El conflicto lingüístico en Cataluña, particularmente el que se da en las escuelas a raíz la lucha entre el gobierno independentista que apuesta porque toda la enseñanza sea en catalán y quienes creen en un sistema bilingüe que no lastre a los alumnos, ya no se circunscribe solo a España. Ahora, se trata de un asunto que tiene una relevancia internacional, como evidencia su aparición en el semanario británico The Economist.
Dicho medio publicó el pasado 4 de enero un reportaje titulado "El conflicto latente de la enseñanza en castellano en las escuelas catalanas".
En él, se aborda precisamente esta relevancia internacional que se evidenció el pasado diciembre cuando una delegación del Parlamento Europeo viajó a Cataluña para conocer de cerca este asunto.
El artículo hace una radiografía del contexto regulatorio de los idiomas en la educación: "En la década de 1980 Cataluña inició una transición hacia la enseñanza de todas las materias en catalán, excepto el español. Hace varios años, el máximo tribunal de la región dictaminó que al menos el 25% de las clases deben impartirse en español. El gobierno regional, liderado por separatistas, aprobó luego una ley que permitía a los directores de escuelas aumentar o reducir el nivel de enseñanza en español, según las necesidades", explica.
Tras la publicación del informe PISA, que mide el rendimiento académico de los alumnos en diferentes asignaturas, este dio un resultado muy negativo a los resultados de enseñanza de las escuelas catalanas que podría evidenciar el problema de que la mayoría de los contenidos se impartan en catalán, la que no siempre es la lengua materna de todos los estudiantes en Cataluña, como los inmigrantes.
De hecho, Cataluña se sitúa por debajo de la media de España, de la UE y de la OCDE con 477 puntos. Por delante están Castilla y León (506), Madrid (502), Valencia (483) o País Vasco (480).
La situación en las escuelas
"En Cataluña, los resultados se vieron a través de los lentes del nacionalismo y el lenguaje, como ocurre todo. España había perdido terreno desde la última vez que se realizaron las pruebas, en 2018".
"Pero los estudiantes en Cataluña perdieron aún más", explica el texto, que incide en que "los hispanohablantes nativos obtuvieron peores resultados que los catalanes, un fracaso que los críticos se apresuraron a achacar a la política lingüística".
De hecho, el reportaje evidencia la situación en las escuelas, como en la de San Jaume, "una escuela primaria en El Prat de Llobregat, un pueblo de habla hispana cerca de Barcelona, todos los carteles están en catalán".
A pesar de que "solo alrededor del 10% de los alumnos son hablantes nativos de catalán, afirma el director Arturo Ramírez", como refleja el artículo, este añade que en dicha escuela "se anima amablemente a un alumno que hace una pregunta en español a que lo intente en catalán".
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