España

"Contaminados" por los grupos de WhatsApp del trabajo: "Hay que regularlos"

Esta herramienta "agiliza la comunicación, pero se sobreutiliza"

Recibir mensajes en el móvil fuera del trabajo es un problema grave. Provoca ansiedad, falta de desconexión y pérdida de atención por estar pendiente del teléfono. Lo asegura la psicóloga clínica María Pilar Berzosa, profesora de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), que apuesta por un protocolo que regularice el uso de estas herramientas fuera del horario establecido.

Muchos profesionales sufren "una contaminación" por este sistema de mensajería instantánea que puede ayudar en el trabajo, pero también puede tener efectos adversos si no se emplea de la forma correcta.

Esta herramienta en concreto, articulada en torno a grupos, "agiliza la comunicación" entre trabajadores de una empresa, "pero como en todo, cuando no hay un equilibrio y se sobreutiliza se convierte en negativo".

"Cuando un grupo se crea para algo concreto en el tiempo no pasa nada", explica esta especialista, "pero todos los grupos generados para algo que se van a mantener pueden crear problemas y, en el caso de los laborales, es donde podemos ver más presión por contestar, por atender en todo momento".

Así, "no solo dejamos de prestar atención al trabajo por algo de trabajo, lo que resulta paradójico", sino que, "si no se marcan límites, esa situación sigue al salir de la empresa".

Por eso, cree que dentro de las normas que ya existen para facilitar la desconexión digital de los trabajadores deben crearse protocolos de uso de esa aplicación concreta, que es la más extendida en grupos laborales, "en los que se establezca a qué hora se puede usar y cuando hay que estar conectado".

Una tarea en la que cree que deberían implicarse los delegados de prevención de riesgos laborales de las empresas, porque "al final hablamos de una cuestión de salud mental y salud laboral".

Por ejemplo, "se debe establecer en esos protocolos que, si alguien está en una reunión, no debe estar obligado a contestar todos los mensajes, porque incluso esa situación puede perjudicar a la propia empresa, aunque creamos que solo es una cosa rápida", detalla Berzosa.

Mirar a la otra persona

Aunque insiste en que una herramienta como esta aporta ventajas, incide en que en lo psicológico, aplicado al trabajo, tiene muchas derivadas, "porque nunca es igual que mirar a la cara a otra persona".

Por eso recomienda no solo el establecer normas de uso laboral de whatsapp, sino no abusar de él y "favorecer las reuniones cara a cara, para que las personas se miren a los ojos" y, "si no es posible porque varios trabajadores están en diferentes lugares, fomentar las viodeoconferencias".

"El estrés es la enfermedad que más ha aumentado en el siglo XXI y el estrés laboral va a más", ha subrayado esta especialista, que incide en que "tratar de centrarse en varias cosas en paralelo dispara ese problema" y es algo que fomenta esa herramienta.

Algunos consejos para evitarlo, además de establecer un protocolo con normas claras, son "dejar el móvil fuera de las reuniones" y "establecer un horario límite para estar conectado a un grupo de empresa".

"Deberíamos conseguir que la tecnología trabajara para nuestro beneficio, no para aumentar nuestras adicciones y nuestra ansiedad, que es en lo que estamos ahora", lamenta Berzosa, que asume que "el mundo capitalista en el que estamos nos marca un ritmo de vida negativo para muchas cosas".

Por eso cree que "habrá quien crea que regular el uso de esta aplicación es una tontería", pero "es lo mismo que ocurría hace décadas con las normativas sobre ergonomía o salud visual, por ejemplo", y "ahora esas cuestiones están dentro de la prevención de la salud laboral".

Además, "hablamos de la aplicación más extendida en el mundo laboral", pero "cada vez hay más empresas que obligan a los trabajadores a instalarse otras para estar todo el tiempo pendiente de ellas", asegura esta especialista, que investiga el concepto de la "tecnoferencia", que aborda cómo los dispositivos tecnológicos inciden en la vida cotidiana.

"Ya hay estudios de los efectos que tiene la tecnología en relaciones de pareja o familiares", pero "hay que dar luz también de lo que sucede en las empresas", concluye Berzosa.

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