoria aplastante
La contienda estuvo muy desequilibrada y pronto se pudo comprobar que Mazón ganaría holgadamente como así sucedió con más del 96% de los votos emitidos frente al poco más del 3% obtenido por la candidatura de Anaya (persona que hasta es momento era muy próxima a la alcaldesa de Valencia, María José Catalá).
Esa circunstancia, sin embargo, no impidió que hubiera un deshielo progresivo entre ambos que se refrendó cuando Mazón –aunque orgánicamente le correspondía decidirlo al presidente provincial de Valencia, Vicente Mompó– no puso pegas a que repitiera como candidato a la Alcaldía de Ayora.
Anaya cumplió su parte y reeditó una nueva mayoría absoluta en esta población valenciana del interior de la provincia y el triunfo de Mazón abrió un abanico de posibilidades para integrar a quienes habían sido críticos con él.
La primera pista llegó en la toma de posesión de Carlos Mazón donde Anaya se dejó ver en el ágape ofrecido en la plaza Manises a la sociedad civil valenciano y donde pudo departir amigablemente con Mazón.
Soriano, también
También ha integrado Mazón a Stephane Soriano, concejal de Benaguasil, que amagó con presentarse también al congreso regional para lograr la Presidencia de la Generalitat. Su pulso fue más breve y ya en mayo de 2021 (a un mes del congreso), en el acto de presentación de la candidatura de Carlos Mazón dejó aparcadas sus intenciones y decidió apoyar a Mazón.
Este gesto le valió luego integrarse en la dirección regional del PPCV y ahora Mazón lo ha nombrado como director general de Igualdad en la Generalitat con lo que tiene a sus dos contendientes del Congreso regional (uno en grado de tentativa y otro consumado) dentro del segundo escalón del Gobierno valenciano.
Otro que intentó esa aventura fue el expresidente de Nuevas Generaciones de la etapa de Francisco Camps, José Luis Bayo, quien incluso se atrevió con presentar en su día candidatura a la Presidencia del PP nacional contra Pablo Casado.
Considerado como un 'outsider' dentro del ecosistema del PP valenciano, Mazón no ha reparado en él y no supone ningún contrapeso interno a tener en cuenta.
Adsuara, también salvado
También el alcalde de Alfafar, Juan Ramón Adsuara, –otro verso suelto en la organización– pero acaparador de mayorías absolutas para el PP en esta localidad del área metropolitana de Valencia, planteó su apoyo a José Vicente Anaya.
Esta circunstancia tampoco ha impedido que Adsuara repitiera con permiso de Mazón, con resultado exitoso, como candidato a la Alicaldía de Alfafar y que el propio presidente del PP valenciano haya acudido en varias ocasiones a reclamar el soterramiento de las vías al paso por esta población que tantas desgracias está causando.
Mazón ha sabido interiorizar su ascenso en el partido y su acceso a la Presidencia de la Generalitat con naturalidad y con estos últimos gestos ha logrado cerrar el debate de las 'familias' que tanto daño ha hecho al PP valenciano en la etapa de 2015 a 2023.
Incluso el presidente valenciano ha respetado a muchos de los ayudantes de equipos precedentes en dentro del partido. Esa ha sido su máxima y, de momento, su acierto, para aglutinar voluntades en torno a su figura sin hacer daño de manera gratuita que suele ser moneda de cambio habitual en las formaciones políticas en épocas de cambio.
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