Comunidad Valenciana

La pérdida de la sede social del Sabadell en Alicante se sumaría a 15 años de derrumbe financiero

El ecosistema de cajas y bancos en la Comunidad Valenciana colapsó a finales de la primera década del siglo. La preocupación por la falta de oferta y la fluidez de los créditos aumenta

La posible pérdida de la sede social del Banco Sabadell en Alicante si finalmente prospera la fusión con el BBVA amenaza con cerrar el círculo de 15 años de derrumbe del sistema financiero con origen en la Comunidad Valenciana.

Es lógico que el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, haya expresado esta semana su "preocupación por la falta de oferta" que provocaría esta fusión constriñendo aún más las posibilidades a las que pueden acceder los ciudadanos de Alicante, Valencia y Castellón.

Es la misma mirada que tienen los representantes empresariales que observan con preocupación como esta fuga puede provocar "una menor fluidez de los créditos" que son básicos para una economía como la valenciana basada en un potente sistema de pequeñas y medianas empresas.

Un símbolo

La sede social en sí tampoco es un tractor económico (más allá de la recaudación del Impuesto de Sociedades) para Alicante y su provincia, pero sí es desde 2017 (cuando se trasladó a esta capital por el desafío independentista en Cataluña) un símbolo de reputación económica que ha servido para atraer la instalación de varias empresas en el entorno.

La presencia del Sabadell en Alicante creció exponencialmente a partir de noviembre de 2011 cuando compró por la cantidad simbólica de 1 euro la antigua Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), intervenida previamente desde julio de ese año por el Banco de España.

Asumía las cuentas de la antigua caja alicantina y contaba con la protección del Estado que ejecutó una ampliación de capital de 2.249 millones de euros y que garantizaba cubrir el 80% de las pérdidas de la cartera crediticia de la CAM (entonces de 24.600 millones de euros), durante los siguientes 10 años.

1.200 empleados

El resultante de esa operación se ha traducido una década después en que el banco aún mantiene unos 1.200 empleados en Alicante y su provincia (algo más del 10% total del Sabadell). En la ciudad, prestan sus servicios más de 500 de esos empleados, embarcados en diferentes tareas en los dos edificios corporativos que en su día lo fueron de la CAM.

Eso está en riesgo con la hipotética fusión del Sabadell con el BBVA, ya que la pérdida de la sede social que volvería a Cataluña, en el caso del Sabadell, y se mantendría en Bilbao, en el caso del BBVA, hace poco comprensible la continuidad de todos los empleados citados anteriormente en la capital alicantina.

Oficinas menguantes

En total el Banco Sabadell tiene 211 oficinas en la Comunidad Valenciana -132 Alicante, 61 en Valencia y 17 en Castellón-, mientras que su potencial comprador tiene en la actualidad 200 –100 en Valencia, 79 en Alicante y 21 en Castellón–. Por ello, es probable que también se perdiera un número sustancial de oficinas.

Esta contracción del sistema bancario con origen en la Comunidad Valenciana llegó un poco antes que en el caso de la CAM con el terremoto financiero en la capital del Turia.

Bancaja

La caja de ahorros situada en el top cinco del sistema financiero español, Bancaja, cayó en 2010 en manos de la matriz Banco Financiero y de Ahorros-Bankia que procedieron al 'rescate' de 7 cajas de ahorro que fueron víctimas de la crisis inmobiliaria.

Caja Madrid, Bancaja, Caja Canarias, Caja Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja se integraron en lo que meses después fue la marca comercial Bankia. Sólo dos años después el Estado tuvo que rescatar también a Bankia y posteriormente acabó absorbida por Caixabank que fijó su sede social en Valencia, donde aún permanece.

1 euro, como la CAM

No queda nada más. Ni siquiera el Banco de Valencia, cuyo accionista mayoritario era Bancaja desde 1994, se salvó de la quema. Como la CAM, este banco referencia de la burguesía valenciana durante décadas, fue adjudicado a Bankia por la módica cantidad de 1 euro.

Ese derrumbe del ecosistema financiero valenciano con entidades cada vez más grandes y alejadas de los pequeños y medianos depositantes es lo que más preocupa a políticos y empresarios en la Comunidad Valenciana.

Oferta concentrada en pocas manos, medidas más estrictas para el crédito, menos oficinas y personal para atender a colectivos como el de las personas mayores dibujan un panorama preocupante. La Comunidad Valenciana aún se mantiene en el cuarto lugar en cuanto al número de depósitos pero con apenas un 9% de la cuota nacional, por detrás de Madrid (más del 25%); Cataluña (15%) y Andalucía (11%).

En cuanto a la concesión de créditos, la rebaja es significativa a nivel nacional (más de un 2% de caída), pero en la Comunidad Valenciana se supera el 5% en negativo. Cifras que unidas a la posible fusión del BBVA con el Sabadell y sus consecuencias hacen temer que la cuesta abajo del sistema financiero en la región se pueden extender otro lustro más.

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