Comunidad Valenciana

Ribera no finalizó los tanques de tormenta para la Albufera, pese a las peticiones, y la DANA ha agravado los vertidos

La exconsellera de medio Ambiente Salomé Pradas reclamó en abril "celeridad" al Ministerio y el Ayuntamiento de Valencia reprobó a la ministra

Teresa Ribera, la todavía ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico –que será sustituida por la actual secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen– no ha finalizado la construcción de los siete depósitos de tormenta que tienen por objeto minimizar los vertidos a la Albufera. Los continuos retrasos en este proyecto que arrancó en 2010 han provocado que la tremenda riada del barranco del Poyo acabara con todo tipo de residuos en el lago que lucha por convertirse en Reserva de la Biosfera.

Los sietes depósitos de tormenta que están en paralelo a la pista de Silla, flanqueando la Albufera, están en ejecución y la empresa Acuamed –dependiente del departamento de Ribera– explicaba antes del verano que deberían estar "listos para entregar" a finales de este año, aunque eso no supondría su entrada en funcionamiento porque después se debería acometer la entraga a la empresa encargada de su explotación.

La tremenda riada que bajó por el barranco del Poyo ha provocado que estos tanques de tormentas no hayan podido cumplir su función por los inexplicables retrasos del Ministerio de Ribera en acometer estas obras que tiene un coste de 60 millones de euros. Las conexiones eléctricas y las "interferencias con otras infraestructuras" han sido algunas de las excusas proporcionadas por Acuamed en los últimos meses.

Advertencia de Pradas

La realidad es que el pasado 12 de abril, la entonces consellera de Medio Ambiente del Gobierno valenciano, Salomé Pradas (que posteriormente pasó al departamento de Justicia e Interior) reclamaba al Ministerio de Transición Ecológica y a Acuamed "celeridad en la construcción de los tanques de tormenta y colectores, tal y como estaba previsto, para que el exceso de agua generada por algún episodio de lluvias torrenciales no vaya directamente al lago”.

Pradas tuvo un llamamiento premonitorio a Teresa Ribera para que esos depósitos estuvieran concluidos antes de la temporada de las principales gotas frías en la Comunidad Valenciana que siempre se sitúan entre octubre y noviembre.

La "indolencia" de la que el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, acusaba a Ribera se explica bien en esta obras (como sucedió en la falta de acondicionamiento del barranco del Poyo) porque los tanques de tormenta fueron calificados como de emergencia en el Programa Agua en 2024.

Colapso del colector

Sin esas infraestructuras básicas, la riada del pasado 29 de octubre colapsó el colector oeste y estos depósitos no pudieron  recoger las aguas procedentes de las poblaciones y los polígonos industriales inundados y los vertidos han ido a parar directamente al lago.

La capacidad de los siete tanques es suficiente como para poder albergar las primeras aguas que son las más contaminadas. El departamento de Ribera, no obstante, no ha llegado a tiempo con la DANA del pasado día 29 de octubre. Es algo que sí ha podido minimizarse en la ciudad de Valencia donde el pasado verano se pudo poner en marcha un depósito de tormenta en la pedanía de El Saler con capacidad de 957 metros cúbicos y una inversión de 2,4 millones de euros.

Reprobada en el Ayuntamiento

El Ayuntamiento de Valencia, con María José Catalá a la cabeza, tiene previsto construir esta legislatura otros siete depósitos en la plaza de Europa, el paseo de La Alameda, la avenida de la Plata,, la calle Eivissa, el barrio de La Malvarrosa y un segundo almacenamiento en El Saler. También está previsto construir otro en Nazaret, aunque en este caso lo costeará como carga urbanística el promotor del plan.

Catalá, como Pradas, también pidió en mayo que se acelerara la construcción de los depósitos de tormenta de la pista de Silla para proteger el lago de la Albufera. Es más el Gobierno municipal formado por PP y Vox reprobó a la ministra en un pleno por "no enviar el agua que necesita la Albufera" y también “ por la falta de protección necesaria hacia el entorno natural más preciado de Valencia, su corazón medioambiental”.

El acuerdo adoptado recogía que el Gobierno debía retomar "de forma urgente las obras de puesta en funcionamiento de los seis depósitos de retención, los tanques de tormenta, que se sitúan en el eje oeste del parque natural, entre Silla y Valencia”. Instaba a Ribera a “que lo haga ya para poder captar las aguas contaminadas y que no lleguen a la Albufera”.

La inacción y lentitud de Teresa Ribera en esta cuestión ha provocado finalmente que la riada haya depositado toaliitas, botellas de plástico, heces de perro, grasas de los coches, aceites, vertidos de los polígonos, neveras, lavadoras, medicamentos o pinturas en la Albufera que está al borde de una catástrofe ecológica y con la próxima plantación de arroz en peligro.

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