El condenado había sido acusado de cuatro delitos de malos tratos, de un delito de maltrato habitual, de un delito de asesinato por ensañamiento con la agravante de cometerse sobre persona especialmente vulnerable por razón de enfermedad en su modalidad de comisión por omisión, y de un delito contra la intimidad.
Los hechos ocurrieron en el año 2019. Según el fiscal, el acusado, con una frecuencia que fue aumentando según pasaba el tiempo, maltrataba psicológica y físicamente a su pareja. A consecuencia de la última agresión, la víctima se derrumbó física y emocionalmente. Se encerró en casa sin apenas hablar con nadie y se despreocupó de su alimentación y del cuidado de la diabetes tipo 1 que sufría desde hacía tiempo, en un ámbito de consumo abusivo de cocaína. Todo ello provocó un progresivo empeoramiento de su estado físico.
La víctima contactó en varias ocasiones con el acusado, pidiéndole ayuda solo a él, ya que por vergüenza de la situación no quiso pedirla a su familia. El acusado, sabedor de la enfermedad que sufría y siendo consciente de que estaba solo en sus manos, a pesar de percatarse de los síntomas relacionados con la diabetes, que exigían intervención inmediata, decidió no hacer nada y asistir impasible durante horas al deterioro progresivo de la víctima hasta que falleció. Además, para construirse una coartada, grabó varios fragmentos de vídeo donde se le observaba dispuesto a realizar una ayuda a la víctima, en situación de creciente debilidad, demandante de ayuda, desnuda y casi desfallecida, atentando la dignidad de ella. El fiscal pide la pena de prisión permanente revisable por el delito de asesinato y 11 años de prisión en total por el resto de delitos.