La decisión que Ximo Puig tiene tomada después de los resultados electorales del pasado domingo es la de no agotar la legislatura en los escaños que ocupa la oposición en el Parlamento valenciano. La ciudadanía ha decidido que esa bancada es el lugar en el que ha de estar el proyecto que encabeza el expresidente valenciano y Puig no planea comandar a los socialistas valencianos los próximos años, según han trasladado a Vozpópuli fuentes del partido.
El análisis que realizó Puig el pasado domingo nada más conocer que no podría repetir en la Presidencia de la Generalitat se asemeja más a su pensamiento real que al que expuso después de la comisión ejecutiva nacional del PSOE valenciano celebrada el pasado martes.
La gran satisfacción es irme con el deber cumplido y haciendo lo mejor que he podido hacer. Es un honor inmenso ser presidente de los valencianos, el mayor honor de vivida y siempre lo llevaré en mi corazónXimo Puig
En la noche electoral Ximo Puig explicó que "la gran satisfacción es irme con el deber cumplido y haciendo lo mejor que he podido hacer. Es un honor inmenso ser presidente de los valencianos, el mayor honor de vivida y siempre lo llevaré en mi corazón". La alocución del político morellano sonaba a despedida y eso es exactamente lo que ha programado Puig.
Puig también anunciaba la noche del batacazo electoral que en la comisión ejecutiva nacional hablarían de "la configuración de la alternativa" al PP y a Vox desde las filas socialistas.
Sánchez obliga a postergar el plan
El anuncio de Pedro Sánchez de convocar las elecciones generales el 23 de julio, sin embargo, sólo ha hecho que aplazar esos planes del presidente valenciano en funciones. Al término de esa comisión ejecutiva nacional Puig hablaba de "responsabilidad con la sociedad valenciana y con mi partido" para justificar su continuidad al frente de los socialistas valencianas.
Las mismas fuentes aseguran, no obstante, que Puig tiene ya planificada una retirada progresiva de la primera línea de la política.
Tres hitos
El primer objetivo del presidente valenciano es conseguir llevar al PSPV hasta la cita del 23-J sin las fisuras que siempre provoca una derrota electoral y una eventual sucesión del liderazgo. A ello, sin duda, contribuirá que no salte del barco quien ha sido el capitán durante la última década.
El segundo será el traspaso de poderes institucional. La cesión de su sillón presidencial a Carlos Mazón está en ese calendario que Puig no puede eludir. La previsión para que esto se produzca marca que Puig podría estar en una situación de presidente en funciones hasta el mes de agosto o septiembre dependiendo del apoyo de la Cámara autonómica al líder del PP que fue el más votado el 28-M.
Y la tercera y última etapa es la marcha de Puig de la secretaría general del PSOE valenciano. Los resultados del 23-J determinarán, con bastante probabilidad, la celebración de un congreso extraordinario federal de los socialistas y Puig quiere estar en él para contribuir a los cambios importantes que se pueden producir en el futuro del partido.
Hasta el congreso extraordinario
Pasar a un segundo plano no significa desentenderse y las mismas fuentes señalan que para Puig es "muy importante" también el futuro del PSOE valenciano al que no quiere dejar abandonado a su suerte.
El XV congreso nacional del PSPV tocaría celebrarlo en el año 2025 pero la idea es que, una vez aclarada la jerarquía federal –tras las elecciones del 23 de julio– se celebre un congreso extraordinario en el ámbito autonómico.
Ximo Puig considera que los meses de octubre o noviembre serían meses idóneos para abordar un relevo al frente de la secretaría general del PSOE valenciano y tener prácticamente toda la legislatura por delante para recomponer a los socialistas valencianos y sus nuevas dinámicas con partidos situados a su izquierda como Compromís, lo que quede de Podemos y lo que emerja del Movimiento Sumar de Yolanda Díaz.
Puig pasaría ya en ese momento a ser uno de los referentes del partido pero sin la responsabilidad de encabezar esa alternativa ante la hornada de dirigentes populares como Carlos Mazón, María José Catalá, Marta Barrachina, Pablo Ruz o Begoña Carrasco que aún no alcanzan la cincuentena y han logrado ponerse al frente de instituciones de relevancia.
Presencia en las Cortes
La permanencia de Puig en las Cortes Valencianas va a depender de ese calendario orgánico. Las elecciones generales del 23 de julio harán que toda la previa hasta el debate de investidura sea de campaña electoral. Y la celebración de ese debate, cuya fecha está aun por determinar, marcará la intención de Puig.
Las fuentes consultadas dan por hecho que Puig recogerá el acta de diputado pero que no será quien protagonice ese debate por parte del PSOE valenciano. Sería difícil de "asimilar" ver al presidente de los últimos 8 años confrontar con quien le ha arrebatado el puesto.
Salvado ese debate, el mes de agosto es un mes prácticamente inhábil en la Cámara autonómica y Puig no tendría que hacer acto de presencia hipotéticamente hasta septiembre, prácticamente en puertas del paso al lado que Puig quiere dar el en PSPV.
Dice no a Madrid
En cualquier caso, no tiene previsto agotar la legislatura en esos escaños de la oposición en una situación en la que las citadas fuentes incluyen a otros cargos del actual Gobierno valenciano como Gabriela Bravo o Miguel Mínguez que podrían seguir los pasos de Puig.
El presidente valenciano sí ha sido claro en que "mi sitio está en la Comunidad Valenciana", evitando así cualquier especulación sobre una posible salida al Congreso o al Senado. El 19 de junio han de estar hechas las listas para las Cortes Generales y Ximo Puig no estará en ellas.
Joan Lerma, Eduardo Zaplana o Alberto Fabra eligieron en su momento, al abandonar la Presidencia de la Generalitat, ir al Congreso o al Senado. Zaplana hace fuera que ya está fuera de la política y Lerma y Fabra siguen en la Cámara Alta.
Sin ese hueco nacional que ha descartado, pese a que Pedro Sánchez era proclive a ofrecérselo, a Puig ya no le queda más que el escenario de guiar a sus compañeros hasta la reconstrucción del partido tras ocho años de gobiernos que ahora se han visto truncados en el ámbito autonómico y también en el municipal en lo que atañe a las grandes ciudades de la Comunidad Valenciana.
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