La Comunidad Valenciana es la región de toda España con más peligro para sus habitantes de sufrir una inundación en sus viviendas. Más de medio millón de valencianos viven en terrenos potencialmente inundables y que son fruto de muchas décadas donde el urbanismo ha vivido de espaldas a la opinión de los geólogos y expertos en diseño del territorio.
Más de 70 municipios de la provincia de Valencia están en una situación de vulnerabilidad frente a posibles inundaciones, mientras que en Alicante hay otros 34 y otros 10 se sitúan en la provincia de Castellón.
Una de las principales problemáticas en las últimas décadas ha sido la aplicación de un urbanismo basado en el desarrollo de las poblaciones en las inmediaciones de las grandes ciudades sin tener cuenta las características de los terrenos donde se levantaban los edificios o casas rurales.
Influencia fluvial
Los geólogos no han sido muy escuchados en una expansión urbanística basada en el deseo de mucha gente de vivir en la fachada mediterránea pero sin respetar las zonas de influencia de cauces de los ríos, barrancos y torrenteras.
La DANA del pasado martes en Valencia muestra bien a las claras ese tipo de urbanismo que, aplicado al fenónemo extremo de esta semana, revela la gran cantidad de carreteras y otros tipos de obstáculos que se hacen en perpendicular al barranco del Poyo taponando la salida del agua inicialmente y luego (cuando se rompe ese 'tapón') viajando a una velocidad que ha arrasado las poblaciones de l'Horta Sud junto a la capital del Turia.
La crecida brutal del caudal de agua de ríos y barrancos en el interior provocó que esa masa de agua bajara hacia su desembocadura atravesando e inundando muchas de esas localidades expuestas a las inundaciones.
Los pueblos y la ciudades crecían originalmente en zonas más protegidas pero su futuro crecimientoi ha provocado que se comentan imprudencias. En Chiva, por ejemplo, hay casas que conviven con el barranco que ha resultado más destructor en número de víctimas. Las paredes lindan con el muro de esa canalización de agua.
Son ejemplos muy extremos pero que recuerdan la peligrosidad de ocupar zonas por las que el agua puede discurrir si hay precipitaciones extremas que alcanzar carácter tropical, como la del pasado martes.
Fenómenos recurrentes
La riada de Valencia de 1957 provocó la inundación de muchos barrios de la ciudad, causó muertes, pero la parte de la Catedral se quedó prácticamente en seco. El origen de la ciudad era segura.
Y tampoco se puede aludir a que estos fenómenos sean extraños, ya que la capital del Turia y su entorno han sufrido más de 60 inundaciones documentadas desde el siglo XIV.
El Plan de Acción Territorial sobre Prevención del Riesgo de Inundación en la Comunidad Valenciana trata desde hace dos décadas de frenar la construcción de viviendas en zonas inundables –se ha evitado levantar edificaciones en 15.000 hectáreas– y de actuar sobre aquellas que están especialmente expuestas.
12% del territorio
Ahora bien, son miles los inmuebles que ya están construidos en zonas de riesgo y 280.000 hectáreas (un12% del territorio de la Comunidad Valenciana) que están ocupadas por edificios, casas rurales, chalés, urbanizaciones o diseminados. La naturaleza ha demostrado que edificar en zonas demasiado próximas a ríos y a la costa, o incluso ganándoles terreno, puede tener un elevado precio.
Es por ello, que los expertos en meteorología consultados por Vozpópuli hacen un llamamiento a "clarificar" el sistema de alertas (que evidentemente no han funicionado)porque entienden que las lluvias extremas van a seguir formándose en el entorno de un Mediterráneo cada vez más cálido. Los miles de viviendas no se van a demoler pero, al menos, la población podría conocerlo con anterioridad y ponerse a salvo.
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