El asesinato de Kayle Villar Pons ha puesto de relieve la problemática de las bajeras de Pamplona, donde se ha incrementado los focos de conflictividad en las últimas semanas. Los agentes de la Policía Municipal y la Policía Nacional están haciendo todo lo que pueden en esta zona. El homicidio de la joven el pasado en la madrugada del pasado miércoles se suma a los incendios intencionados, las agresiones sexuales o los robos que sufren los vecinos de la zona por parte de los inquilinos de estas dependencias, según informan fuentes policiales a Vozpópuli.
Los conflictos en las bajeras están a la orden del día. Muchas de estas habitaciones están okupadas por marroquíes que se dedican principalmente a los robos y al trapicheo de sustancias estupefacientes, según estas mismas fuentes. A principios de este año, el Ayuntamiento de Pamplona detectó un incremento de las peticiones de licencias para transformar las bajeras en viviendas.
Estos espacios son utilizados por cuadrillas de jóvenes de la zona que las llenan de amigos cuando llega el mal tiempo para disfrutar de tiempo juntos resguardados. Sin embargo, hay quien busca el negocio con estas bajeras como ha detectado el Consistorio.
Muchas de estas solicitudes se realizaron cuando las obras ya estaban terminadas y los negocios puestos en marcha. Una práctica ilegal que trajo consigo a un nicho importante de personas con pocos recursos económicos y algunos de ellos dedicados a la práctica delictiva. Se da principalmente en la zona de Rotxapea, Milagrosa y Lezkairu.
Las fuentes policiales consultadas por Vozpópuli detallan que en algunas de estas bajeras los inquilinos incluso pernoctan en diferentes tiendas de campaña. El rechazo de algunos vecinos a arrendar estas habitaciones a ciertas personas ha terminado en alguna ocasión con incendios premeditados como represalia.
Los sucesos en las bajeras de Pamplona
Uno de los hechos más destacados que se ha vivido en Pamplona en los últimos meses fue el robo de una maleta con una importante cantidad de dinero. El equipaje desapareció de un portal en el Casco Antiguo. Esta ubicación era en realidad un recibidor que tienen las monjas. El autor de la sustracción, un hombre de 35 años, fue detenido por un delito de hurto. No apareció la maleta ni el dinero.
En las últimas semanas también se ha detenido a más personas por robos con violencia de teléfonos móviles. Los implicados, que son okupas de las bajeras, son tan rápido arrestados como se decreta su puesta en libertad mientras van acumulando detenciones.
Las autoridades esperan que el brutal asesinato de Kayle Villar Pons, de 20 años, signifique un punto de inflexión en las decisiones judiciales. Esta chica fue apuñalada en una veintena de ocasiones por un marroquí que acumulaba una docena de detenciones.
Así, la víctima convivía con otras seis personas, entre ellas el homicida, en una bajera que era propiedad de su padre. Se da la circunstancia de que no había ningún expediente de solicitud para conversión de la bajera en domicilio. Según avanzó el Diario de Navarra en 2023, había un expediente abierto por quejas vecinales por lo que se reclamó a este hombre que cesara la actividad de alquiler.
El asesinato de Kayle
El enfrentamiento de la familia de Kayle con el presunto asesino venía de lejos. Había sido denunciado por el padre, su pareja y por la joven. "Me acusaba de racista. Fuimos al juzgado a pedir la orden de alejamiento otra vez. Dijo que iba a matar a mi hija y a mi pareja. Llamamos a la Policía Nacional, vinieron y después se marcharon. No hicieron nada más. Todo esto se podría haber evitado", explicó el padre en declaraciones a los medios locales.
Este marroquí llego a intentar chantajear al propietario del piso. Le solicitó dinero para abandonar su habitación. El hombre no requirió a estas peticiones y pensaba que el procedimiento judicial le permitiría acabar con su presencia en su propiedad de Pamplona.
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