La Audiencia Nacional ha condenado a 389 años de prisión al miembro de ETA Iurgi Garitagoitia por colocar en enero de 2009 un artefacto explosivo en un repetidor de telefonía de Hernani y dos bombas trampa en las cercanías para alcanzar a los ertzaintzas que acudiesen tras la primera explosión.
En la sentencia, dictada por la sección tercera de la Sala de lo Penal, se le considera autor de 25 delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa y de los delitos de daños terroristas y tenencia de explosivos y se fija en 20 años el límite máximo de cumplimiento de la pena.
Garitagoiti fue juzgado la semana pasada en la Audiencia tras ser entregado temporalmente por Francia, donde cumple condena por asociación de malhechores por su pertenencia a ETA.
Preparó y colocó los explosivos
El tribunal ha confirmado la pena solicitada por la Fiscalía y considera probado que el etarra, como miembro del comando Ezuste, preparó y colocó los artefactos explosivos junto a Joanes Larretxea Mendiola y Manex Castro, ya condenados por estos hechos.
Uno de los artefactos, colocados junto al repetidor situado en el cerro de Santa Bárbara de Hernani, explosionó a la 1 de la madrugada del 16 de enero de 2009 y los otros dos pudieron ser desactivados por los técnicos a primera hora del día.
A diferencia del primer artefacto, estas dos últimas bombas tenían una importante carga de metralla; estaban ocultas a ambos lados del camino entre la maleza, dispuestas para explotar si se movía el sedal que las unía (dispositivo que no funcionó); y una tenía además un temporizador para explotar sobre las 3.30 horas, pero hubo un fallo en la conexión.
Eran, según la sentencia, dos bombas trampa "cuya finalidad no podía ser otra que la de alcanzar al mayor número posible de miembros de la Ertzaintza cuando fuesen al lugar con motivo de la primera explosión".
El tribunal recuerda en su sentencia que ETA reconoció expresamente su intención de matar con las bombas trampa en la reivindicación del atentado que hizo unos meses después en el diario Gara.
Garitagoitia admitió en el juicio que confeccionó unos artefactos que le encargó la banda, pero aseguró que se los dio a otro miembro de su comando y que desconocía que iban a ser usados como bombas trampa.
Que participo en la confección de las bombas quedó acreditado porque se encontró su ADN en los dos artefactos que no explotaron, pero el tribunal rechaza que no supiera la acción que se preparaba porque para hacer las bombas hay que conocer "en detalle" el objetivo que se pretende alcanzar.
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