Un hombre que agredió a otros dos por razones de odio ha sido condenado en Valencia a la pena de un año de prisión pero se suspenderá su ingreso en el establecimiento penitenciario tras haber pagado las indemnizaciones y aceptar hacer dos cursos: uno por su adicción al alcohol y otro relacionado con la no discriminación.
Se trata, según ha explicado a Europa Press la fiscal coordinadora de los delitos de Odio en Valencia, Susana Gisbert, de la primera vez que se acepta seguir este curso de no discriminación en la Comunitat Valenciana.
La ley permite suspender el cumplimiento de la privación de libertad cumpliendo una serie de condiciones o acciones y, entre ellas, están previstos los programas formativos, laborales, culturales, de educación vial, sexual, de defensa del medio ambiente, de protección de los animales, de igualdad de trato y no discriminación y otros similares.
Totalmente arrepentido
En este caso, en un juicio por conformidad en el que el condenado se ha mostrado totalmente arrepentido por lo ocurrido, se ha optado por el curso de la no discriminación, además de otros condicionantes para evitar la cárcel. Si no lo cumpliera, ingresaría finalmente en el centro penitenciario.
"Este tipo de cursos son buenos tanto para los condenados como para las víctimas. En muchas ocasiones a las víctimas creo que lo que más les resarce es pensar que la persona se ha arrepentido y que se va a concienciar sobre lo acontecido para que no vuelva a ocurrir", ha afirmado Gisbert, que ha añadido que estos cursos son muy comunes en violencia de género y, recientemente, en casos relacionados con el derecho animal.
Los hechos juzgados en este procedimiento concreto se remontan a julio de 2020, cuando el ahora condenado se dirigió a una persona que estaba sentada en la terraza de un bar de Valencia y le dijo "ruso de mierda, márchate a tu puto país". Tras ello, le golpeó con una jarra de cerveza y con una pizarra en la cabeza, impacto que le dejó inconsciente.
Acto seguido, entró en el interior del establecimiento y se dirigió a la propietaria diciéndole: "Dame un cuchillo que lo voy a rematar". Al percatarse el hombre de que la dueña había llamado a la Policía, salió huyendo.
Instantes después, entró en otro bar, le espetó al propietario, de nacionalidad china, que los chinos no debían estar trabajando en España y le golpeó con un botella en la oreja. La Policía lo encontró y lo detuvo. Una de las víctima sufrió una lesión en el codo por la que le tuvieron que poner grapas y, la otra, lesiones en la oreja y en el cuello.
Por lo ocurrido, Fiscalía pedía para el hombre siete años de prisión por un delito de odio y dos de lesiones. No obstante, finalmente se ha llegado a un acuerdo por el que el acusado ha reconocido los hechos, se ha mostrado arrepentido y se le ha reducido la condena.
Así, se le ha fijado un año de prisión y el pago de seis meses de multa. Y se ha decidido suspenderle la entrada en la cárcel al haber abonado la indemnización a las víctimas y con dos condiciones: un curso de deshabituación del alcohol y otro relacionado con la igualdad y la no discriminación.